El rebaño

Cuenta una oveja de un rebaño (ya he dicho alguna vez que me chiflan esos álbumes en los que se antropomorfizan los animales), digo, cuenta una oveja cómo su rebaño es la encargada de saltar cada vez que Miguel no puede dormirse. Y es la oveja nº4, la negra, la que, en un momento dado, decide que ya está bien, que no quiere saltar más. La presión del resto del rebaño, como si de la presión social se tratara, no logra que Nº4 cambie de idea. Pero, el contenido de una carta que, en medio del pensamiento o duermevela de Miguel, le entrega a la oveja negra un cartero en bicicleta, hace que, finalmente, salte y el niño logre dormirse. Una carta escrita por el propio Miguel, a su oveja, de su rebaño, de su sueño…

Es magnífico leer desde el pensamiento o las memorias de una oveja en qué consiste el trabajo de los rebaños, de cómo se comportan como eso, como un rebaño de ovejas: una salta, el resto le siguen. Y como una se revela y dice ¡basta! y esto asombra, asusta al resto que reacciona en contra de la oveja negra… ¡genial!… ¡como en la vida misma!… en la humana vida…

Pues, “El rebaño”, lo escribió Margarita del Mazo y lo ilustró Guridi quien ayuda muchísimo a que el cuento resulte divertido, tierno y muy, muy fresco. Una combinación de texto e ilustraciones muy acertada y necesaria. Lo encontraréis publicado por la editorial La Fragatina , que lo hizo en 2014.

¡Hasta la semana que viene!

La ola

Comienza el periodo estival y me apetecía traeros este álbum mudo de la genial artista surcoreana, Suzy Lee. En “La ola”, una niña que pasea por la playa con su madre, comienza a jugar y a desafiar a las olas que rompen en la orilla bajo la atenta mirada de un grupo de gaviotas, las cuales son testigo del triunfo de aquellas. Aunque, seguramente, divertido y agradecido por el juego, al final, el mar, le regala a la niña un tesoro de conchas y estrellas que le enseña feliz a la madre que, rezagada, acaba de llegar.

¿Qué hay que decir de estas ilustraciones tan vivas que ni siquiera necesitan texto que las explique? Con tan solo dos colores, el del lápiz y el azul del vestido de la niña y el mar, Lee, nos transporta a esa playa donde, incluso, podremos escuchar el batir de las olas o el graznido de las gaviotas.

“La ola”, forma parte de “La trilogía del límite” junto a “Sombras” y “Espejo”. En ella, Lee, rompe con las normas estéticas y de maquetación y nos presenta dibujos que interrumpe, que recorta, de manera intencionada, en la zona central de la encuadernación. Esta maravilla de desafío, la publicó, en 2008, Barbara Fiore Editora.

¡Hasta la semana que viene y felices vacaciones a los niños!

Jaime y las bellotas

Pudiera ser un libro ecologista… o no… pero sí es un álbum que habla de la vida y de la intención que uno tenga a lo largo de ella…

Jaime planta una bellota. Germina, brota pero, algo pasa que no llega a convertirse en roble. Así que, Jaime, planta otra bellota, pero tampoco llega a ser un árbol. Jaime crece, se convierte en hombre y también en anciano y, algunas de las bellotas que a lo largo de su vida ha seguido plantando, se han convertido en enormes robles que, ahora, les protegen a él y a sus amigos con su sombra.

Un canto a la vida, y al respeto, y a la convivencia con las naturaleza en una relación simbiótica perfecta.

Así es, un precioso álbum que escribió Tim Bowley e ilustró Inés Vilpi en 2005. Ya en 2008 lo publicó, en castellano, la editorial Kalandraka. Y, bueno, hasta la semana que viene y, a plantar bellotas…

Orejas de mariposa

Existen muchos álbumes ilustrados con una temática alrededor de la aceptación de uno mismo, de la lucha contra el menosprecio de los demás. Y, si bien son muy predecibles y obvios, no cabe duda de que más de una vez puden ayudarnos a explicar o quitar importancia a las burlas tan comunes a esas edades. Y, bueno, los hay con más o menos gracia u originalidad pero algunos son verdaderas joyas, como es el caso de “Orejas de mariposa”.

Mara es una niña de la que se burlan en el colegio gracias a sus grandes orejas. Cuando llega a casa triste, su madre, le explica que tiene orejas de mariposa, que “revolotean sobre la cabeza y pintan de colores las cosas feas”. A partir de entonces, cada vez que sus compañeros se meten con ella, la niña, lejos de enfadarse, da una graciosa explicación a cada una de las burlas, como que los zapatos que lleva no son viejos, que son zapatos viajeros; o que no es que le rujan las tripas, es que lleva una orquesta en la barriga… en fin, una manera de no dar importancia a las burlas como táctica para que te dejen en paz…

Y esto me lleva a pensar que, tal vez, deba o debiera haber algún álbum para trabajar la empatía, para educar a los que están al otro lado hostigando… pero, sin animalitos que se den cuenta de que su amigo oso se ha podido enfadar por su comportamiento… me gustaría algo más obvio, más real… del tipo: eso que acabas de decir o hacer ha tenido y tendrá estas consecuencias en este niño… No sé, estoy muy cansada y cada vez aguanto menos a las personas que como diversión tienen la burla o el maltrato hacia los demás. Y digo personas, en general, porque no es algo propio de la niñez. De hecho, muchas veces, los adultos funcionan como ejemplo para estos individuos en edad infantil (por no usar otra palabra más malsonante, que últimamente me dejo llevar…)

Pero, es verdad y hablo en serio cuando digo lo del álbum para trabajar la empatía, la sensibilidad… que muchas veces bien merece la pena acercarse a esos niños y averiguar el por qué de ese comportamiento… Otras no, todo hay que decirlo, que siempre hay gente que es así y… ya está, es así…

En fin, mientras espero encontrar este cuento, os dejo con “Orejas de mariposa” que escribió Luisa Aguilar e ilustró André Neves en 2007 y, un año más tarde, lo publicó la editorial Kalandraka. Lo encontraréis, también, en la biblioteca de mi pueblo, de Bétera. Hasta la semana que viene…

Lo que no vio Caperucita Roja

Llevo varios días reflexionando (y mucho) acerca de un tema que esta última semana nos ha estado preocupando a todos (a todos y a todas. Aquí sí quisiera hacer esta puntualización, porque, sí, los hombres se han preocupado tanto como nosotras) y, las opiniones leídas aquí y allá, me han llevado a escribir esta entrada no prevista (al menos de momento).

“Lo que no vio Caperucita Roja” o “Desmontando un clásico III“. Porque, si revisamos las enseñanzas que tuvimos de niñas, es para echarse a temblar. Recuerdo una canción que me enseñaron cuando todavía estaba en párvulos y que, sin embargo, me marcó tanto que todavía la puedo recitar en su mayor parte. No os voy a aburrir con la letra que, básicamente, canta el cuento que todos conocemos, pero sí que quisiera que conocierais el final de esta canción, donde, con una variación del clásico, es el Hada de los Bosques quien salva a Caperucita y le ragaña:

“Caperucita, no te vuelvas a escapar sin permiso de mamá, porque en el bosque hay lobos que parecen caballeros de verdad.”

Da qué pensar… Quiero proteger a mi hija (¡quién no?), pero no me gustaría educarla así, con miedo hacia el hombre, con desconfianza…

Uno de los comentarios que he leído estos días y que más me ha gustado, provenía de un hombre. Venía a decir que quería que las mujeres pudieran hacer todo aquello que él, como hombre, podía hacer y que, además, lo hiciéramos sin miedo… Sí, definitivamente, eso es lo que quiero yo para mí y para mi hija.

Pero creo que, hoy más que nunca, os necesitamos a los hombres para que defendáis este pensamiento delante de quien sea; para que tengáis tolerancia 0 ante cualquier, no ya acoso, ante cualquier comentario machista o sexista que oigáis de otros hombres.

Estos días, he llegado a la conclusión de que os necesitamos para esta labor. Para acabar con esos miserables, es necesario que hombres y mujeres luchen juntos. Ante algo así no podemos hacer diferencia de voces. No podemos ir las mujeres delante y solas, deben acompañarnos y debemos dejarnos acompañar.

Por mi parte, quiero desmontar las enseñanzas del hombre como depredador, como un ser violento, depravado y enemigo de la mujer. Quiero quedarme con la voz de muchos de vosotros que habéis gritado con nosotras estos días… es muy esperanzador…

Y bien, a lo que iba, aunque prefiero otras sátiras del cuento de Caperucita Roja, no está nada mal este álbum para ir desmontando, de una vez, este clásico. En él, los distintos personajes del famoso cuento dan su punto de vista acerca de la historia explicando, así, lo que realmente ocurrió.

Mar Ferrero escribió e ilustró “Lo que nunca vio Caperucita Roja” en 2013 y, este mismo año, la Editorial Edelvives lo publicó, aunque, posteriormente, ha habido más reediciones.

Y, no dejéis de ver, si no lo habéis hecho ya, “La increíble ¡pero cierta! historia de Caperucita Roja”, una película animada de Blue Yonder Films muy, muy recomendable para desmontar este clásico. ¡Hasta la semana que viene!

El oficial Correa y Gloria

Hoy toca que os hable de un álbum práctico. Práctico en el sentido de que es simple, sencillo para que lo entiendan los niños. No hay una doble lectura de la que deban extraer conclusiones. El oficial Correa es un hombre que acude a los colegios de Napville enseñando a los niños reglas de seguridad. Así de simple. Eso sí, en un determinado momento, comienza a acompañarle una perra policía, Gloria, quien dará un toque diferente y divertido a las charlas que imparte el oficial por los centros y, este hecho actuará como hilo conductor para la historia que sirve, simplemente, para que los niños sepan qué no deben hacer por motivos de seguridad.

Y, la verdad, es que resulta práctico tener de vez en cuando libros así por casa, no sea cosa que tu hijo haga caso omiso a tus consejos (ja!) de no ponerse algo punzante en el oído, o de no tocar los medicamentos de otra persona, o de asegurarse de la profundidad del agua antes de zambullirse… En fin, siempre les puedes hacer la pregunta de ¿qué dice el oficial Correa cuando tienes que cruzar la calle? y como si de su héroe se tratara, miran a uno y a otro lado de la calle… ¡me encanta! ¡qué inocencia!

“Officer Buckle and Gloria” lo escribió e ilustró Peggy Rathmann en 1995 y lo publicó en español, en 2012, la editorial venezolana Ekaré. Lo que me gusta de esta autora, sobre todo, son las ilustraciones que, aunque no son ni muy originales ni muy estéticas, sin embargo, son divertidas de escrutar. En cada página hay pequeños detalles dibujados minuciosamente que puden pasar desapercibidos en un primer momento: un personaje que puedes seguir por toda la historia o algún guiño de la autora hacia el lector. En otro álbum de Rathmann, en “Faltan 10 minutos para dormir”, hay un momento en el que el niño está leyendo el mismo libro que está leyendo el lector en ese momento, o sea, “Faltan 10 minutos para dormir”. Y en otra página, al fondo de la ilustración, aparecen los personajes de otro libro suyo, “Buenas noches, Gorila”, en el momento en el que los animales salen del zoológico. Es decir, una escena de un libro se cuela como fondo en el segundo. Es muy entretenido, tanto que, a veces, cuando los releo, me pierdo mirando cada uno de los ricones de la imagen a ver si decubro algo más…

En fin, ya os hablaré de esos libros más adelante pero, hasta entonces, hasta la semana que viene.

Ferdinando el toro.

“No hay duda de que la exposición hizo las veces de feria navideña; la afluencia de gente crecía cada día, y se nos hacía especialmente duro rechazar a tantos niños berlineses que hasta allí se acercaban mendigando un libro. Una tarde, sentada a solas en la escalera de acceso, con El Toro Ferdinando de Munroe Leaf sobre mis rodillas, me rompí la cabeza pensando en cómo conseguir un libro que poner bajo la almohada de aquellos pequeños por Navidad. ¡Y Ferdinando me dio una idea!.

En Berlín salían los periódicos cada mañana, luego en algún lugar tenía que haber inmensos rollos de papel de prensa. Quizá pudiéramos imprimir El toro Ferdinando en ese mismo papel y luego plegarlo hasta componer un pequeño libro. Se cumpliría así el sueño de Navidad de muchos niños.

(…) De la imprenta de Tempelholf salieron 30.000 ejemplares en una sola noche.”

Jella Lepman (1964). Un puente de libros infantiles

Hoy he preferido comenzar con este extracto del libro que os traía hace dos semanas para presentaros este clásico de mención obligada en un blog de literatura infantil, más después del reciente estreno de la película a cargo de la productora Blue Sky Studios que, si queréis que os diga la verdad, todavía no he tenido ocasión de ver.

Lo justo es contextualizar esta historia para poder hacer una buena crítica de ella. Estamos hablando de 1936 cuando Leaf publica este cuento para niños ambientado en España y basado en una historia real (el toro Civilón). Y, qué duda cabe de que hay un sentido pacifista en todo esto que, de nuevo, enmarcado entre la Guerra Civil Española que acababa de estallar y la II Guerra Mundial a punto de hacerlo, parece que explique mejor su lectura. Y yo creo que por eso Lepman, años después, en la Navidad de 1946, escoge este cuento y no otro para repartir entre los niños berlineses: Ferdinando, el toro que no quería luchar ni embestir, el toro que solo quería oler las flores.

En todo caso, estoy segura de que resultaría rompedor en aquella época la lectura de este cuento entre los niños. Así que, aquí está, un cuento pacifista para hoy: Ferdinando el toro, que escribió en 1936 Munro Leaf, ilustró años más tarde Werner Klemke y que ha reeditado Lóguez Ediciones.

Y, bueno, os dejo un enlace al corto que estrenó Disney en 1938 y que es muy fiel al libro, aunque la visión de los españoles o de la ciudad de Madrid en aquella época sea algo discutible… Hasta la semana que viene.

Un regalo diferente

Hoy es mi cumpleaños, y se me ha ocurrido traeros este cuento que encuentro muy divertido para que los niños comprendan aquello de que los regalos no tienen por qué ser materialistas y que, muchas veces, son los mejores regalos que te pueden hacer.

Es el cumpleaños de Marcel y su amigo Tristán le regala un trozo de tela que le sobró de las cortinas. Tristán se queda decepcionado porque él esperaba una peonza pero, igualmente, se van a merendar. A partir de ese momento, la tela les es de mucha utilidad en todas las situaciones y aventuras que les van surgiendo a lo largo de la tarde. Finalmente, Marcel, reconoce que le ha gustado mucho más el trozo de tela que la peonza.

El texto es de Marta Azcona y las ilustraciones de Rosa Osuna, quien usa acuarela y pastel en el diseño de sus personajes que resultan fescos, originales y muy, muy expresivos. El dibujo de una figura a lápiz va siguiendo a los protagonistas siendo advertido solo por el perro de Marcel, que les acompaña, y resulta divertido buscarlo en cada página. Además, una foto singulariza el trozo de tela del resto de la ilustración convirtiéndola en un personaje más. Todo esto, junto con el texto repetitivo que añade dinamismo al cuento, lo convierte en algo muy original.

“Un regalo diferente”, lo tenéis publicado por la editorial Kalandraka (2005) y los de Bétera lo podéis encontrar en nuestra biblioteca municipal .

Por cierto, Lola, Pepe, ¡muchas gracias por vuestro regalo diferente! 😉

Bueno, pues, hasta la semana que viene…

Como cada mañana

Hoy os voy a hablar de uno de esos libros infantiles que, más que un cuento, es una obra de arte. De hecho, si visitáis la página web de Christian Voltz, os daréis cuenta de qué os hablo. Entre su trabajo encontramos cerámica, dibujos y, afortunadamente, libros infantiles. Y digo “afortunadamente” porque es una delicia hojear sus álbumes descubriendo cómo y qué ha utilizado para crear cada uno de sus personajes. Su trabajo es a base de alambres a los que da forma y objetos reciclados a los que les da una función especial en el contexto de la ilustración.

El descubrir las imágenes en las páginas de sus libros supone un gran entretenimiento ya de por sí, pero es que, además, los textos, aunque muy sencillos, están cargados de connotaciones, como es el caso del libro que os traigo hoy.  “Como cada mañana” (1998) nos cuenta la vida monótona y aburrida del Señor Leoncio quien ve como todo se le viene abajo el día en que, por error, se pone una corbata amarilla en vez de gris para irse a trabajar… Y es que, a veces, minúsculos cambios en nuestra vida (voluntarios o no) pueden hacer nuestro día a día mucho más emocionante y, al final, en esto consiste la felicidad, ¿no?.

“Como cada mañana”, fue publicado en 2004 por la editorial Kalandraka. Y, bueno, que tengáis una semana repleta de minúsculos cambios en vuestra vida… Hasta la semana que viene.

Huevos verdes con jamón

A través de sus característicos personajes, Theodor Seuss Geisel, más conocido por su pseudónimo, Dr. Seuss, nos cuenta, rimando, en “Huevos verdes con jamón” (1960), una loca historia, con no mucho sentido. Un personaje llamado Juan Ramón, persigue y acosa a otro, del que no sabemos su nombre, con un plato con unos huevos verdes con jamón insistiéndole para que se los coma. Y un tema tan absurdo, se vuelve, sin embargo, muy divertido gracias a las rimas y a las ilustraciones, tan repetidas en todos sus libros, de esos personajes imaginarios y con ese aire tan loco.

Porque en los libros de Dr. Seuss, lo de menos es lo que cuenta, lo que importa es lo divertidos y frescos que resultan su lectura y sus personajes imaginarios.

Una recomendación para leer a Dr. Seuss: si entendéis un poquito el inglés, os aconsejo encarecidamente que lo hagáis en su idioma original. No siempre se han traducido bien los versos de sus libros y algo que en inglés resulta fresco y divertido, mal traducido al castellano resulta ser un sin sentido. No obstante, la traducción que hizo Aída E. Marcuse de “Green eggs and ham” para la editorial Lectorum en 1992, está muy conseguida.

Leed y leedles a este clásico de la literatura infantil, os gustará y se reirán, seguro. Y también podéis ver algo de cine basado en uno de sus libros: “Horton”, de 20th Century Fox y Blue Sky Studios, una película de animación que, sin duda, os recomiendo.

¡Vale!, pues, hasta la semana que viene…