Hoy toca que os hable de un álbum práctico. Práctico en el sentido de que es simple, sencillo para que lo entiendan los niños. No hay una doble lectura de la que deban extraer conclusiones. El oficial Correa es un hombre que acude a los colegios de Napville enseñando a los niños reglas de seguridad. Así de simple. Eso sí, en un determinado momento, comienza a acompañarle una perra policía, Gloria, quien dará un toque diferente y divertido a las charlas que imparte el oficial por los centros y, este hecho actuará como hilo conductor para la historia que sirve, simplemente, para que los niños sepan qué no deben hacer por motivos de seguridad.
Y, la verdad, es que resulta práctico tener de vez en cuando libros así por casa, no sea cosa que tu hijo haga caso omiso a tus consejos (ja!) de no ponerse algo punzante en el oído, o de no tocar los medicamentos de otra persona, o de asegurarse de la profundidad del agua antes de zambullirse… En fin, siempre les puedes hacer la pregunta de ¿qué dice el oficial Correa cuando tienes que cruzar la calle? y como si de su héroe se tratara, miran a uno y a otro lado de la calle… ¡me encanta! ¡qué inocencia!
“Officer Buckle and Gloria” lo escribió e ilustró Peggy Rathmann en 1995 y lo publicó en español, en 2012, la editorial venezolana Ekaré. Lo que me gusta de esta autora, sobre todo, son las ilustraciones que, aunque no son ni muy originales ni muy estéticas, sin embargo, son divertidas de escrutar. En cada página hay pequeños detalles dibujados minuciosamente que puden pasar desapercibidos en un primer momento: un personaje que puedes seguir por toda la historia o algún guiño de la autora hacia el lector. En otro álbum de Rathmann, en “Faltan 10 minutos para dormir”, hay un momento en el que el niño está leyendo el mismo libro que está leyendo el lector en ese momento, o sea, “Faltan 10 minutos para dormir”. Y en otra página, al fondo de la ilustración, aparecen los personajes de otro libro suyo, “Buenas noches, Gorila”, en el momento en el que los animales salen del zoológico. Es decir, una escena de un libro se cuela como fondo en el segundo. Es muy entretenido, tanto que, a veces, cuando los releo, me pierdo mirando cada uno de los ricones de la imagen a ver si decubro algo más…
En fin, ya os hablaré de esos libros más adelante pero, hasta entonces, hasta la semana que viene.