Diógenes

Hoy os voy a hablar de mi autor infantil preferido. La primera vez que leí algo de Pablo Albo me quedé, yo creo que, asombrada, sería la palabra. Por fin un autor para niños que los trataba de tú a tú; unos textos, tirando a surrealistas, que me hicieron reír; los capítulos se iban encadenando uno tras otro hasta completar una obra maestra que, al final, me emocionó… Resultó ser (algunas veces hemos comentado por casa) como un Cortázar para niños. Aquel día leí “Diógenes”, el libro que os traigo esta semana.

Diógenes es un niño que colecciona todo aquello que encuentra y recoge. Y esto le viene de familia: ya sus abuelos coleccionaban charcos; su hermana, objetos inútiles; sus padres, gusanos de seda… Pero, “hay veces que esta manía de coleccionar tiene consecuencias inesperadas y no siempre buenas”, y si no, que le pregunten a su tío, el soltero, que colecciona cartas de amor…

“Diógenes” fue premio Lazarillo de cración literaria en 2008. Es un libro para niños de entre 9 y 11 años y está publicado por  Kalandraka (2010), en cuya edición se encarga de las ilustraciones Pablo Auladell. Y si os gusta este libro os gustarán muchos otros más de Pablo Albo… pero esto es otra historia… ¡Hasta la semana que viene!

Un regalo diferente

Hoy es mi cumpleaños, y se me ha ocurrido traeros este cuento que encuentro muy divertido para que los niños comprendan aquello de que los regalos no tienen por qué ser materialistas y que, muchas veces, son los mejores regalos que te pueden hacer.

Es el cumpleaños de Marcel y su amigo Tristán le regala un trozo de tela que le sobró de las cortinas. Tristán se queda decepcionado porque él esperaba una peonza pero, igualmente, se van a merendar. A partir de ese momento, la tela les es de mucha utilidad en todas las situaciones y aventuras que les van surgiendo a lo largo de la tarde. Finalmente, Marcel, reconoce que le ha gustado mucho más el trozo de tela que la peonza.

El texto es de Marta Azcona y las ilustraciones de Rosa Osuna, quien usa acuarela y pastel en el diseño de sus personajes que resultan fescos, originales y muy, muy expresivos. El dibujo de una figura a lápiz va siguiendo a los protagonistas siendo advertido solo por el perro de Marcel, que les acompaña, y resulta divertido buscarlo en cada página. Además, una foto singulariza el trozo de tela del resto de la ilustración convirtiéndola en un personaje más. Todo esto, junto con el texto repetitivo que añade dinamismo al cuento, lo convierte en algo muy original.

“Un regalo diferente”, lo tenéis publicado por la editorial Kalandraka (2005) y los de Bétera lo podéis encontrar en nuestra biblioteca municipal .

Por cierto, Lola, Pepe, ¡muchas gracias por vuestro regalo diferente! 😉

Bueno, pues, hasta la semana que viene…

Como cada mañana

Hoy os voy a hablar de uno de esos libros infantiles que, más que un cuento, es una obra de arte. De hecho, si visitáis la página web de Christian Voltz, os daréis cuenta de qué os hablo. Entre su trabajo encontramos cerámica, dibujos y, afortunadamente, libros infantiles. Y digo “afortunadamente” porque es una delicia hojear sus álbumes descubriendo cómo y qué ha utilizado para crear cada uno de sus personajes. Su trabajo es a base de alambres a los que da forma y objetos reciclados a los que les da una función especial en el contexto de la ilustración.

El descubrir las imágenes en las páginas de sus libros supone un gran entretenimiento ya de por sí, pero es que, además, los textos, aunque muy sencillos, están cargados de connotaciones, como es el caso del libro que os traigo hoy.  “Como cada mañana” (1998) nos cuenta la vida monótona y aburrida del Señor Leoncio quien ve como todo se le viene abajo el día en que, por error, se pone una corbata amarilla en vez de gris para irse a trabajar… Y es que, a veces, minúsculos cambios en nuestra vida (voluntarios o no) pueden hacer nuestro día a día mucho más emocionante y, al final, en esto consiste la felicidad, ¿no?.

“Como cada mañana”, fue publicado en 2004 por la editorial Kalandraka. Y, bueno, que tengáis una semana repleta de minúsculos cambios en vuestra vida… Hasta la semana que viene.

Huevos verdes con jamón

A través de sus característicos personajes, Theodor Seuss Geisel, más conocido por su pseudónimo, Dr. Seuss, nos cuenta, rimando, en “Huevos verdes con jamón” (1960), una loca historia, con no mucho sentido. Un personaje llamado Juan Ramón, persigue y acosa a otro, del que no sabemos su nombre, con un plato con unos huevos verdes con jamón insistiéndole para que se los coma. Y un tema tan absurdo, se vuelve, sin embargo, muy divertido gracias a las rimas y a las ilustraciones, tan repetidas en todos sus libros, de esos personajes imaginarios y con ese aire tan loco.

Porque en los libros de Dr. Seuss, lo de menos es lo que cuenta, lo que importa es lo divertidos y frescos que resultan su lectura y sus personajes imaginarios.

Una recomendación para leer a Dr. Seuss: si entendéis un poquito el inglés, os aconsejo encarecidamente que lo hagáis en su idioma original. No siempre se han traducido bien los versos de sus libros y algo que en inglés resulta fresco y divertido, mal traducido al castellano resulta ser un sin sentido. No obstante, la traducción que hizo Aída E. Marcuse de “Green eggs and ham” para la editorial Lectorum en 1992, está muy conseguida.

Leed y leedles a este clásico de la literatura infantil, os gustará y se reirán, seguro. Y también podéis ver algo de cine basado en uno de sus libros: “Horton”, de 20th Century Fox y Blue Sky Studios, una película de animación que, sin duda, os recomiendo.

¡Vale!, pues, hasta la semana que viene…

El pato y la muerte

Ya llevaba mucho tiempo queriendo escribir sobre literatura infantil. Y es que, no solo me gusta leer a mis hijos, es que disfruto enormemente cada vez que elijo un cuento para comprarme, o cada vez que tengo unos minutos para pasar por la biblioteca y descubrir, en la sección infantil, algún título nuevo. Y esto tenía que compartirlo…

Me propongo cada semana enseñaros una de estas joyas, y voy a empezar con “El pato y la muerte”, de Wolf Erlbruch. En algunas ocasiones, cuando he leído un cuento infantil, he sentido una ternura difícil de describir. Me pasó en su día cuando leí por primera vez “A qué sabe la luna”, o “Frederick”, del que en otra ocasión os hablaré. Con “El pato y la muerte”, ya hacía mucho tiempo que no tenía esta sensación y, al leerlo, supe que era el momento de empezar con el blog…

Las ilustraciones, aunque muy sencillas, no dejan de ser hermosas. La muerte aparece como un esqueleto amigable e, incluso, simpático que acompaña a un pato en sus últimos días de vida. Entre los dos se crea una amistad en la que el pato cuida de la muerte y le va enseñando el lugar donde ha vivido y añorará el día que desaparezca. La muerte, por su parte, se limita a descubrir ese mundo y a contestar aquellas preguntas que, lógicamente, el pato le va haciendo.

Erlbruch consigue tratar un tema tan delicado y, en tantas ocasiones, tabú, con una naturalidad y ternura que hace que los niños puedan leer un cuento relacionado con la muerte sin miedos y sin absurdas explicaciones a algo que todos desconocemos: la muerte “es”, independientemente de todo aquello que siempre hemos escuchado del cielo, el infierno y de más, y esta es la única certeza a la que debemos acercar a los niños. Sin miedos, sin confusiones e intentando hacer más pequeñito el sufrimiento que, inevitablemente, tendrán el día que se enfrenten a ella por primera vez.

Un cuento hermoso que recomiendo en su totalidad y que podéis encontrar publicado por la editorial Barbara Fiore Editora (2007). Mis paisanos, además, lo podéis encontrar en la biblioteca municipal de Bétera.

Y, en fin, aquí queda, pues, mi primera sugerencia pero, hay muchas más y, poco a poco, os las iré contando… Hasta la próxima semana.