¿Bailamos?

Bueno, pues, es evidente que no es viernes pero es que ayer, a través de una red social, me llegó un mensaje de un ilustrador y escritor en el que me comentaba que para poder publicar su último álbum ilustrado había iniciado un proyecto a través de una microfinanciación. Me pedía si podía mencionarlo por aquí, en este espacio dedicado a la literatura infantil. Miré de qué se trataba, indagué un poco más acerca de la editorial y de él mismo y al final le contesté que sí, que lo haría.

Y es que, independientemente de si me gusta o no este álbum, lo que no cabe duda es que la iniciativa me parece buena. Ya es difícil hacerse un hueco en el mundo de las editoriales, más si eres un ilustrador (no hay más que ver el Muro de los Ilustradores en la Feria del libro infantil de Bolonia) así que, no podía negarme a algo así.

En “¿Bailamos?”, un grupo de niños baila por las calles y, muchos otros, van uniéndose a los primeros ante las críticas de las personas que los miran e intentan persuadirlos. Aún así, los niños no se detienen y van dando sus motivos para no dejar de bailar.

Una metáfora de la determinación que hay que tener en los proyectos o sueños de uno mismo. Aunque, está bien que haya utilizado el baile como pretexto, que bien nos vendría a algunos quitarnos vergüenzas e inhibiciones y comenzar a bailar…

En fin, pues aquí os dejo el enlace por si queréis participar en este proyecto y recibir en vuestra casa un ejemplar de “¿Bailamos?”, de Salvador Rojo, que la editorial El Perrito Rojo está tratando de publicar. ¡Hasta el viernes!

La pequeña oruga glotona

Llevo unas semanas dando de comer, como es costumbre en esta época del año y hay niños por casa, a unos gusanos de seda que, ahora, por fin, están haciendo el capullo. Semanas de buscar por el pueblo un árbol de morera (menos mal que abundan), no sea que nos quedemos sin esas preciadas hojas y se nos vayan a quedar con hambre.

Pero, he de reconocer, y mis hijos se asombran por ésto, que soy capaz de quedarme mirando cómo comen (no hacen otra cosa, ¡pobres!) durante un largo rato. Como si mirara el fuego, me quedo atontada observando cómo recortan con la boca la hoja que les acabo de dejar. Comer, engordar, metamorfosis, aparearse y… morir… ¡Vida!

En fin, ayer, mientras miraba cómo uno de ellos tejía su capullo y yo explicaba que de ahí saldría una mariposa, se me ocurrió traer este clásico que, estoy segura de que muchísimos de vosotros ya conoceréis pero, bueno, aquí está, como una entrada obligatoria.

El domingo, una oruga hambrienta, recién salida de su huevo, comienza a buscar comida. A lo largo de cada uno de los días de la semana va comiendo todo aquello que va encontrando hasta hacerse muy grande. Es entonces cuando se refugia en su capullo de donde, unas semanas más tarde, saldrá una hermosa mariposa . En el libro aparecen dibujos de frutas que se superponen, taladrados, con un agujero a modo de camino que va realizando la oruga a través de ellas. Esta presentación junto a las formas y colores tan características de Carle es lo que lo hace tan singular y atractivo. Además, resulta práctico para repasar los días de la semana, para contar y, como no, para explicar el proceso de la metamorfosis… muy didáctico…

Y, aunque el libro original es una delicia, después se creó un merchandising alrededor de esta oruga glotona que ya no resulta tan interesante. Al menos para mí porque, si vemos todo lo que se ha vendido a costa de esta larva de mariposa desde 1969, no creo que sea así para el resto del mundo y, en especial, para los niños.

Pero, en fin, el original sí merece la pena tenerlo en las estantería de casa y no cabe duda de que sigue siendo muy atractivo para los niños, sobre todo los más pequeños. “The very hungry canterpillar” lo escribió Eric Carle en 1969 y la editorial Kókinos lo publicó en castellano en 2002 (la cantidad de buenos álbumes que nos hemos perdido mi generación aquí en España) y también lo podréis encontrar en catalán. Como siempre, si tenéis opción de leerlo en la lengua original lo disfrutaréis más, seguro. ¡Hasta la semana que viene!

Yo voy conmigo

Y siguiendo con el tema de aceptación de uno mismo, hoy uno más pero, esta vez, para aprender a querernos y a no cambiar de manera tan gratuita por los demás. “Yo voy conmigo”: una niña enamorada y aconsejada por sus amigos, comienza a cambiar para que Martín se fije en ella. Cuando ya ha renunciado a su “yo”, se ha quitado hasta las alas y los pájaros de su cabeza le han abandonado, entonces, Martín le mira y le sonríe. Pero, ella misma ya no se reconoce, así que, poco a poco, se va reconstruyendo hasta conseguir que sus pájaros vuelvan.

No hay mucho que explicar: un buen libro con muy buenas ilustraciones para educar en el respeto por uno mismo, para aprender a querer a las personas por sí mismas, sin intentar cambiarlas… en fin, muy recomendable.

“Yo voy conmigo” lo escribió en 2015, Raquel Díaz Reguera, y ese mismo año lo publicó, también en catalán, Thule Ediciones.

Hasta la semana que viene.

Orejas de mariposa

Existen muchos álbumes ilustrados con una temática alrededor de la aceptación de uno mismo, de la lucha contra el menosprecio de los demás. Y, si bien son muy predecibles y obvios, no cabe duda de que más de una vez puden ayudarnos a explicar o quitar importancia a las burlas tan comunes a esas edades. Y, bueno, los hay con más o menos gracia u originalidad pero algunos son verdaderas joyas, como es el caso de “Orejas de mariposa”.

Mara es una niña de la que se burlan en el colegio gracias a sus grandes orejas. Cuando llega a casa triste, su madre, le explica que tiene orejas de mariposa, que “revolotean sobre la cabeza y pintan de colores las cosas feas”. A partir de entonces, cada vez que sus compañeros se meten con ella, la niña, lejos de enfadarse, da una graciosa explicación a cada una de las burlas, como que los zapatos que lleva no son viejos, que son zapatos viajeros; o que no es que le rujan las tripas, es que lleva una orquesta en la barriga… en fin, una manera de no dar importancia a las burlas como táctica para que te dejen en paz…

Y esto me lleva a pensar que, tal vez, deba o debiera haber algún álbum para trabajar la empatía, para educar a los que están al otro lado hostigando… pero, sin animalitos que se den cuenta de que su amigo oso se ha podido enfadar por su comportamiento… me gustaría algo más obvio, más real… del tipo: eso que acabas de decir o hacer ha tenido y tendrá estas consecuencias en este niño… No sé, estoy muy cansada y cada vez aguanto menos a las personas que como diversión tienen la burla o el maltrato hacia los demás. Y digo personas, en general, porque no es algo propio de la niñez. De hecho, muchas veces, los adultos funcionan como ejemplo para estos individuos en edad infantil (por no usar otra palabra más malsonante, que últimamente me dejo llevar…)

Pero, es verdad y hablo en serio cuando digo lo del álbum para trabajar la empatía, la sensibilidad… que muchas veces bien merece la pena acercarse a esos niños y averiguar el por qué de ese comportamiento… Otras no, todo hay que decirlo, que siempre hay gente que es así y… ya está, es así…

En fin, mientras espero encontrar este cuento, os dejo con “Orejas de mariposa” que escribió Luisa Aguilar e ilustró André Neves en 2007 y, un año más tarde, lo publicó la editorial Kalandraka. Lo encontraréis, también, en la biblioteca de mi pueblo, de Bétera. Hasta la semana que viene…

Lo que no vio Caperucita Roja

Llevo varios días reflexionando (y mucho) acerca de un tema que esta última semana nos ha estado preocupando a todos (a todos y a todas. Aquí sí quisiera hacer esta puntualización, porque, sí, los hombres se han preocupado tanto como nosotras) y, las opiniones leídas aquí y allá, me han llevado a escribir esta entrada no prevista (al menos de momento).

“Lo que no vio Caperucita Roja” o “Desmontando un clásico III“. Porque, si revisamos las enseñanzas que tuvimos de niñas, es para echarse a temblar. Recuerdo una canción que me enseñaron cuando todavía estaba en párvulos y que, sin embargo, me marcó tanto que todavía la puedo recitar en su mayor parte. No os voy a aburrir con la letra que, básicamente, canta el cuento que todos conocemos, pero sí que quisiera que conocierais el final de esta canción, donde, con una variación del clásico, es el Hada de los Bosques quien salva a Caperucita y le ragaña:

“Caperucita, no te vuelvas a escapar sin permiso de mamá, porque en el bosque hay lobos que parecen caballeros de verdad.”

Da qué pensar… Quiero proteger a mi hija (¡quién no?), pero no me gustaría educarla así, con miedo hacia el hombre, con desconfianza…

Uno de los comentarios que he leído estos días y que más me ha gustado, provenía de un hombre. Venía a decir que quería que las mujeres pudieran hacer todo aquello que él, como hombre, podía hacer y que, además, lo hiciéramos sin miedo… Sí, definitivamente, eso es lo que quiero yo para mí y para mi hija.

Pero creo que, hoy más que nunca, os necesitamos a los hombres para que defendáis este pensamiento delante de quien sea; para que tengáis tolerancia 0 ante cualquier, no ya acoso, ante cualquier comentario machista o sexista que oigáis de otros hombres.

Estos días, he llegado a la conclusión de que os necesitamos para esta labor. Para acabar con esos miserables, es necesario que hombres y mujeres luchen juntos. Ante algo así no podemos hacer diferencia de voces. No podemos ir las mujeres delante y solas, deben acompañarnos y debemos dejarnos acompañar.

Por mi parte, quiero desmontar las enseñanzas del hombre como depredador, como un ser violento, depravado y enemigo de la mujer. Quiero quedarme con la voz de muchos de vosotros que habéis gritado con nosotras estos días… es muy esperanzador…

Y bien, a lo que iba, aunque prefiero otras sátiras del cuento de Caperucita Roja, no está nada mal este álbum para ir desmontando, de una vez, este clásico. En él, los distintos personajes del famoso cuento dan su punto de vista acerca de la historia explicando, así, lo que realmente ocurrió.

Mar Ferrero escribió e ilustró “Lo que nunca vio Caperucita Roja” en 2013 y, este mismo año, la Editorial Edelvives lo publicó, aunque, posteriormente, ha habido más reediciones.

Y, no dejéis de ver, si no lo habéis hecho ya, “La increíble ¡pero cierta! historia de Caperucita Roja”, una película animada de Blue Yonder Films muy, muy recomendable para desmontar este clásico. ¡Hasta la semana que viene!