Moncho y la mancha

Y he aquí el segundo álbum para trabajar la autoestima del artista, de la persona creativa. Moncho ha dibujado algo antes de dormirse, una mancha que, al despertarse, no sabe qué es. Así que sale a preguntar por ahí, a ver si alguien le da alguna idea. Todos dan su opinión e incluso algunos critican su trabajo de tal forma que hacen entristecer al niño. Al final de su búqueda, y como con una palpitación, Moncho descubre que lo que ha dibujado es una vaca. Y no importa lo que la gente diga de él, no importa que la gente diga que pinta manchas, porque él sabe que pinta vacas, y eso es suficiente…

Me recuerda a lo que muchos artistas habrán tenido que soportar de críticos (y todos llevamos a uno dentro) que, sin tener ni idea de qué hablan, se atreven a opinar (también llevamos a un Miguel Ángel dentro) o a decir, cuando oyen una música, que eso es solo ruido… En fin, no me atrevería a juzgar algo que desconozco.

Y esto lo aprendí ya hace mucho tiempo, hace ya muchos, muchos años, en una exposición de una artista muy conocido donde se podía recorrer su trabajo desde el boceto; desde la nota en una hoja tomada del natural, hasta la abstracción de esta que acababa siendo un cuadro incomprensible de líneas y colores… agradable pero, para mí, incomprensible. Aquel día entendí que esta gente sabe dibujar, solo que no tienen la necesidad (y sobre todo no tienen la obligación) de demostrárnoslo: simplemente pintan lo que sienten, como Moncho. Una exposición didáctica sin saberlo, seguramente, el artista.

“Moncho e a mancha”, lo escribió originalmente en gallego, Kiko Dasilva en 2001. Las ilustraciones, de él mismo, son figuras modeladas en una pasta blanca a la que después dio color resultando del todo originales y atractivas. En octubre de 2002 la editorial Kalandraka lo publicó y lo tradujo a las restantes lenguas de la península poniéndonos fácil y cómodo el poder disfrutarlo.

Por cierto, que varios cuadros de aquel artista (bueno, láminas, que mi economía no me permite un original) cuelgan ahora en mi casa: con la comprensión vino la apertura de mente… ¡Hasta la semana que viene!

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