El comelibros

El señor B. come todos los libros que tiene a su alcance sin hacer distinciones  entre autores o temas. Pero el problema lo tiene cuando sus camisas aparecen manchadas de letras. E intenta limpiarlas pero, cuando las tiende, las letras salen volando por encima de toda la ciudad para colarse, muchas de ellas, en la librería donde compra sus libros el último jueves de cada mes creando, así, un círculo difícil de romper.

Un auténtico devorador de libros. Una metáfora perfecta para recordar aquí, en “Ve lavándote los dientes”, el Día Internacional del Libro que, como bien sabéis, se celebró el pasado lunes, día 23.

Y resultan tiernas las ilustraciones en las que las letras vuelan y van cayendo sobre los tejados de la ciudad… invita a pensar en una democratización de la lectura… ¡bello pensamiento!

En fin, “El comelibros” lo escribió e ilustró el gran Agustín Comotto (tengo que traeros más cosas de este autor) en 2006 y, ese mismo año, lo publicó Ediciones del Eclipse. ¡Hasta la semana que viene!

El elefante ha ocupado la catedral

Hoy os traigo algo diferente dentro de lo que es el álbum ilustrado: “El elefante ha ocupado la catedral”, una obra de teatro para niños. Y no es que sea un cuento que se podría adaptar al teatro, es que es una obra de teatro para niños que se ha llevado al papel como cualquier obra pero teniendo en cuenta que los lectores van a ser niños.

Al principio los personajes se presentan (y son muchos) con dibujos en las dos primeras páginas. A continuación la obra: cinco escenas en las que, dos de los personajes, el fontanero y su aprendiza, se introducen en la trompa de un elefante que se ha metido en el interior de la catedral gótica de la ciudad. Y lo hacen con el fin de descubrir cómo ha conseguido el animal meterse ahí y, por supuesto, hacerlo salir, porque, como dice la alcaldesa, se trata de una emergencia porque al amanecer llegan unos turistas noruegos y todo tiene que estar perfecto para ellos. A lo lago del camino hacia el interior de la catedral (y, por tanto, al interior de elefante) se irán encontrando con diferentes personajes como los monaguillos, el sacristán, un cardenal, la organista… en fin, una divertida historia en forma de función ideal para que los niños descubran el teatro leído. ¡Genial!

Además, al estar escrita por un dramaturgo, la estructura de la narración es perfecta: las escenas están llenas de acotaciones y lo que es mejor: al final de la obra, aparecen hasta las partituras de las canciones que deben sonar en cada escena, obras de Pedro Sarmiento… de nuevo, ¡genial!, lo dicho: una obra de teatro donde la editorial ha tenido en cuenta que sus lectores eran niños y ha decidido hacer un álbum ilustrado de ella.

“El elefante ha ocupado la catedral” la escribió Juan Mayorga, el sillón “M” en la Real Academia Española desde el 12 de abril de este año 2018. Lo ilustró Daniel Galán y fue publicado por la editorial Veintisiete Letras en 2012. En Bétera, en la biblioteca, lo podéis encontrar y, desde luego, os la recomiendo. Hasta la semana que viene…

Los tres lobitos y el Cochino feroz

O, como ya inicié en su día: “Desmontando un clásico II”. Esta vez, y de una manera directa y sin titubeos, el propio título ya explicita a qué cuento va a dar la vuelta.

Todos conocemos el clásico, presente en nuestras vidas, de “Los tres cerditos“. Cerdos con miedo al lobo, miedo en sus vidas, protegiéndose, preparándose para el ataque del lobo. Un mensaje de “más vale que no te fíes y que te protejas porque el día más inesperado pueden atacarte hasta en tu propia casa”. Esto sí que es terror…

Y, bueno, no es cuestión de ser imprudentes, pero creo que tampoco podemos vivir continuamente con miedo en cada paso que damos en nuestra vida. Y de eso trata el cuento que os traigo hoy. Tres lobitos salen al mundo exterior a recorrer el mundo animados por su madre. Una vez fuera, construyen su vivienda con ladrillos y, nada, comienzan a disfrutar de su independencia jugando al cróquet en el jardín. En ese momento, llega el Cochino feroz y tira la casa abajo soplando y soplando… Así que los lobitos deciden construir una casa más resistente. Y es aquí cuando empieza una sátira llevada a una extrema exageración en la que los lobitos, al final, construyen su vivienda con “barras de hierro, placas blindadas, mucho alambre, pesados candados, plexiglás y unas cadenas de acero reforzado”, todo donado por un rinoceronte “generoso y de buen corazón”. Y, aún así, el Cochino feroz tira la casa abajo dinamitándola.

Los lobitos desesperados ya no saben qué hacer hasta que, al final, rendidos, deciden construir una casa de flores que se mece con el aire de lo frágil que es. Cuando el Cochino feroz aparece, pretende tirarla abajo soplando pero, cuando inspira para tomar aire, inhala el perfume de todas las flores y… el aroma le relaja el alma… se convierte en un cerdo bonachón y se queda a vivir con los lobitos…

Lo dicho, la antítesis del clásico y una idea de calma y confianza en los demás. “The Three Little Wolves and the Big Bad Pig”, lo escribió Eugene Trivizas y lo ilustró Helen Oxenbury en 1993. En 1994, lo tradujo al castellano y al catalán Ediciones Ekaré.

No es bueno educar en el miedo, y menos en este mundo en el que vivimos, que los ánimos ya están bastante crispados y el miedo es la pólvora que alimenta la explosión. Hasta la semana que viene.

Por qué vivimos en las afueras de la ciudad

Otra belleza. Y también de la mano de Jutta Bauer quien, esta vez, pone las ilustraciones. En las páginas de la izquierda, a lápiz, una familia que se traslada. En cada capítulo un hogar diferente. En las páginas de la derecha, a color, la situación vivida por la familia en el lugar que han decidido vivir: un autobús, un bosque, la azotea de una iglesia, el violín de la tía, un hotel, la Luna, un cine, el sombrero del tío… Una situación surrealista que sirve al autor para ir contándonos, de manera desapercibida, la vida interior de una familia, con sus nostalgias, sus necesidades, sus enfados, sus peleas, sus deseos, la muerte de uno de sus miembros… Magnífico poema en prosa de la vida misma en una familia.

Posiblemente difícil de seguir en su totalidad por un niño. Creo que es uno de esos álbumes tan bellos que solo se puede apreciar completamente por un adulto pero, aún así, el absurdo del texto y las magníficas ilustraciones, mantienen perfectamente la atención de los pequeños.

Un libro altamente recomendado. “Warum wir vor der Stadt wohnen” lo escribió Peter Stamm y lo ilustró Jutta Bauer en 2005. Ya en 2008, lo tradujo y publicó “Tàndem edicions” así que, además de en castellano, lo podréis encontrar, también, en valenciano y, mis paisanos, en la biblioteca municipal de Bétera.

Hasta la semana que viene.