Bolsillo

Entiendo que, a lo mejor, no es este el fondo de este álbum que os traigo hoy pero resulta, esperanzador, tranquilizador, amable, tierno pensar que fuera así. Un abuelo que han perdido, y una familia que se inquieta y comienza a buscar. Hasta que la madre, vestida con su batín, mete la mano en el bolsillo y, después de mucho rebuscar, saca a la abuela. Tamaña es la sorpresa cuando sacan a la mujer que creían que había fallecido, pero bueno, andan en otros menesteres y, la misma abuela, recién sacada de allí, mete la mano, de nuevo en el bolsillo para buscar a su marido que cree ella que lo “lo venía oyendo”. Y, claro, saca de todo (al más puro estilo de Pablo Albo), pero, al final, empiezan a salir partes del abuelo: un botón, la dentadura, su sombrero, las gafas… Partes que montan para volver a tener entre ellos al abuelo. Y cuando su hijo quiere llevarlo al médico para dejarlo en observación, la abuela protesta: ¡solo faltaba eso después de tanto tiempo sin verse! Y se van a pasear al parque…

¡Qué maravilloso sería poder hacer esto! Metes la mano en el bolsillo y sacas a un ser querido que ha desaparecido de tu vida… en esos bolsillos que, al menos a mí, con la edad, se me llenan de cosas de lo más peregrinas y que muchas veces olvido allí dentro. ¡Qué mágico y maravilloso sería!…

En fin, suspiro ante tanta belleza, ternura y al mismo tiempo sencillez de “Bolsillo”, este pequeño libro que escribió Pablo Albo (ya sabéis que es mi preferido) y lo ilustró Lucía Serrano. En 2011, lo publicó la editorial República Kukudrulu.

¡Hasta la semana que viene!

Antes de acostarte

Tuve en mis manos el otro día una adaptación para niños de un clásico, ilustrado por este autor y, rápidamente, lo reconocí y me acordé de las historias de Bruna, esa niña que, bueno, es una niña… y esto es lo que reconforta de estos cuentos, el ver que lo que te cuentan son historias de una vida cotidiana de una niña normal y corriente. Y, digo que reconforta porque en “Antes de acostarte”, el padre de la niña se dispone a leerle un cuento antes de irse a dormir, pero cuando llega a su cuarto, hay tal desorden que deciden primero ordenar antes de leer. Cuando ya está todo en su sitio, se dan cuenta de que han perdido el libro que se disponían a leer por lo que, de nuevo, vuelven vaciar todos lo cajones y cajas de juguetes hasta que, finalmente, lo encuentran pero, para entonces, el caos se ha vuelto a apoderar de la habitación de la niña.

Y esto es: Rovira nos pinta una familia de lo más normal y cotidiana y, de paso, nos adentra ya en la normalidad de unas tareas domésticas compartidas, de una conciliación familiar que comienza con la mayor implicación de un padre. Pero lo hace de manera tan natural que nos hace pensar que, esto, es así en todas las familias y es así desde siempre. Una niña feliz, con curiosidades y juegos propios y deseables a su edad. Una niña naturalmente normal, y… esto, no es tan normal… pero todo se andará, porque los niños que lean a Bruna, así lo considerarán y con esta idea crecerán y vivirán.

“Antes de acostarte”, lo escribió e ilustró Francesc Rovira y, en 2007, lo publicó la editorial Edebé. Además, las historias de Bruna cuentan con otros títulos también publicados por esta editorial, como “¡No lo toques!”, “¡Vaya baño!” o “¡Vamos a vestirnos!”.

¡Hasta la semana que viene!

¿A qué sabe la luna?

Este mes se cumplen 20 años de la primera publicación en castellano de esta joya que ha devenido en clásico dentro de la literatura infantil. Me resistía a escribir una entrada por aquí para este álbum porque, imagino que, serán pocos los que no lo conozcan pero si, por un casual, todavía hay alguien y aprovechando su aniversario, aquí está: uno de mis cuentos para niños preferidos, como ya dije en la primera entrada que realizaba en este blog ya hace 2 años. Y sí, mira por dónde, se convierte así en una excelente y redonda celebración de mi segundo aniversario aquí, en “Ve lavándote los dientes”.

Y es que, como ya dije en su día, la primera vez que leí este cuento, me produjo una ternura difícil de describir. Y, cómo no, está ese trabajo en equipo de todos los animales que, subiéndose unos en los lomos de otros, intentan coger un trozo de luna para saber a qué sabe. Pero, como esto es sumamente obvio y yo me resisto a ver el aspecto moralizante en los cuentos infantiles, siempre he creído que lo importante en este cuento era la magia que hace que todos esos animales que, en la vida real, son enemigos y depredadores y depredados, esa noche se junten para degustar un trocito de luna. Una luna que les sabrá a aquello que más les gusta a cada uno (yo, cuando leo este cuento a los niños les digo que a mí me sabría a panquemado de Alberic, un dulce, que si bien es típico en toda mi región, en este pueblo del sur de València, lo hacen inmejorable). Una magia que, con el estómago lleno, hace que se acurruquen unos contra otros y duerman tranquilos a la luz de esa luna, ahora menguante…

¿El final?, inexplicable pero divertido: un pez tonto que no entiende qué ha pasado, no comprende para qué los animales terrestres han empleado tanto esfuerzo porque, allí, reflejada en el agua, tenían una luna más cerca.

Genial, sencillamente, genial. Aún hoy, después de tantas y tantas veces leído, no solo el cuento sino también infinidad de reseñas al respecto, sigue provocándome una sonrisa cada vez que hablo de él…

En fin, “Wie schmeckt der Mod?”, lo escribió e ilustró a la perfección Michael Grejniec ya en 1993. En 1999, la editorial Kalandraka se encargó de su traducción y su publicación aquí en España, así que, ¡felicidades! y, nunca mejor dicho, ¡enhorabuena!

¡Hasta la semana que viene!

¿Todavía nada?

Ya son varios los libros que os he traído de este formidable ilustrador pero es que, lo que más me fascina de este hombre es precisamente esto: sus ilustraciones. Los textos son unas veces hermosos, otras divertidos, otras con trasfondo… Lo que tengo claro es que, si no fuera por esos personajes tan originales, seguramente hubieran pasado desapercibidos de tan sencillos que son.

En “¿Todavía nada?”, el señor Luis, compuesto por alambre, lo que parece una pieza de un engranaje de reloj como ojo y el embellecedor de algún mueble o el mango de alguna herramienta como sombrero, cava un hoyo y en él planta una semilla. A lo largo de varios días, Luis, acude a ver si ya ha crecido su planta con una actitud cada vez más impaciente. Bajo la tierra, nosotros vemos que la semilla ya ha germinado y comienza a crecer, pero Luis no lo puede ver y, día tras día, al ver que todavía no ha salido nada, le dice al pájaro que anda por allí: “Volveré mañana”. Al final, desesperado, abandonará la espera y hará mal porque, justo en ese momento, sale una flor que el pájaro arrancará para llevársela a su novia, por lo que, cuando finalmente vuelva Luis, al no ver ninguna planta, pensará que todavía no ha crecido nada…

Divertido, didáctico, decididamente encantador pero, sobre todo, extraordinario gracias, otra vez, a esas obras de arte que funcionan como ilustraciones en este álbum.

“Toujours rien”, lo ilustró y escribió Christian Voltz en 1997 y en 2003, la editorial Kalandraka lo tadujo al castellano aunque, como siempre, en esta editorial, lo podréis encontrar en los demás idiomas de la península.

Atrapados

Como bien dice su autor, “Atrapados, es un libro acerca de tratar de resolver un problema que crece tirándole cosas”. Y, sí, Floyd ve cómo la cometa con la que estaba jugando queda enganchada en las ramas de un árbol. Al principio tira de ella para intentar soltarla pero, como no puede bajarla, comienza a tirar cosas para hacerla caer (como todos hemos hecho en algún momento de nuestra vida).

Lo que comienza con el lanzamiento de un zápato, pronto se convierte en un divertido absurdo en el que el niño lanza objetos cada vez más grandes sin conseguir su propósito. Hasta un camión de bomberos que acude a ayudar, es lanzado qudando encalado también junto a un orangután, una casa, una ballena y demás despropósitos . Al final, el niño acude con un serrucho pero, contrariamente a lo que el lector espera, lo lanza también y, esta vez, sí consigue que caiga la cometa… pero solo ella… Floyd se va contento entonces a seguir jugando con su juguete recuperado pero, por la noche, cansado, se va a dormir con una rara sensación de que algo se le ha olvidado…

“Stuck”, lo escribió e ilustró Oliver Jeffers en 2011. Ese mismo año lo publicó en español el Fondo de Cultura Económica (FCE) de México y, en catalán, lo hizo Andana Editorial.

Si queréis ver el libro leído por su autor, aquí tenéis un enlace en el que lo podréis disfrutar. ¡Hasta la semana que viene!

La selva azul

Y me viene a la cabeza este otro álbum que me recuerda a aquello que se suele decir: “los árboles te impiden ver el bosque”. Un hombre que parte con su locomotora en busca de la Seva Azul de la que tanto a oído hablar. Obsesionado con su encuentro, se va perdiendo todo aquello que el viaje le va mostrando, incluso esos elefantes azules que surgen de la espesura azul y que, en su ceguera o pérdida de perspectiva, no logra ver. Tan solo el pez que le acompaña (azul, pero tampoco de esto se ha dado cuenta Edgardo) se percatará de que ya ha llegado y se quedará.

Unos dibujos en blanco y negro solo rotos por el color azul de la pecera y su habitante, que poco a poco se adentran en la Selva que cubre de azul las páginas dejando solo la locomotora de Edgardo en blanco y negro.

Genial como siempre, Comotto, escribió e ilustró este ingenuo álbum ilustrado en 2004 y, su publicación, corrió a cargo de Edicienes Ekaré.

¡Hasta la semana que viene!

Nadarín

De reponerse de una mala experiencia, de no dejarse achantar y retomar tu vida allí donde la dejaste. Continuar y comenzar a disfrutar, de nuevo, de la vida con el firme propósito de no tenerle miedo (a la vida). De esto trata “Nadarín”, un mensaje válido para todas las edades, porque malas experiencias, desgraciadamente, se tienen a lo largo de toda la vida, como algo inherente a ella, pero no exclusiva. Y si te dejas llevar por el miedo, es posible que te pierdas todo aquello que hace que valga la pena, que la hace preciosa.

Leo Lionni, escribió e ilustró “Swimmy” en 1963, ya un clásico de la literatura infantil. Con esas ilustraciones tan propias de este autor: estampados y manchas de acuarelas ténues que contrastan con el personaje, un pez negro, diferente a todos los del banco en el que vive.

La editorial Kalandraka fue la responsable de su traducción a todas las lenguas de la península en 2007 así que podréis elegir en qué lengua disfrutarlo.

¡Hasta la semana que viene!

Espejo

Una niña, aparentemente aburrida, descubre con sorpresa que, junto a ella hay un espejo y, como si fuera la primera vez que ve su reflejo, al principio temerosa, después tímida y, al final, deshinibida, empieza a jugar con él. Los movimientos frente al espejo comienzan a ganar intensidad hasta convertirse en un baile desenfrenado donde, hasta el color naranja del vesitido de la niña, escapa de sus límites para cubrir toda la página a modo de manchas. Toda la ilustración de la página de la izquierda aparece siempre reflejada en la de la derecha, como si la línea que las separa fuera ese espejo invisible para el lector.

Pero, en un momento determinado en medio de este frenesí, aparece una página en blanco: las dos protagonistas han desaparecido del libro. Y cuando vuelven, solo los lectores nos damos cuenta de que se ha producido una separación entre la niña y su reflejo. A partir de entonces, este último adquiere vida propia y, como tal, también criterio y albedrío, lo cual, enfadará enormemente a la original cuando se percate de que su reflejo ya no le obedece. Y, parece que el carácer es lo único que siguen compartiendo original y reflejo porque también este se enfada porque no quiere perder su recién ganada individualidad. Original (así vamos a llamarla) acaba con una reacción propia de su edad y, finalmente, empuja la línea media que separa las dos páginas haciendo que el espejo y su reflejo caigan y se rompan en mil añicos. La última página muestra exactamente el mismo dibujo de la niña acurrucada en el suelo del inicio del libro pero, esta vez, su visión en espejo. ¿Es Reflejo u Original quien se ha roto?

Los libros de Lee desafían las normas, provocan al lector, nos obligan a mirar, observar, entender por qué ese dibujo es así y no de otra manera. Porque esa sutil diferencia, ese trazo justo en ese lado de la página es lo que nos cuenta, lo que nos narra sin palabras, en fin, la historia que su autora nos quiere contar.

“Espejo”, fue la primera de las obras de “La trilogía del límite“, a la cual siguieron “La ola“, de la cual ya os hablé en su día, y “Sombras”. La artista de todo esto es Suzy Lee, quien en 2003 comenzó con sus publicaciones. Aquí en España, su publicación corrió a cargo de Barbara Fiore Editora.

¡Hasta la semana que viene!

¿De qué color es un beso?

No soy de escribir acerca de álbumes que funcionan en el mercado de la literatura infantil porque considero que, solo acudiendo a una feria del libro, a una librería o biblioteca pública, se puede tener acceso a ellos sin necesidad de que nadie te hable de ellos. Y, este es el caso de los libros de Bonilla, que parece que se han convertido en indispensables en todos estos lugares y, sea dicho de paso, de una manera más que merecida. Las ilustraciones de esta autora son muy atractivas. Dibujos a lápiz, con personajes (sobre todo Minimoni) divertidos y llenos de color. Frescas, con movimiento… en fin, un sello inconfundible de esta ilustradora.

Minimoni, esa niña de pelo corto y aspecto desenfadado, activa, creativa, feliz, se pregunta de repente de qué color es un beso. Irá pensando en los diferentes colores pero, por una razón o por otra, la niña los asocia a cosas divertidas pero también a las que le desagradan y, uno por uno, los irá descartando. Por fin, desesperada, le pregunta a la madre si sabe de qué color son los besos. La madre, simplemente, le da un enorme beso en la mejilla a su hija que aparece con una grandísima sonrisa y rodeada de corazones de todos lo colores y estampados (¿por qué no?) posibles. Y es que creo que esta es la mejor representación gráfica que he visto de esa sensación que se tiene cuando una madre o un padre te da un beso y, qué duda cabe de que es igual cuando te lo da un hijo… ¡Perfecto!

“De quin color és un petó?” lo escribió e ilustró Rocío Bonilla Raya en 2015 y, ese mismo año, se publicó y también se tradujo al castellano, gallego y vasco, y todo corrió a cargo de la editorial Algar.

¡Hasta la semana que viene!

What happens next?

Es difícil, muy difícil, hablar de la muerte con los niños sin caer en lo tópico o lo ñoño. Me gusta cuando se les habla con claridad, con cercanía, con la sensibilidad suficiente como para comprender que son personas que han perdido a un ser querido y que como tal hay que tratarles. Y no siempre se hace bien esta difícil tarea. Por eso, cuando cae en mis manos algún álbum que, no solo sorprende sino que destaca por lo bien que lo aborda, no puedo más que hablar de él aquí.

Y, es que hace poco traía otro libro, “Ser o no ser… una manzana“, y a raíz de este, empecé a buscar más cosas de su autor y di con esta maravilla que me hizo llorar (aunque, no penséis que esto supone un mérito, que soy de lágrima fácil, como lo era mi padre). Un niño acaba de perder a su abuelo y, ordenando la que había sido su habitación, encuentra una libreta de notas en cuya cubierta el anciano había escrito: “¿Qué ocurrirá luego?”.

El niño abre la libreta y lee las anotaciones de su abuelo. Dudas acerca de en quién se convertiría o qué es lo que deseaba que ocurriera una vez muerto. Todas las ideas escritas por el anciano reconfortan y animan al niño hasta que, pensando, duda en que tal vez su abuelo escribió todo eso porque tenía miedo o se sentía triste porque iba a morir. Al pregunatrle al padre, este le dice que desconoce la razón pero que, en todo caso, es algo bueno para dejar a los demás cuando te mueres.

Así que el niño sale de casa dispuesto a comprar una libreta donde anotar todo aquello que le gustaría que le ocurriera después de haber muerto. Y, pensando en esa lista de deseos, el niño se da cuenta de que todavía hay una lista más larga e importante de cosas que desearía hacer mientras esté vivo. Pero, incluso esa lista, será incapaz de comenzarla porque antes se irá a jugar a aprender a volar…

Maravilloso libro para aprender a vivir y a sacarle jugo a la vida, que ya es corta y no podemos ir perdiendo el tiempo y las energías. Traducido del japonés, “What happens next?” lo escribió e ilustró Shinsuke Yoshitake en 2016 y, un año más tarde, lo publicó la editorial Thames & Hudson. Al español todavía no se ha traducido pero, cómo no, desde aquí insto a cualquier editorial para que apueste por esta joya, porque, lo dicho, no es fácil encontrar algo así… Y para que veáis que no exagero, aquí os dejo una lectura muy acertada de él. ¡Hasta la semana que viene!