¿Y yo qué puedo hacer?

Sin quitar un ápice de mérito a la labor que realizan muchas ONG (otras me infunden rabia y terror cuando profundizo en su organización), siempre me ha fastidiado la devoción y la ayuda hacia ellas que surge entre algunas personas en estas fechas y solo en estas fechas. Como si limpiáramos conciencias con dinero destinado a proyectos lejanos para tratar de paliar problemas que no nos afectan pero que, lo más seguro y de manera indirecta, hemos provocado nosotros con nuestro modo de vida. Sí, viene a recordarme un poco a la campaña franquista “Siente un pobre en su mesa” que caricaturizó Berlanga en su película “Plácido“.

Y, claro, cuando leí “¿Y yo qué puedo hacer?”, pensé que podía ser una gran herramienta para que un niño entienda en qué consiste la solidaridad y la empatía más allá de la Navidad y las grandes campañas o acciones que se llevan a cabo en ese momento del año.

El señor Equis lee el periódico todas las mañanas y el cuerpo se le llena de preocupaciones ante las noticias que acaba de leer. La pregunta “¿Y yo qué puedo hacer?” se aloja en su cabeza y le tortura hasta que, una noche, cansado, se duerme en el sofá con la boca abierta. La pregunta encuentra el agujero y aprovecha para quedarse en la lengua. Al día siguiente, el señor Equis, se asombra cuando descubre que, cada vez que abre la boca, la pregunta sale, y cada vez que sale, alguien que está cerca del señor Equis le contesta: una mujer angustiada en la calle que necesita que alguien la lleve al hospital con su hijo que tiene fiebre, la vecina enferma que no puede bajar a hacer la compra… gente cercana y con problemas que siempre responderán a la pregunta “¿y yo qué puedo hacer?”.

Una delicia de libro de José Campanari con ilustraciones sencillas pero originales y muy adecuadas al texto de Jesús Cisneros y que fue publicado por OQO Editora en su colección O, en 2008.

Y, bueno, que tengáis una buena entrada en el 2018 y hasta la semana que viene.

Madrechillona

Hay veces que tratamos a nuestros hijos de manera injusta: un grito, un gesto, unas palabras desafortunadas… en fin, una situación fuera de tono. Y un día encontré un libro para pedir perdón a mis hijos en estos casos o, más bien, para que entendieran que no eran culpables y que no debían preocuparse porque, el perdón, ya se lo había pedido antes.

“Madrechillona”, de Jutta Bauer. Un libro sencillo en cuanto a texto e ilustraciones pero no carente de sentido. Un pingüino describe su sentir después de que una mañana, su madre, le haya chillado. Un niño roto, descompuesto ante el enfado de su madre quien recoge los trozos de su hijo y los une para pedirle perdón. Un ejemplo de serenidad y reconocimiento de nuetros errores que, también debemos tener antes nuestros hijos. No somos perfectos y ellos deben saberlo.

“Schreimutter” fue publicado en 2000 y, un año después, traducido al español por Lóguez Ediciones.

Y tiene otros libros esta autora, y muy buenos también, pero ya os hablaré de ellos en otra ocasión. Mientras tanto, hasta la semana que viene.

Si un día juntásemos todas las camas del mundo.

El pasado domingo, 10, fue el Día de los Derechos Humanos, y se me ocurrió traeros hoy esta maravilla de libro, esta reflexión tierna y dura a la vez: “Si un día juntásemos todas las camas del mundo”. Diferentes camas, diferentes personas, diferentes vidas… diferencias que reflejan injusticias o situaciones adversas. Un contacto dulce de la realidad con el niño, quien podrá entender un poco más este mundo. Las ilustraciones de Marta Lanzón son también dulces con un gusto onírico y acompañan perfectamente a las palabras que, sin embargo, al final, nos dan un toque, un toque de esperanza, un toque para que cambiemos este mundo:

“… lo mejor de juntar todas las camas del mundo sería que por lo menos esa noche toda la gente del mundo podría dormir sobre una cama, dormir y descansar, descansar y soñar, soñar con qué pasaría si un día juntásemos todas las cacerolas del mundo.”

Y, cuán importante sería que los niños entendieran esto, que romper con esta situación, cambiar esta cosmovisión es posible, que está en nuestras manos, y también en las suyas. Y, así, hacer que no quede todo en “declaraciones” sino en hechos…

Félix Albo formó parte del grupo Albo durante diez años junto con Toni Mira y mi admirado Pablo Albo. Pero fue ya trabajando solo, en 2010, cuando publicó este libro a través de la editorial Palabras del Candil, una editorial dedicada a la narración oral. Una editorial muy curiosa, ¡echadle un vistazo!

Bien, pues, hasta la semana que viene.

 

Bienvenido a la familia

No soy muy aficionada a los libros tipo enciclopedia para niños. Muchos de ellos pecan de tener una cantidad excesiva de textos e imágenes difícil de seguir por un niño. Además, los temas son recurrentes sin aportar mayor originalidad a lo que los niños van aprendiendo.

Por eso, la primera vez que encontré “Bienvenido a la familia” lo empecé a hojear no sin cierto recelo: una enciclopedia y que trataba el tema de la familia… Una inquietud, más morbosa que otra cosa, me hizo comenzar a leer los textos: ¿qué tipo de familia describiría?… Y cuál fue mi sorpresa al descubrir a estas dos autoras escribiendo sobre diferentes tipos de familias. Niños adoptados, familias de acogida, niños nacidos por FIV, parejas homosexuales, gestación subrogada, familias reconstituidas… sí, yo creo que todos los tipos de familias aparecían en este libro, todos explicados con gran naturalidad, con respeto, con unas ilustraciones magníficas que hacía atractivo seguir pasando las páginas y leer cada uno de sus rincones.

Por fin un libro sobre la familia, actual y respetuoso… lo primero que pensé es que este libro debería leerlo agún adulto… pero, bueno, empecé por comprarlo y llevarlo a casa… Un libro que os recomiendo para abrir mentes y enseñar en el respeto. Sí, decididamente, un libro magnífico.

Mary Hoffman, escribió “Welcome to the family” en 2014, junto a Ros Asquith, quien le puso las ilustraciones. Un trabajo codo con codo que tradujo y publicó ese mismo año Editorial Juventud. Y tienen más: “El gran libro del cuerpo”, “El gran libro de la ecología”… pero ya os hablaré otro día de ellos…

Vale, pues, ¡hasta la semana que viene!

¿Rinoceronte? ¿Qué rinoceronte?

¡Cuántas risas nos hemos echado con este libro, Oto! Tengo el recuerdo de los dos sentados en la cama leyendo (y riendo hasta llorar) un capítulo, solo uno, porque, para más, no daba el tiempo por la noche. Y si hay algún libro que me recuerde a ti, es este. ¡Muchas felicidades!, Oto, mi lector preferido…

“¿Rinoceronte? ¿Qué rinoceronte?”, de Pablo Albo, otra vez. Un libro que se adentra en lo absurdo, que provoca risas, que no sonrisas, y que, de nuevo, encadena un capítulo tras otro, obligándonos a seguir leyendo hasta el final.

Es el hijo quien nos cuenta la afición que tiene su familia por los animales que cuidan y viven en su casa. Hasta el rinoceronte de su hermana se pasea por la casa creando muchos problemas, aunque aquella lo niegue (¿Rinoceronte? ¿Qué rinoceronte?).  Y son tantos los animales que la situación se vuelve insostenible, hasta que deciden poner solución. Solución que pasa por tener una casa más grande y, para comprarla, necesitarán dinero que intentarán conseguir pase lo que pase…

“¿Rinoceronte? ¿Qué rinoceronte?” lo publicó la editorial Everest en su colección Leer es Vivir en 2010 encargándose de las ilustraciones Lucía Serrano. Una lectura recomendada a partir de los 8 años aunque, incluso antes (o después), se disfruta.

Y, bueno, pues, hasta la semana que viene…