¡Mi maestra es un monstruo! (No es cierto)

Aquí estamos, con un sentimiento que todos alguna vez hemos tenido. Una persona que conocemos en un ambiente en el que ella tiene autoridad sobre nosotros y la vemos como un monstruo. Pero, si somos capaces de obviar los prejuicios, de tratar de conocer a esa persona, podemos empezar a verla de manera diferente e incluso que nuestra percepción subjetiva de ella cambie, que mejore. O no, no vamos a ser cándidos, que otras veces nos confirma lo poco equivocados que estábamos. Pero, en fin, nunca está de más poner a prueba los prejuicios que tenemos sobre la gente que acabamos de conocer.

Y esto es lo que le ocurre a Bobby con su profesora la señora Kirby. Los gritos de la maestra en el colegio hacen que el niño la vea como un monstruo. Pero un sábado se la encuentra en el parque y  una situación que al principio resulta extraña para los dos, poco a poco va cambiando a medida que se van conociendo. La imagen de la profesora que, al principio, aparece dibujada como un monstruo verde con dientes afilados y garras, poco a poco, va suavizando sus rasgos hasta convertirse en una mujer agradable… que sigue gritando en clase, sí, pero Bobby ya la ve con otros ojos.

Me pareció divertido leer esta historia la primera vez porque, ¿quién no ha tenido esta sensación con algún profesor en su infancia?. “A los maestros incomprendidos y a sus alumnos incomprendidos” reza en la dedicatoria. ¡Genial!

“My Teacher is a Monster! (No, I am not)” lo escribió e ilustró Peter Brown en 2014. Dos años después lo tradujo al castellano la Editorial Océano Travesía y, en 2017, lo hizo al valenciano Andana Editorial. En Bétera, en su biblioteca municipal, podéis encontrarlo así que lo tenéis fácil.

Bueno, pues, hasta la semana que viene.

Vamos a cazar un oso

Basado en una canción del folklore americano, en “Vamos a cazar un oso”, un padre sale con sus cuatro hijos a cazar un oso y… bueno, no voy a contaros más, casi es mejor que veais al autor contarlo…

En inglés, sí, pero tenemos una estupenda traducción a cargo de Verónica Uribe, fundadora de Ediciones Ekaré, quien publicó en 1993 la versión en español de “We’re Going on a Bear Hunt”. En cualquier caso, siempre resulta muy enriquecedor poder leer un libro en su idioma original y, además, divertido si es Michael Rosen quien nos lo cuenta.

Las ilustraciones son de Helen Oxenbury, quien siempre da un toque clásico pero de indiscutible belleza al relato. Además, en este caso, me llamó la atención porque dibuja a un padre de excursión con sus hijos. De nuevo un libro que trata la realción del padre (y no la de la madre) con sus hijos. Es raro en la literatura infantil o, al menos, no tan habitual como la relación maternofilial a la que estamos tan acostumbrados. Me gusta que se normalice y se de protagonismo también a los padres…

En fin, un libro divertido, alegre, familiar, acogedor (¡qué tierno ese final bajo el cubrecama!)… os lo recomiendo y, además, lo podéis encontrar fácilmente, no tendréis problema, que últimamente algunos os habéis quejado de que algunos de los libros que muestro ya están descatalogados. Y sí, es verdad, pero no por ello voy a dejarlos, que bien merecerían una nueva edición. Además, siempre podéis buscarlos en la biblioteca de vuestra ciudad o pueblo y, si tenéis suerte y los encontráis, me lo agradeceréis.

Bueno, hasta la semana que viene…

Inventando números.

De vez en cuando caen en mis manos relatos absurdos en forma de álbumes ilustrados que invitan a una lectura rápida y alegre. Porque, generalmente, son así, relatos alegres, sin mucho sentido, con ritmo, locos… que encantan a los niños.

Y éste es el caso del álbum que traigo hoy, “Inventando números”, de Gianni Rodari. Es uno de los cuentos incluidos en el libro “Cuentos por teléfono” en el que un hombre, por razones de trabajo, tiene que estar fuera de casa seis días a la semana y todas las noches llama a su hija por teléfono para contarle un cuento antes de irse a la cama.  Y ésta es una de las llamadas que le hace. Padre e hija juegan por teléfono a inventar números y, en medio de la locura, alguna frase razonable, que nos hace poner los pies en tierra y que queda.

Kalandraka es la editorial responsable de esta belleza de edición donde las ilustraciones corren a cargo de Alessandro Sanna. Y da gusto como artista y escritor se funden, pese a la diferencia en el tiempo, para crear una unidad. Los dibujos proporcionan el dinamismo que requiere la lectura además de ser altamente originales. Con números creados a partir de pinceladas de color va componiendo las imágenes que, a veces, rompe con un fragmento de alguna fotografía.

“A inventare i numeri” lo escribió Gianni Rodari en 1962 y la editoral Kalandraka acaba de reeditarlo, ahora, en 2018, en castellano, catalán, euskera y gallego. Pero merecería la pena leerlo en italiano para disfrutar de la rima, así que, por eso, os dejo este enlace a una lectura del libro en su idioma original. Que lo disfrutéis y hasta la semana que viene.

¿Rinoceronte? ¿Qué rinoceronte?

¡Cuántas risas nos hemos echado con este libro, Oto! Tengo el recuerdo de los dos sentados en la cama leyendo (y riendo hasta llorar) un capítulo, solo uno, porque, para más, no daba el tiempo por la noche. Y si hay algún libro que me recuerde a ti, es este. ¡Muchas felicidades!, Oto, mi lector preferido…

“¿Rinoceronte? ¿Qué rinoceronte?”, de Pablo Albo, otra vez. Un libro que se adentra en lo absurdo, que provoca risas, que no sonrisas, y que, de nuevo, encadena un capítulo tras otro, obligándonos a seguir leyendo hasta el final.

Es el hijo quien nos cuenta la afición que tiene su familia por los animales que cuidan y viven en su casa. Hasta el rinoceronte de su hermana se pasea por la casa creando muchos problemas, aunque aquella lo niegue (¿Rinoceronte? ¿Qué rinoceronte?).  Y son tantos los animales que la situación se vuelve insostenible, hasta que deciden poner solución. Solución que pasa por tener una casa más grande y, para comprarla, necesitarán dinero que intentarán conseguir pase lo que pase…

“¿Rinoceronte? ¿Qué rinoceronte?” lo publicó la editorial Everest en su colección Leer es Vivir en 2010 encargándose de las ilustraciones Lucía Serrano. Una lectura recomendada a partir de los 8 años aunque, incluso antes (o después), se disfruta.

Y, bueno, pues, hasta la semana que viene…

El ogro, el lobo, la niña y el pastel.

Un pequeño libro sin más pretensiones pero que resulta divertido para los niños, “El ogro, el lobo, la niña y el pastel”, está basado en el popular y antiguo juego de lógica del lobo, la cabra y la col. En este acertijo, un hombre intenta cruzar un río en una barca donde solo caben él y uno de los tres: el lobo, la cabra o la col. Si el lobo se queda con la cabra se la come, al igual que si se queda ésta con la col. ¿Cómo consigue cruzar el hombre y su mercancía al otro lado del río?

En “El ogro, el lobo, la niña y el pastel”, Philippe Corentin, nos plantea este mismo problema pero cambiando los personajes y dándole un final divertido y nada esperado. En el cuento, es un ogro el que intenta cruzar el río en la barca y, poco a poco, va desesperándose al ver que no hay manera de dejar sus presas al otro lado sin que se coman entre ellas.

Las ilustraciones, sin ser muy originales, sin embargo cumplen su función dentro del cuento y ayudan a crear ese ambiente divertido que lo caracteriza. Alguna páginas recortadas se superponen a las que quedan enteras modificando el paisaje que aparece de fondo.

“El ogro, el lobo, la niña y el pastel”  es de 1995 y fue publicado por la Editorial Corimbo en castellano en su colección “Biblioteca del Ratoncito Pérez” en 2008.

Y, bueno, aunque pequeño y corto, resulta divertido como sátira del problema original, así que, si tenéis ocasión, leédselo. ¡Hasta la semana que viene!

Diógenes

Hoy os voy a hablar de mi autor infantil preferido. La primera vez que leí algo de Pablo Albo me quedé, yo creo que, asombrada, sería la palabra. Por fin un autor para niños que los trataba de tú a tú; unos textos, tirando a surrealistas, que me hicieron reír; los capítulos se iban encadenando uno tras otro hasta completar una obra maestra que, al final, me emocionó… Resultó ser (algunas veces hemos comentado por casa) como un Cortázar para niños. Aquel día leí “Diógenes”, el libro que os traigo esta semana.

Diógenes es un niño que colecciona todo aquello que encuentra y recoge. Y esto le viene de familia: ya sus abuelos coleccionaban charcos; su hermana, objetos inútiles; sus padres, gusanos de seda… Pero, “hay veces que esta manía de coleccionar tiene consecuencias inesperadas y no siempre buenas”, y si no, que le pregunten a su tío, el soltero, que colecciona cartas de amor…

“Diógenes” fue premio Lazarillo de cración literaria en 2008. Es un libro para niños de entre 9 y 11 años y está publicado por  Kalandraka (2010), en cuya edición se encarga de las ilustraciones Pablo Auladell. Y si os gusta este libro os gustarán muchos otros más de Pablo Albo… pero esto es otra historia… ¡Hasta la semana que viene!

Huevos verdes con jamón

A través de sus característicos personajes, Theodor Seuss Geisel, más conocido por su pseudónimo, Dr. Seuss, nos cuenta, rimando, en “Huevos verdes con jamón” (1960), una loca historia, con no mucho sentido. Un personaje llamado Juan Ramón, persigue y acosa a otro, del que no sabemos su nombre, con un plato con unos huevos verdes con jamón insistiéndole para que se los coma. Y un tema tan absurdo, se vuelve, sin embargo, muy divertido gracias a las rimas y a las ilustraciones, tan repetidas en todos sus libros, de esos personajes imaginarios y con ese aire tan loco.

Porque en los libros de Dr. Seuss, lo de menos es lo que cuenta, lo que importa es lo divertidos y frescos que resultan su lectura y sus personajes imaginarios.

Una recomendación para leer a Dr. Seuss: si entendéis un poquito el inglés, os aconsejo encarecidamente que lo hagáis en su idioma original. No siempre se han traducido bien los versos de sus libros y algo que en inglés resulta fresco y divertido, mal traducido al castellano resulta ser un sin sentido. No obstante, la traducción que hizo Aída E. Marcuse de “Green eggs and ham” para la editorial Lectorum en 1992, está muy conseguida.

Leed y leedles a este clásico de la literatura infantil, os gustará y se reirán, seguro. Y también podéis ver algo de cine basado en uno de sus libros: “Horton”, de 20th Century Fox y Blue Sky Studios, una película de animación que, sin duda, os recomiendo.

¡Vale!, pues, hasta la semana que viene…