Memorias de una gallina

Y siguiendo con este tipo de libros infantiles que hablan sobre una fémina, hoy, un libro para niños algo mayores, “Memorias de una gallina”.  Una gallina que decide su propio nombre, Carolina. Que entiende que el mundo no es solo poner huevos: que, si hay que pagar a la granjera  por la casa y la comida, con sólo tres huevos a la semana es suficiente. Que ella quiere cantar, charlar, tener amigos…  y, si pone tres huevos, dos, o incluso uno al día, ya no le quedará tiempo para todo esto.

Una gallina que no soporta las injusticias, que ayuda a su hemano a huir del gallinero para que la granjera no lo eche en la cazuela, que ayuda a las gallinas débiles a defender su ración de comida ante los picotazos y empujones de las gallinas fuertes y elegantes.

Una gallina que no cae rendida ante los encantos del gallo Marqués pero que, cuando el resto de gallinas lo castigan porque descubren sus mentiras, lo cuida y no se ensaña con él. Incluso cuando todo parece indicar que, al final, Carolina se va a casar con este gallo majestuoso, lo rechaza porque ella es capaz de cuidar de sí misma, de buscar sus propios granos de maiz y, sobre todo, es capaz de despertarse sola sin la necesidad del canto del gallo. Será ella quien, delicadamente, despertará al gallinero para demostrar que ellas también pueden cantar.

Me cae bien: una gallina que, sin acritud, sin venganza, va cambiando el mundo. Sin conformismo pero sin revoluciones violentas, con un modo de ver la vida ajustado, real, sin utopías pero justo, sobre todo justo.

“Memorias de una gallina” lo escribió Concha López Narváez en 1989 y lo encontraréis publicado por la editorial Anaya en su colección El Duende Verde. En Bétera, lo podéis encontrar en nuestra biblioteca. Os lo recomiendo, de verdad.

Hasta la semana que viene.

Sueños de lana

Ayer fue el Día Internacional de la Mujer. Y, yo no me considero una mujer feminista en el sentido actual de la palabra, no acabo de entender lo de “ellos y ellas”, o el deseo de prevalecer de algunas mujeres por encima del hombre… Soy más de una igualdad, de coexistir en este mundo que, inevitable y afortunadamente, tenemos que compartir … y, por esto, mé manifesté ayer.

No obstante todo esto, siempre he percibido un modo femenino de ver el mundo que no aprecio tanto en los hombres (bueno, ni en todas las mujeres, tampoco puedo generalizar). Novelas como “Orlando”, de Virginia Woolf; “El festín de Babette”, de Isak Dinesen; “Un puente de libros infantiles” de Jella Lepman o, evidentemente, guardando las distancias, el cuento que os traigo hoy, podrían explicar esta percepción de dureza, fortaleza, anhelos, arquitectura de tu propia vida en torno a los seres queridos, desconcierto ante la violencia… Sé que si algún hombre me lee podrá molestarse: no lo hagas, de verdad, es una pincelada en algunas mujeres que, me sorprende, no nos hace ni mejores ni peores, simplemente, me sorprende.

“Sueños de lana”, de Mercè Sendino. Un homenaje en forma de verso a la mujer. Unos personajes femeninos que tejen su vida o sus deseos con lana, conforman los sueños de Susana, cuyos padres tienen una fábrica de lana. Y no hay nada más. De hecho, cuando leo algunas notas acerca de este libro, nunca le encuentran tanto sentido, únicamente unos versos infantiles y ya. A lo mejor soy yo quien ve algo más… quizá tendríamos que preguntar a su autora, pero, en cualquier caso, no cambiaría mi precepción. Es un libro escrito e ilustrado por una mujer y yo me he sentido muy cerca de él.

“Sueños de lana” lo escribió Mercé Sendino en 2008 y fue publicado por Brosquil Ediciones.

Y, bueno, el cuento perfecto para una mujer fuerte y que siempre me sorprende, como estas mujeres de las que os he hablado hoy, y que cumplió años el pasado domingo: mi madre…

Hasta la semana que viene.

¿Te acuerdas?

Hay veces que me gustaría escribir, o ilustrar, o escribir e ilustrar un álbum para niños pero, entonces, descubro algún libro como el que os traigo hoy y pienso que, mientras haya personas que creen de esta manera, mejor será que me mantenga detrás de mi ordenador y me limite a hacer eco e intentar que estas maravillas lleguen al mayor número de niños posible.

Di con este álbum a través del blog “Donde viven los monstruos”. Un blog sobre literatura infantil al que podéis acceder por el enlace permanente que tenéis a la derecha. Reflexiones sobre multitud y diferentes temas que sirven al autor para presentar un libro dirigido a los niños (el libro, que no la reflexión. Y es esto lo que me gusta de este blog, que es diferente.)

En fin, pues estaba leyendo, como hago habitualmente, la entrada que acababa de publicar y que ese día dedicaba a “¿Te acuerdas? o cómo revivir los momentos compartidos”.  Me pareció muy interesante la reflexión que hacía sobre las nuevas tecnologías y las relaciones sociales, sus virtudes y sus inconvenientes, la conexión que hacía con el álbum que presentaba… así que decidí comprarlo.

Y es que, en estas nuevas relaciones se pierden los sentidos. Sentidos como el olor, el tacto que nos hacen rememorar (¡y de qué manera!) momentos vividos con otra persona pero que, evidentemente, a través de Internet, prescindimos de ellos.

En “¿Te acuerdas?” una pareja de ancianos, en diferentes situaciones y según lo que están haciendo o viendo en cada momento, van recordando un día vivido en la infancia. Un día que vivieron juntos mientras eran niños y que, ahora, recuerdan con los mismos sentidos que en ese momento compartieron. La imaginación de un juego en el camino, la inquietud al haberse perdido, la tranquilidad de coger de la mano a tu amigo y sentir cómo se esfuma el miedo. Las gotas de lluvia en la boca, esas mismas gotas en la hierba tras la tormenta y tú tratando de cogerlas con la mano…  ¡Magnífico! Cuando leo textos así, de verdad, pienso que todo está hecho, que con gente escribiendo e ilustrando bellezas así podemos estar tranquilos porque la literatura infantil está a salvo.

“Weisst du noch?” lo escribió Zoran Drvenkar y lo ilustró la siempre magnífica, Jutta Bauer en 2017 y, ese mismo año, Lóguez Ediciones lo tradujo al castellano.

En fin, encantada de haber encontrado esta joya… Hasta la semana que viene.

Vamos a cazar un oso

Basado en una canción del folklore americano, en “Vamos a cazar un oso”, un padre sale con sus cuatro hijos a cazar un oso y… bueno, no voy a contaros más, casi es mejor que veais al autor contarlo…

En inglés, sí, pero tenemos una estupenda traducción a cargo de Verónica Uribe, fundadora de Ediciones Ekaré, quien publicó en 1993 la versión en español de “We’re Going on a Bear Hunt”. En cualquier caso, siempre resulta muy enriquecedor poder leer un libro en su idioma original y, además, divertido si es Michael Rosen quien nos lo cuenta.

Las ilustraciones son de Helen Oxenbury, quien siempre da un toque clásico pero de indiscutible belleza al relato. Además, en este caso, me llamó la atención porque dibuja a un padre de excursión con sus hijos. De nuevo un libro que trata la realción del padre (y no la de la madre) con sus hijos. Es raro en la literatura infantil o, al menos, no tan habitual como la relación maternofilial a la que estamos tan acostumbrados. Me gusta que se normalice y se de protagonismo también a los padres…

En fin, un libro divertido, alegre, familiar, acogedor (¡qué tierno ese final bajo el cubrecama!)… os lo recomiendo y, además, lo podéis encontrar fácilmente, no tendréis problema, que últimamente algunos os habéis quejado de que algunos de los libros que muestro ya están descatalogados. Y sí, es verdad, pero no por ello voy a dejarlos, que bien merecerían una nueva edición. Además, siempre podéis buscarlos en la biblioteca de vuestra ciudad o pueblo y, si tenéis suerte y los encontráis, me lo agradeceréis.

Bueno, hasta la semana que viene…

¿Y yo qué puedo hacer?

Sin quitar un ápice de mérito a la labor que realizan muchas ONG (otras me infunden rabia y terror cuando profundizo en su organización), siempre me ha fastidiado la devoción y la ayuda hacia ellas que surge entre algunas personas en estas fechas y solo en estas fechas. Como si limpiáramos conciencias con dinero destinado a proyectos lejanos para tratar de paliar problemas que no nos afectan pero que, lo más seguro y de manera indirecta, hemos provocado nosotros con nuestro modo de vida. Sí, viene a recordarme un poco a la campaña franquista “Siente un pobre en su mesa” que caricaturizó Berlanga en su película “Plácido“.

Y, claro, cuando leí “¿Y yo qué puedo hacer?”, pensé que podía ser una gran herramienta para que un niño entienda en qué consiste la solidaridad y la empatía más allá de la Navidad y las grandes campañas o acciones que se llevan a cabo en ese momento del año.

El señor Equis lee el periódico todas las mañanas y el cuerpo se le llena de preocupaciones ante las noticias que acaba de leer. La pregunta “¿Y yo qué puedo hacer?” se aloja en su cabeza y le tortura hasta que, una noche, cansado, se duerme en el sofá con la boca abierta. La pregunta encuentra el agujero y aprovecha para quedarse en la lengua. Al día siguiente, el señor Equis, se asombra cuando descubre que, cada vez que abre la boca, la pregunta sale, y cada vez que sale, alguien que está cerca del señor Equis le contesta: una mujer angustiada en la calle que necesita que alguien la lleve al hospital con su hijo que tiene fiebre, la vecina enferma que no puede bajar a hacer la compra… gente cercana y con problemas que siempre responderán a la pregunta “¿y yo qué puedo hacer?”.

Una delicia de libro de José Campanari con ilustraciones sencillas pero originales y muy adecuadas al texto de Jesús Cisneros y que fue publicado por OQO Editora en su colección O, en 2008.

Y, bueno, que tengáis una buena entrada en el 2018 y hasta la semana que viene.

Madrechillona

Hay veces que tratamos a nuestros hijos de manera injusta: un grito, un gesto, unas palabras desafortunadas… en fin, una situación fuera de tono. Y un día encontré un libro para pedir perdón a mis hijos en estos casos o, más bien, para que entendieran que no eran culpables y que no debían preocuparse porque, el perdón, ya se lo había pedido antes.

“Madrechillona”, de Jutta Bauer. Un libro sencillo en cuanto a texto e ilustraciones pero no carente de sentido. Un pingüino describe su sentir después de que una mañana, su madre, le haya chillado. Un niño roto, descompuesto ante el enfado de su madre quien recoge los trozos de su hijo y los une para pedirle perdón. Un ejemplo de serenidad y reconocimiento de nuetros errores que, también debemos tener antes nuestros hijos. No somos perfectos y ellos deben saberlo.

“Schreimutter” fue publicado en 2000 y, un año después, traducido al español por Lóguez Ediciones.

Y tiene otros libros esta autora, y muy buenos también, pero ya os hablaré de ellos en otra ocasión. Mientras tanto, hasta la semana que viene.

Si un día juntásemos todas las camas del mundo.

El pasado domingo, 10, fue el Día de los Derechos Humanos, y se me ocurrió traeros hoy esta maravilla de libro, esta reflexión tierna y dura a la vez: “Si un día juntásemos todas las camas del mundo”. Diferentes camas, diferentes personas, diferentes vidas… diferencias que reflejan injusticias o situaciones adversas. Un contacto dulce de la realidad con el niño, quien podrá entender un poco más este mundo. Las ilustraciones de Marta Lanzón son también dulces con un gusto onírico y acompañan perfectamente a las palabras que, sin embargo, al final, nos dan un toque, un toque de esperanza, un toque para que cambiemos este mundo:

“… lo mejor de juntar todas las camas del mundo sería que por lo menos esa noche toda la gente del mundo podría dormir sobre una cama, dormir y descansar, descansar y soñar, soñar con qué pasaría si un día juntásemos todas las cacerolas del mundo.”

Y, cuán importante sería que los niños entendieran esto, que romper con esta situación, cambiar esta cosmovisión es posible, que está en nuestras manos, y también en las suyas. Y, así, hacer que no quede todo en “declaraciones” sino en hechos…

Félix Albo formó parte del grupo Albo durante diez años junto con Toni Mira y mi admirado Pablo Albo. Pero fue ya trabajando solo, en 2010, cuando publicó este libro a través de la editorial Palabras del Candil, una editorial dedicada a la narración oral. Una editorial muy curiosa, ¡echadle un vistazo!

Bien, pues, hasta la semana que viene.

 

Bienvenido a la familia

No soy muy aficionada a los libros tipo enciclopedia para niños. Muchos de ellos pecan de tener una cantidad excesiva de textos e imágenes difícil de seguir por un niño. Además, los temas son recurrentes sin aportar mayor originalidad a lo que los niños van aprendiendo.

Por eso, la primera vez que encontré “Bienvenido a la familia” lo empecé a hojear no sin cierto recelo: una enciclopedia y que trataba el tema de la familia… Una inquietud, más morbosa que otra cosa, me hizo comenzar a leer los textos: ¿qué tipo de familia describiría?… Y cuál fue mi sorpresa al descubrir a estas dos autoras escribiendo sobre diferentes tipos de familias. Niños adoptados, familias de acogida, niños nacidos por FIV, parejas homosexuales, gestación subrogada, familias reconstituidas… sí, yo creo que todos los tipos de familias aparecían en este libro, todos explicados con gran naturalidad, con respeto, con unas ilustraciones magníficas que hacía atractivo seguir pasando las páginas y leer cada uno de sus rincones.

Por fin un libro sobre la familia, actual y respetuoso… lo primero que pensé es que este libro debería leerlo agún adulto… pero, bueno, empecé por comprarlo y llevarlo a casa… Un libro que os recomiendo para abrir mentes y enseñar en el respeto. Sí, decididamente, un libro magnífico.

Mary Hoffman, escribió “Welcome to the family” en 2014, junto a Ros Asquith, quien le puso las ilustraciones. Un trabajo codo con codo que tradujo y publicó ese mismo año Editorial Juventud. Y tienen más: “El gran libro del cuerpo”, “El gran libro de la ecología”… pero ya os hablaré otro día de ellos…

Vale, pues, ¡hasta la semana que viene!

Cuando os hagáis pequeños.

Sé que no es viernes, pero es que hoy se celebra el Día Universal del Niño. Y es que fue el 20 de noviembre cuando la Asamblea General de la ONU aprobó la Declaración de los Derechos del Niño en 1959. Así que he decidido hacer una excepción y traeros un cuento también hoy.

Y, además, os traigo una de esas joyas que enternecen hasta emocionar. En “Cuando os hagáis pequeños” son los niños los que hablan con los adultos y les cuentan lo que les pasará o lo que harán cuando se hagan (nos hagamos) pequeños. Como aprender a atrapar el tiempo con una red, a meterlo en un bote de cristal -si no, se escapa-, y a usarlo solo para las cosas importantes”. O que perderemos la vergüenza y no nos cansaremos buscándola… En fin, un cuento lleno de frases hermosas que parecen conformar un poema, acompañado de ilustraciones  que ilustran (valga la redundancia) lo que las palabras nos van contando, para acabar:

“Y ese gran día, cuando os hagáis pequeños, aquí estaremos nosotros para cuidaros. ¡Tranquilos! Si tenéis hambre os daremos el pecho, y si estáis cansados os acunaremos hasta que os quedéis dormidos.”

¡Qué hermosas deben ser las personas capaces de crear tanta belleza!

Uxue Alberdi y Aitziber Akerreta crearon “Txikitzen zaretenean” en 2013 y, ese mismo año, la editorial Kalandraka lo publicó, también, en castellano.

En fin, protejamos a los niños y hagamos digna la celebración de tan importante día, que no quede tan solo en una declaración…

Ahora sí, ¡hasta el viernes!

Como cada mañana

Hoy os voy a hablar de uno de esos libros infantiles que, más que un cuento, es una obra de arte. De hecho, si visitáis la página web de Christian Voltz, os daréis cuenta de qué os hablo. Entre su trabajo encontramos cerámica, dibujos y, afortunadamente, libros infantiles. Y digo “afortunadamente” porque es una delicia hojear sus álbumes descubriendo cómo y qué ha utilizado para crear cada uno de sus personajes. Su trabajo es a base de alambres a los que da forma y objetos reciclados a los que les da una función especial en el contexto de la ilustración.

El descubrir las imágenes en las páginas de sus libros supone un gran entretenimiento ya de por sí, pero es que, además, los textos, aunque muy sencillos, están cargados de connotaciones, como es el caso del libro que os traigo hoy.  “Como cada mañana” (1998) nos cuenta la vida monótona y aburrida del Señor Leoncio quien ve como todo se le viene abajo el día en que, por error, se pone una corbata amarilla en vez de gris para irse a trabajar… Y es que, a veces, minúsculos cambios en nuestra vida (voluntarios o no) pueden hacer nuestro día a día mucho más emocionante y, al final, en esto consiste la felicidad, ¿no?.

“Como cada mañana”, fue publicado en 2004 por la editorial Kalandraka. Y, bueno, que tengáis una semana repleta de minúsculos cambios en vuestra vida… Hasta la semana que viene.