Las estaciones

Es curioso como, algunas veces, estos álbumes ilustrados sin palabras, comunican mucho más que largos textos de muchos libros. Y es que en “Las estaciones”, se nos describe eso, el paso de las estaciones en un prado con un árbol. Y, a simple vista, pareciera que no cuenta nada más que, en otoño se le caen las hojas, en invierno se cubre de nieve y, en primavera y verano, recupera la vida. Pero es mucho más que esto porque, si te fijas en cada uno de los dibujos, pronto descubres una ardilla, un nido con pájaros o, incluso, una lagartija que te cuentan cómo es su vida a lo largo de un año. Y, si lo haces algo más, ves hasta las gramíneas o un diente de león florecer, fructificar y esparcir sus semillas. Puedes pasar largo tiempo recorriendo sus páginas, mirando, escrutando cada personaje, vegetal o animal, del libro. Es como si a lo largo de un año, día tras día y desde una ventana, observaras la misma escena, el mismo paisaje obligado a cambiar por el clima.

Y, claro, se convierte en el álbum ideal para un niño cuando les están enseñando las estaciones del año y sus cambios en la naturaleza, pero también sigue siendo una delicia hojearlo años después…

Pues bien, “L’albero”, lo creó, porque esto es algo más que dibujar, Iela Mari en 1973 (de hecho, sí, esas tintas planas recuerdan la estética de aquellos años en los álbumes infantiles), pero no fue hasta 2007 cuando la editorial Kalandraka se encargó de su publicación aquí en España.

¡Hasta la semana que viene!

¿Todavía nada?

Ya son varios los libros que os he traído de este formidable ilustrador pero es que, lo que más me fascina de este hombre es precisamente esto: sus ilustraciones. Los textos son unas veces hermosos, otras divertidos, otras con trasfondo… Lo que tengo claro es que, si no fuera por esos personajes tan originales, seguramente hubieran pasado desapercibidos de tan sencillos que son.

En “¿Todavía nada?”, el señor Luis, compuesto por alambre, lo que parece una pieza de un engranaje de reloj como ojo y el embellecedor de algún mueble o el mango de alguna herramienta como sombrero, cava un hoyo y en él planta una semilla. A lo largo de varios días, Luis, acude a ver si ya ha crecido su planta con una actitud cada vez más impaciente. Bajo la tierra, nosotros vemos que la semilla ya ha germinado y comienza a crecer, pero Luis no lo puede ver y, día tras día, al ver que todavía no ha salido nada, le dice al pájaro que anda por allí: “Volveré mañana”. Al final, desesperado, abandonará la espera y hará mal porque, justo en ese momento, sale una flor que el pájaro arrancará para llevársela a su novia, por lo que, cuando finalmente vuelva Luis, al no ver ninguna planta, pensará que todavía no ha crecido nada…

Divertido, didáctico, decididamente encantador pero, sobre todo, extraordinario gracias, otra vez, a esas obras de arte que funcionan como ilustraciones en este álbum.

“Toujours rien”, lo ilustró y escribió Christian Voltz en 1997 y en 2003, la editorial Kalandraka lo tadujo al castellano aunque, como siempre, en esta editorial, lo podréis encontrar en los demás idiomas de la península.

Jane Goodall. Un historia inspiradora.

Con la intención de transmitir a los niños la idea de constancia, esfuerzo y tesón para conseguir aquello que pretendes, la autora de este libro, nos habla de la asombrosa figura de Jane Goodall como ejemplo de una persona que no cejó hasta conseguir acercarse, entender, proteger y vivir con los chimpacés, que era lo que ella siempre había soñado.

Es en un campamento de verano donde se plantea esta cuestión entre los niños y será el monitor el que, contando la historia de esta conocida etóloga, logrará convencerles de que cualquier sueño que tengan pueden hacerlo realidad si creen firmemente en él.

Inspirada por la figura de Jane Goodall y con el deseo de colaborar con el instituto que esta fundó, Sabrina Kraus, escribió este libro para niños que ilustró Felipe Jiménez Rozo. En octubre de 2016, lo publicó por primera vez a través de Boqoo.

¡Hasta la semana que viene!

Lo que el lobo le contó a la luna

Vuelvo, de vez en cuando y no tanto como debiera, a los cuentos para los más pequeños de los pequeños. Y he aquí un ejemplo divertido para ellos, con trama fácil, en la que un lobo con mucha hambre, comienza a comerse enteros a los animales que va encontrando y, éstos, alegres de ir encontrándose en la barriga del lobo, montan una gran fiesta. Claro, el lobo, con tanto ruído no consigue dormir y no para de caminar sin rumbo. Por el camino se cruza con una liebre a la que comienza a perseguir con tan mala fortuna que tropieza con una raíz y, del golpe, todos los animales salen disparados por su boca. Y esta desgracia es lo que cada noche le cuenta el lobo a la luna con sus aullidos.

Las ilustraciones se despliegan en láminas que les resultan atractivas y divertidas. Sin más pretensiones pero, en todo caso, efectivo, este álbum cumple con su intención de entretener al niño preescolar.

“Was der Wolf dem Mond erzählt”, lo escribió e ilustró Lucia Scuderi en 2002, y ese mismo año lo publicó en castellano la editorial Juventud.

¡Hasta la semana que viene!