La selva azul

Y me viene a la cabeza este otro álbum que me recuerda a aquello que se suele decir: “los árboles te impiden ver el bosque”. Un hombre que parte con su locomotora en busca de la Seva Azul de la que tanto a oído hablar. Obsesionado con su encuentro, se va perdiendo todo aquello que el viaje le va mostrando, incluso esos elefantes azules que surgen de la espesura azul y que, en su ceguera o pérdida de perspectiva, no logra ver. Tan solo el pez que le acompaña (azul, pero tampoco de esto se ha dado cuenta Edgardo) se percatará de que ya ha llegado y se quedará.

Unos dibujos en blanco y negro solo rotos por el color azul de la pecera y su habitante, que poco a poco se adentran en la Selva que cubre de azul las páginas dejando solo la locomotora de Edgardo en blanco y negro.

Genial como siempre, Comotto, escribió e ilustró este ingenuo álbum ilustrado en 2004 y, su publicación, corrió a cargo de Edicienes Ekaré.

¡Hasta la semana que viene!

Can I build another me?

Un niño, hastiado por los deberes y tareas que los adultos le mandan, decide gastar sus escasos ahorros en un robot que se haga pasar por él. De camino a casa, el robot le asegura que es capaz de ello pero que necesita hacer una lista de cosas sobre él. El niño comienza con una descripción de lo que viene a ser su físico pero, el robot necesita saber cosas como lo que le gusta o lo que le disgusta, o lo que puede o no puede hacer… en fin todo aquello que le hace ser Kevin (así se llama el niño) y no otro niño. Así que, con gran esfuerzo, el niño piensa y se va describiendo a sí mismo hasta que llegan a casa justo en el momento en el que el robot dice estar perfectamente preparado para fingir ser él. Pero, en el momento en que el robot encuentra a la madre y le dice: “Hola, soy Kevin!”, esta le responde: “Who on earth are you?” (¿Quién diablos eres tú?)… Nadie, nadie, se puede hacer pasar por ti, porque eres único e insustituible, con tus virtudes pero también con tus defectos: eres tú…

“Can I build another me?” lo escibió e ilustró Shinsuke Yoshitake en 2014 y, un año después, lo publicó por primera vez, traducido del japonés, la editorial Thames & Hudson. En castellano todavía no lo tenemos, como hace unas semanas os dije que ocurría con otro libro suyo, pero, mientras alguna editorial se decide y si os manejáis algo con el inglés, lo podéis ir disfrutando. ¡Hasta la semana que viene!

Nadarín

De reponerse de una mala experiencia, de no dejarse achantar y retomar tu vida allí donde la dejaste. Continuar y comenzar a disfrutar, de nuevo, de la vida con el firme propósito de no tenerle miedo (a la vida). De esto trata “Nadarín”, un mensaje válido para todas las edades, porque malas experiencias, desgraciadamente, se tienen a lo largo de toda la vida, como algo inherente a ella, pero no exclusiva. Y si te dejas llevar por el miedo, es posible que te pierdas todo aquello que hace que valga la pena, que la hace preciosa.

Leo Lionni, escribió e ilustró “Swimmy” en 1963, ya un clásico de la literatura infantil. Con esas ilustraciones tan propias de este autor: estampados y manchas de acuarelas ténues que contrastan con el personaje, un pez negro, diferente a todos los del banco en el que vive.

La editorial Kalandraka fue la responsable de su traducción a todas las lenguas de la península en 2007 así que podréis elegir en qué lengua disfrutarlo.

¡Hasta la semana que viene!

Espejo

Una niña, aparentemente aburrida, descubre con sorpresa que, junto a ella hay un espejo y, como si fuera la primera vez que ve su reflejo, al principio temerosa, después tímida y, al final, deshinibida, empieza a jugar con él. Los movimientos frente al espejo comienzan a ganar intensidad hasta convertirse en un baile desenfrenado donde, hasta el color naranja del vesitido de la niña, escapa de sus límites para cubrir toda la página a modo de manchas. Toda la ilustración de la página de la izquierda aparece siempre reflejada en la de la derecha, como si la línea que las separa fuera ese espejo invisible para el lector.

Pero, en un momento determinado en medio de este frenesí, aparece una página en blanco: las dos protagonistas han desaparecido del libro. Y cuando vuelven, solo los lectores nos damos cuenta de que se ha producido una separación entre la niña y su reflejo. A partir de entonces, este último adquiere vida propia y, como tal, también criterio y albedrío, lo cual, enfadará enormemente a la original cuando se percate de que su reflejo ya no le obedece. Y, parece que el carácer es lo único que siguen compartiendo original y reflejo porque también este se enfada porque no quiere perder su recién ganada individualidad. Original (así vamos a llamarla) acaba con una reacción propia de su edad y, finalmente, empuja la línea media que separa las dos páginas haciendo que el espejo y su reflejo caigan y se rompan en mil añicos. La última página muestra exactamente el mismo dibujo de la niña acurrucada en el suelo del inicio del libro pero, esta vez, su visión en espejo. ¿Es Reflejo u Original quien se ha roto?

Los libros de Lee desafían las normas, provocan al lector, nos obligan a mirar, observar, entender por qué ese dibujo es así y no de otra manera. Porque esa sutil diferencia, ese trazo justo en ese lado de la página es lo que nos cuenta, lo que nos narra sin palabras, en fin, la historia que su autora nos quiere contar.

“Espejo”, fue la primera de las obras de “La trilogía del límite“, a la cual siguieron “La ola“, de la cual ya os hablé en su día, y “Sombras”. La artista de todo esto es Suzy Lee, quien en 2003 comenzó con sus publicaciones. Aquí en España, su publicación corrió a cargo de Barbara Fiore Editora.

¡Hasta la semana que viene!

¿De qué color es un beso?

No soy de escribir acerca de álbumes que funcionan en el mercado de la literatura infantil porque considero que, solo acudiendo a una feria del libro, a una librería o biblioteca pública, se puede tener acceso a ellos sin necesidad de que nadie te hable de ellos. Y, este es el caso de los libros de Bonilla, que parece que se han convertido en indispensables en todos estos lugares y, sea dicho de paso, de una manera más que merecida. Las ilustraciones de esta autora son muy atractivas. Dibujos a lápiz, con personajes (sobre todo Minimoni) divertidos y llenos de color. Frescas, con movimiento… en fin, un sello inconfundible de esta ilustradora.

Minimoni, esa niña de pelo corto y aspecto desenfadado, activa, creativa, feliz, se pregunta de repente de qué color es un beso. Irá pensando en los diferentes colores pero, por una razón o por otra, la niña los asocia a cosas divertidas pero también a las que le desagradan y, uno por uno, los irá descartando. Por fin, desesperada, le pregunta a la madre si sabe de qué color son los besos. La madre, simplemente, le da un enorme beso en la mejilla a su hija que aparece con una grandísima sonrisa y rodeada de corazones de todos lo colores y estampados (¿por qué no?) posibles. Y es que creo que esta es la mejor representación gráfica que he visto de esa sensación que se tiene cuando una madre o un padre te da un beso y, qué duda cabe de que es igual cuando te lo da un hijo… ¡Perfecto!

“De quin color és un petó?” lo escribió e ilustró Rocío Bonilla Raya en 2015 y, ese mismo año, se publicó y también se tradujo al castellano, gallego y vasco, y todo corrió a cargo de la editorial Algar.

¡Hasta la semana que viene!