El ogro de Mariuchi

Un álbum pequeñín, con ilustraciones y texto sencillos pero tierno y divertido.

Mariuchi no puede acostarse en su cama porque un ogro llorón la está ocupando. El ogro se queja de que es demasiado grande para su castillo, un castillo harto parecido a uno de juguete que la niña tiene en su habitación. Así que, Mariuchi, que no está dispuesta a aguantar tanto gimoteo, dice unas palabras mágicas y reduce drásticamente al ogro, de manera que ya puede entrar en su castillo y pueden irse los dos a descansar al fin.

Un nuevo cuento en el que el niño vence sus miedos haciéndose amigo de ellos. Una manera divertida y, por supuesto, más inteligente de hacerlo, y, como siempre, ¡me encanta!

“L’Ogre de Mouflette Papillon”, lo escribió e ilustró Magali Bonniol en 2003 y, ese mismo año, la editorial Corimbo lo tradujo al castellano.

¡Hasta la semana que viene!

Mamá

Nunca me ha gustado leer a mis hijos libros o cuentos que describan los sentimientos de un hijo hacia su madre: cada relación es un mundo y no me gusta condicionar.

Sin embargo, cuando leí por primera vez este álbum, no sé si fue por las ilustraciones tan atractivas, con esos colores tan llamativos, pero el hecho es que me atrajo enormemente. Seguí sin leerlo aquí en casa pero me lo quedé porque reflejaba muy bien lo que pretende ser una madre.

Y es que, “Mamá” es más bien un cuento para las madres porque, en todo caso, si tenemos la suerte de que nuestro hijo tenga esos sentimientos hacia nosotras (y no tiene por qué), no creo que necesite que nadie los verbalice por él, simplemente los tendrá y hará buen uso de ellos; y eso es magnífico, porque, y ya lo dije hace unas semanas, nunca te vas a sentir tan especial para una persona como lo eres para un hijo en esa inconsciente e inocente edad que es la infancia.

Un texto muy simple, pero fuerte y en rima, nos describe eso, los sentimientos de un niño pequeño hacia su mamá. Encantador…

“Mamá”, lo escibió e ilustró Mariana Ruiz Johnson en 2013 y, ese mismo año, Kalandraka lo publicó por primera vez y en todos los idiomas de la península, como es habitual en esta editorial.

¡Hasta la semana que viene!

¿Somos amigos?

A pesar de que hay un oso por medio y a mí me gusta que estos mensajes sean directos sin animalitos que dulcifiquen el tema, es verdad que este cuento lo entienden, entienden que la amistad es algo más que exigir; que la amistad es un camino de doble sentido y que debe estar equilibrado, por el bien de la propia amistad.

Un niño algo déspota en su relación con su amigo el oso, ve cómo cambian las tornas cuando el oso empieza a comportarse como él y, claro, ya no le gusta tanto esa amistad. Pero, en un momento determinado, descubrirá que la ayuda mútua es lo mejor para mantener una amistad sana.

“¿Somos amigos?”, lo escribió e ilustró Anabel Fenández Rey para los más pequeños en 2016 y, ese mismo año, la editorial Kalandraka lo publicó en todos los idiomas de la península.

¡Hasta la semana que viene!

Con el dedo en la nariz

En otras ocasiones ya he hablado de algún libro en el que se tratan las mentiras que los adultos cuentan a los niños con el fin de educar. Como por ejemplo, y de esto trata este cuento, lo que le puede suceder a un pequeño si se hurga la nariz. Y aterrorizados viven los protagonistas pensando en lo que les puede ocurrir en caso de que lo hagan y desobedezcan a sus padres: quedarse con el dedo atascado en la nariz, una dolorosa infección o, directamente, quedarse sin nariz…

Pero, claro, al final los niños descubren la mentira y pierden toda inhibición así como los padres todo el peso moral para cohibirles. Más les hubiera valido explicarles el concepto de intimidad o el de norma social… en fin, contarles la verdad para que entendieran las consecuencias de su comportamiento.

“Nasebohren ist schön” lo escribió e ilustró Daniela Kulot en 1996. Diez años después, en 2006, lo tradujo al castellano la editorial Kalandraka en su sello Faktoría K de Libros.

¡Hasta la semana que viene!

¿Entonces?

Con una traducción tan poco natural en nuestro idioma (tal vez hubiera funcionado mejor un “¿Ya?”, alejándonos de las traducciones literales en pro del entendimiento) comenzamos, sin embargo, esta joya de la lietratura infantil dedicada a los más pequeños de entre los pequeños.

Lo que parece una niña o tal vez una muñeca, entra en una habitación de juguetes y toma asiento en una silla para comenzar a leer un libro. Poco a poco, en cada página que pasamos, va entrando un personaje nuevo y hace la pregunta: ¿Entonces?, a lo que la muñeca contesta negativamente. Así, el oso de peluche, un pingüino de trapo, el conejo, el perro, el gato e incluso un buho de juguete, se unen a la escena y se ponen a jugar a la espera de algo que no sabemos qué es. La luz en las ilustraciones va cambiando, las sombras se alargan por lo que somos conscientes de que la noche está llegando y, por tanto, el momento tan esperado por los muñecos también. Y, así es: con la entrada de un niño que todavía usa pañales, todos corren a reunirse con él quien, asombrosamente, a pesar de su corta edad, adquiere la responsabilidad de llevarlos a todos a la cama y conseguir dormirlos. A todos menos al buho que, posado en el cabezal de la cama del pequeño, vela por todos sus compañeros…

Con un texto tan sencillo que se limita a algunas cortas palabras que preguntan y otras que contestan, la responsabilidad narrativa recae, más bien, en las ilustraciones en las que podemos detenernos, observar el juego, la relación entre unos personajes que nos cuentan algo y que podemos seguir a lo largo del cuento. Dibujos sencillos, como siempre son los de Crowther, y ese lápiz que da color con trazos que, en un primer momento, parecen dados por una mano infantil. Esto es lo que hace inconfundible a esta gran autora, ese carácter naif y expresivo de sus ilustraciones. Muy recomendable.

“Alors?”, lo escribió e ilustró Kitty Crowther en 2005 y, en 2007, lo tradujo y publicó en español la editorial Corimbo. ¡Hasta la semana que viene!

¡A la cola!

No es que tenga mucho que contar pero la simpleza demuestra ternura y es lo que lo hace interesante a este álbum. Una serie de animales mantienen cola y no se sabe muy bien para qué. Un pájaro que los sobrevuela intenta poner orden y tranquilizar a la fila que, ante el retraso, comienza a ponerse nerviosa. Los animales comentan, algunos comienzan a sentir hambre y tienen su comida justo delante, pero, por fin, les dan la señal y todos, en orden van entrando, o más bien, montando en los lomos de una ballena que hará una serie de acobacias con ellos encima convirtiéndose en una atracción para todos los animales.

Una secuencia de 50 animales, desde una pequeña rana hasta el elefante, se presentan de manera divertida y atractiva para los más pequeños. Interesante verlo con ellos.

“Nanno Gyôretsu?”, lo escribió e ilustró Tomoko Ohmura en 2009 y en 2012, lo tradujo al español la editorial Corimbo. ¡Hasta la semana que viene!

Las estaciones

Es curioso como, algunas veces, estos álbumes ilustrados sin palabras, comunican mucho más que largos textos de muchos libros. Y es que en “Las estaciones”, se nos describe eso, el paso de las estaciones en un prado con un árbol. Y, a simple vista, pareciera que no cuenta nada más que, en otoño se le caen las hojas, en invierno se cubre de nieve y, en primavera y verano, recupera la vida. Pero es mucho más que esto porque, si te fijas en cada uno de los dibujos, pronto descubres una ardilla, un nido con pájaros o, incluso, una lagartija que te cuentan cómo es su vida a lo largo de un año. Y, si lo haces algo más, ves hasta las gramíneas o un diente de león florecer, fructificar y esparcir sus semillas. Puedes pasar largo tiempo recorriendo sus páginas, mirando, escrutando cada personaje, vegetal o animal, del libro. Es como si a lo largo de un año, día tras día y desde una ventana, observaras la misma escena, el mismo paisaje obligado a cambiar por el clima.

Y, claro, se convierte en el álbum ideal para un niño cuando les están enseñando las estaciones del año y sus cambios en la naturaleza, pero también sigue siendo una delicia hojearlo años después…

Pues bien, “L’albero”, lo creó, porque esto es algo más que dibujar, Iela Mari en 1973 (de hecho, sí, esas tintas planas recuerdan la estética de aquellos años en los álbumes infantiles), pero no fue hasta 2007 cuando la editorial Kalandraka se encargó de su publicación aquí en España.

¡Hasta la semana que viene!

Te desafío a no bostezar

No soy muy aficionada a los álbumes infantiles donde se alecciona al niño a hacer, sin rechistar, todo aquello que viene a ser rutina y nuevas responsabilidades, tal como lavarse los dientes, ir al baño solo o, la obligación que nos ocupa hoy, irse a dormir. Pero, este caso, es diferente y divertido. Un niño que habla de lo traicioneros que son los bostezos: aparecen cuando menos te lo esperas, sin avisar. Así que lo mejor es evitarlos a toda costa. Y para ello, el personaje de este libro nos aconseja alejarnos de los peluches, no contar ovejas, evitar cuentos sobre animales dormilones… Todo antes que bostezar porque, si lo haces y tus padres te ven, acabarás inevitablemente en la cama… un día más…

Y es curioso porque, cada vez que leo este cuento, no puedo evitar un gran bostezo y, en mi caso, como adulta, un anhelo de mi cama y almohada… Ironías de la vida…

En fin, “I Dare You Not to Yawn”, lo escribió Hélène Boudreau y lo ilustró Serge Bloch. En 2013, Barbara Fiore Editora lo publicó en castellano y, también, en catalán.

¡Hasta la semana que viene!

El topo que quería saber quién se había hecho aquello en su cabeza.

Uno de los álbumes más conocidos de los ilustrados por el gran Wolf Erlbruch y uno de los preferidos, siempre, por los niños por el tema escatológico en cuestión y que tanto gusta a esa edad.

Seguro que ya lo conocéis: un topo que se despierta con un excremento encima de su cabeza e, indignado, comienza por toda la granja a buscar al responsable con un firme propósito de venganza que, finalmente, llevará a cabo.

Divertido, espontáneo, irreverente y editado en diferentes formatos de los cuales destacaría la edición pop-up en la que, moviendo las pestañas, los niños juegan con los escrementos de los animales, ¡genial!

“Vom kleinen Maulwurf, der wissen wollte, wer ihm auf den Kopf gemacht hat”, lo escibió Werner Holzwarth y, como ya he dicho antes, lo ilustró Wolf Erlbruch en 1989 y, ya en 2007, lo tradujo al castellano la editorial Alfaguara.

¡Hasta la semana que viene!

Buenas noches, Gorila

Ya os traje hace algún tiempo, de esta misma autora, “El oficial Correa y Gloria” y os hice, entonces, la promesa de traeros más cosas de ella. Pues bien, “Buenas noches, Gorila” está escrito para los más pequeños de entre los pequeños. Un guarda de un zoo que, cada noche, antes de cerrarlo, pasea por él visitando cada jaula y dando las buenas noches a cada uno de los animales que allí viven. Y no es consciente de que, detrás de él, el gorila, que le ha robado las llaves, va abriendo cada una de las rejas y los animales comienzan a seguir, sigilosamente y en silencio al guarda, quien acaba entrando en su casa y por fin en su dormitorio con todo el zoológico tras él. Una vez apaga la luz, es su mujer, acostada a su lado, la que se da cuenta y acompaña de nuevo a los animales hasta su jaula. Pero, Gorila, como un niño travieso incapaz de dormir solo, le vuelve a seguir hasta su casa y se cobija entre las sábanas del matrimonio.

Tierna esta metáfora de lo que todos los padres hemos tenido en nuestra casa alguna vez, si no el zoológico al completo (que también), sí un gorila que, una y otra vez, se mete en nuestra cama dando un nuevo significado a la cama de matrimonio.

Con los detalles propios de esta ilustradora que hacen que puedas pasarte largo tiempo mirando una misma página: los juguetes que aparecen en cada jaula, el personaje del ratón que pudes ir siguiendo a lo largo de todo el libro… En fin, divertido y tierno para contar.

“Goodnight, Gorilla”, lo escribió e ilustró Peggy Rathmann en 1994 y en 2010 lo tradujo al español Ediciones Ekaré.

¡Hasta la semana que viene!