Can I build another me?

Un niño, hastiado por los deberes y tareas que los adultos le mandan, decide gastar sus escasos ahorros en un robot que se haga pasar por él. De camino a casa, el robot le asegura que es capaz de ello pero que necesita hacer una lista de cosas sobre él. El niño comienza con una descripción de lo que viene a ser su físico pero, el robot necesita saber cosas como lo que le gusta o lo que le disgusta, o lo que puede o no puede hacer… en fin todo aquello que le hace ser Kevin (así se llama el niño) y no otro niño. Así que, con gran esfuerzo, el niño piensa y se va describiendo a sí mismo hasta que llegan a casa justo en el momento en el que el robot dice estar perfectamente preparado para fingir ser él. Pero, en el momento en que el robot encuentra a la madre y le dice: “Hola, soy Kevin!”, esta le responde: “Who on earth are you?” (¿Quién diablos eres tú?)… Nadie, nadie, se puede hacer pasar por ti, porque eres único e insustituible, con tus virtudes pero también con tus defectos: eres tú…

“Can I build another me?” lo escibió e ilustró Shinsuke Yoshitake en 2014 y, un año después, lo publicó por primera vez, traducido del japonés, la editorial Thames & Hudson. En castellano todavía no lo tenemos, como hace unas semanas os dije que ocurría con otro libro suyo, pero, mientras alguna editorial se decide y si os manejáis algo con el inglés, lo podéis ir disfrutando. ¡Hasta la semana que viene!

Nadarín

De reponerse de una mala experiencia, de no dejarse achantar y retomar tu vida allí donde la dejaste. Continuar y comenzar a disfrutar, de nuevo, de la vida con el firme propósito de no tenerle miedo (a la vida). De esto trata “Nadarín”, un mensaje válido para todas las edades, porque malas experiencias, desgraciadamente, se tienen a lo largo de toda la vida, como algo inherente a ella, pero no exclusiva. Y si te dejas llevar por el miedo, es posible que te pierdas todo aquello que hace que valga la pena, que la hace preciosa.

Leo Lionni, escribió e ilustró “Swimmy” en 1963, ya un clásico de la literatura infantil. Con esas ilustraciones tan propias de este autor: estampados y manchas de acuarelas ténues que contrastan con el personaje, un pez negro, diferente a todos los del banco en el que vive.

La editorial Kalandraka fue la responsable de su traducción a todas las lenguas de la península en 2007 así que podréis elegir en qué lengua disfrutarlo.

¡Hasta la semana que viene!

Espejo

Una niña, aparentemente aburrida, descubre con sorpresa que, junto a ella hay un espejo y, como si fuera la primera vez que ve su reflejo, al principio temerosa, después tímida y, al final, deshinibida, empieza a jugar con él. Los movimientos frente al espejo comienzan a ganar intensidad hasta convertirse en un baile desenfrenado donde, hasta el color naranja del vesitido de la niña, escapa de sus límites para cubrir toda la página a modo de manchas. Toda la ilustración de la página de la izquierda aparece siempre reflejada en la de la derecha, como si la línea que las separa fuera ese espejo invisible para el lector.

Pero, en un momento determinado en medio de este frenesí, aparece una página en blanco: las dos protagonistas han desaparecido del libro. Y cuando vuelven, solo los lectores nos damos cuenta de que se ha producido una separación entre la niña y su reflejo. A partir de entonces, este último adquiere vida propia y, como tal, también criterio y albedrío, lo cual, enfadará enormemente a la original cuando se percate de que su reflejo ya no le obedece. Y, parece que el carácer es lo único que siguen compartiendo original y reflejo porque también este se enfada porque no quiere perder su recién ganada individualidad. Original (así vamos a llamarla) acaba con una reacción propia de su edad y, finalmente, empuja la línea media que separa las dos páginas haciendo que el espejo y su reflejo caigan y se rompan en mil añicos. La última página muestra exactamente el mismo dibujo de la niña acurrucada en el suelo del inicio del libro pero, esta vez, su visión en espejo. ¿Es Reflejo u Original quien se ha roto?

Los libros de Lee desafían las normas, provocan al lector, nos obligan a mirar, observar, entender por qué ese dibujo es así y no de otra manera. Porque esa sutil diferencia, ese trazo justo en ese lado de la página es lo que nos cuenta, lo que nos narra sin palabras, en fin, la historia que su autora nos quiere contar.

“Espejo”, fue la primera de las obras de “La trilogía del límite“, a la cual siguieron “La ola“, de la cual ya os hablé en su día, y “Sombras”. La artista de todo esto es Suzy Lee, quien en 2003 comenzó con sus publicaciones. Aquí en España, su publicación corrió a cargo de Barbara Fiore Editora.

¡Hasta la semana que viene!

¿De qué color es un beso?

No soy de escribir acerca de álbumes que funcionan en el mercado de la literatura infantil porque considero que, solo acudiendo a una feria del libro, a una librería o biblioteca pública, se puede tener acceso a ellos sin necesidad de que nadie te hable de ellos. Y, este es el caso de los libros de Bonilla, que parece que se han convertido en indispensables en todos estos lugares y, sea dicho de paso, de una manera más que merecida. Las ilustraciones de esta autora son muy atractivas. Dibujos a lápiz, con personajes (sobre todo Minimoni) divertidos y llenos de color. Frescas, con movimiento… en fin, un sello inconfundible de esta ilustradora.

Minimoni, esa niña de pelo corto y aspecto desenfadado, activa, creativa, feliz, se pregunta de repente de qué color es un beso. Irá pensando en los diferentes colores pero, por una razón o por otra, la niña los asocia a cosas divertidas pero también a las que le desagradan y, uno por uno, los irá descartando. Por fin, desesperada, le pregunta a la madre si sabe de qué color son los besos. La madre, simplemente, le da un enorme beso en la mejilla a su hija que aparece con una grandísima sonrisa y rodeada de corazones de todos lo colores y estampados (¿por qué no?) posibles. Y es que creo que esta es la mejor representación gráfica que he visto de esa sensación que se tiene cuando una madre o un padre te da un beso y, qué duda cabe de que es igual cuando te lo da un hijo… ¡Perfecto!

“De quin color és un petó?” lo escribió e ilustró Rocío Bonilla Raya en 2015 y, ese mismo año, se publicó y también se tradujo al castellano, gallego y vasco, y todo corrió a cargo de la editorial Algar.

¡Hasta la semana que viene!

What happens next?

Es difícil, muy difícil, hablar de la muerte con los niños sin caer en lo tópico o lo ñoño. Me gusta cuando se les habla con claridad, con cercanía, con la sensibilidad suficiente como para comprender que son personas que han perdido a un ser querido y que como tal hay que tratarles. Y no siempre se hace bien esta difícil tarea. Por eso, cuando cae en mis manos algún álbum que, no solo sorprende sino que destaca por lo bien que lo aborda, no puedo más que hablar de él aquí.

Y, es que hace poco traía otro libro, “Ser o no ser… una manzana“, y a raíz de este, empecé a buscar más cosas de su autor y di con esta maravilla que me hizo llorar (aunque, no penséis que esto supone un mérito, que soy de lágrima fácil, como lo era mi padre). Un niño acaba de perder a su abuelo y, ordenando la que había sido su habitación, encuentra una libreta de notas en cuya cubierta el anciano había escrito: “¿Qué ocurrirá luego?”.

El niño abre la libreta y lee las anotaciones de su abuelo. Dudas acerca de en quién se convertiría o qué es lo que deseaba que ocurriera una vez muerto. Todas las ideas escritas por el anciano reconfortan y animan al niño hasta que, pensando, duda en que tal vez su abuelo escribió todo eso porque tenía miedo o se sentía triste porque iba a morir. Al pregunatrle al padre, este le dice que desconoce la razón pero que, en todo caso, es algo bueno para dejar a los demás cuando te mueres.

Así que el niño sale de casa dispuesto a comprar una libreta donde anotar todo aquello que le gustaría que le ocurriera después de haber muerto. Y, pensando en esa lista de deseos, el niño se da cuenta de que todavía hay una lista más larga e importante de cosas que desearía hacer mientras esté vivo. Pero, incluso esa lista, será incapaz de comenzarla porque antes se irá a jugar a aprender a volar…

Maravilloso libro para aprender a vivir y a sacarle jugo a la vida, que ya es corta y no podemos ir perdiendo el tiempo y las energías. Traducido del japonés, “What happens next?” lo escribió e ilustró Shinsuke Yoshitake en 2016 y, un año más tarde, lo publicó la editorial Thames & Hudson. Al español todavía no se ha traducido pero, cómo no, desde aquí insto a cualquier editorial para que apueste por esta joya, porque, lo dicho, no es fácil encontrar algo así… Y para que veáis que no exagero, aquí os dejo una lectura muy acertada de él. ¡Hasta la semana que viene!

¿Quién llama en la noche a la puerta de Iván?

No sé bien qué es lo que me atrajo de este álbum pero, ocurrió que lo conocí en la biblioteca municipal de mi pueblo y, después de leerlo la primera vez, no podíamos dejar de pedirlo en préstamo, hasta tal punto que decidí que, aunque solo fuera por su valor sentimental (para nosotros), era un libro que quería conseguir. El problema es que, por más que preguntaba por él en librerías, todos me decían que ya estaba descatalogado, por lo que tuve que comprarlo de segunda mano convirtiéndose en el cuento más caro de mi biblioteca… Pero, la verdad, e insisto, no sé por qué, la verdad es que no me arrepiento de nada.

Iván, un cazador, duerme en su cabaña y, en medio de la noche y de una tormenta, llaman a la puerta. Es una liebre que quiere entrar para resguardarse e Iván le deja entrar. Pasado un rato, vuelven a llamar y esta vez es un zorro. La liebre, temerosa le suplica al cazador que no le deje entrar pero, al final, el zorro, habiendo prometido que no intentará atacar a la liebre, logra entrar a calentarse. Poco después es un oso el que suplica y es el zorro quien tiene miedo de su depredador pero, al igual que a él, Iván le deja entrar. Pasan la noche junto al fuego, los tres animales y el cazador, durmiendo despreocupados, confiados pese a ser enemigos en la vida.

A la mañana siguiente, van despertándose uno a uno y con el día valoran de nuevo el peligro, así que, también uno a uno, huyen de la cabaña, incluido el oso, que es entonces cuando cae en que ha dormido en el hogar de un cazador.

Y, el hecho es que me gustan estos cuentos en los que ocurre algo mágico que hace que un grupo de animales, enemigos entre sí, a modo de metáfora, logren juntarse olvidando sus temores o sus odios. Es un momento, una noche, un lapso corto en el que conviene entenderse y sacar provecho de esa situación inusitada. Y todo es bien…

Con texto en verso e ilustraciones clásicas pero atractivas, “Es klopft bei Wanja in der Nacht”, lo escribió Tilde Michels y lo ilustró Reinhard Michl en 1985. En 1989 lo tradujo al español la editorial Juventud.

¡Hasta la semana que viene!

El pequeño jardinero

Un pequeño, pequeño jardinero que vive para su jardín: trabaja en él, se alimenta de él, vive en él… no es gran cosa, pero el jardinero lo ama y le da lo mejor de sí mismo. Pero el jardín es muy grande y él muy pequeño así que se siente desbordado e incapaz de llevar a cabo tan gran labor.

Y aquí deviene mi duda acerca del significado de este libro, porque, ya desesperado, pide ayuda en forma de deseo, en forma de plegaria y, aunque nadie lo oye de pequeño que es, sin embargo, la gente de tamaño normal que habita también en ese jardín, descubre sus posiblidades y se pone manos a la obra consiguiendo, sin tanto esfuerzo gracias a su tamaño, que el jardín se recupere, florezca y fructifique para asombro de esa pequeña criatura que piensa que un milagro ha acaecido en su jardín. Y, aunque en todas las reseñas se habla de perseverancia, amor al trabajo y de la capacidad de pedir ayuda en los momentos en que es necesario, yo no puedo dejar de ver cierta mística en esa ayuda de un ser superior que el pequeño ser no ve pero al que implora. Claro que el lector sabe en todo momento que el que le está ayudando es un igual pero con más capacidad. Alguien que ha visto el potencial de belleza en ese jardín y comienza a trabajar en él con esfuerzo y cariño alcanzando un trabajo en cooperación con el ser diminuto… No sé, alguien tendría que explicarle al pequeño jardinero qué está ocurriendo en su jardín…

En fin, sea como fuere, no cabe duda de que Hughes consigue, una vez más, una belleza inusitada en sus ilustraciones en las que, de nuevo, como ocurría en “Salvaje“, la naturaleza cubre las páginas, se enreda, se convierte en la protagonista y se hace difícil avanzar en su lectura sin antes escrutar cada rincón de cada dibujo…

“The Little Gardener”, lo escribió e ilustró Emily Hughes en 2015 y, ese mismo año, la editorial Impedimenta lo tradujo al castellano y al catalán.

¡Hasta la semana que viene!

La gran pregunta

El modo que tiene Erlbruch de simplificar la pregunta, de dulcificar y hacer tierna la duda que todo ser humano tenemos en algún momento de nuestra vida: ¿para qué estamos aquí?

Parece que un niño acaba hacerse por primera vez esa gran pregunta que, sin embargo, no aparece en todo el texto y, todos y todo lo que tiene a su alrededor, le dan su propia respuesta. Cada uno la razona en función del significado de su propia vida: el piloto le dice que está aquí para dar besos a las nubes, el hornero que para madrugar, el jardinero para aprender a esperar, la piedra para estar aquí… hasta llegar a la madre que le responde que está aquí para que ella pueda quererlo…

Dulce, tierno, sencillo… Wolf Erlbruch en estado puro. Con unas magníficas y características ilustraciones que apoyan a la perfección el texto. Ese dibujo de la muerte que le explica al niño que está aquí para amar la vida. Una muerte que volverá a aparecer en “El pato y la muerte” años después. Una muerte curiosa, dulce, amante de la vida… es mi personaje favorito de Erlbruch. En fin, muy recomendable, como siempre.

“La grande question”, lo escribió, como ya he dicho, Wolf Erlbruch y fue premiado en la Feria del Libro Infantil de Bolonia de 2004. Un año después se publicó y, aquí en España, corrió a cargo de la editorial Kókinos.

¡Hasta la semana que viene!

Bruja bruja

Lo que más me gusta de este álbum es la cara del niño al que se lo lees cuando Pablo Albo lo llama desde el cuento, lo mete, lo hace partícipe y coprotagonista de la historia de esa bruja tan aburrida y poco original. Una bruja que no hace grandes encantamientos, que transforma una lagartija en lagartija, o una mosca en una mosca… pero, un día, se equivoca y de su encantamiento sale el lector, el niño. Y, es fantástico la magia que crea en ese momento en el que, el niño, no entiende cómo un libro puede conocerle, cómo sabe lo que está pensando, cómo se anticipa a lo que va a decir: que él también se equivoca, e intentará consolar a esa bruja que nunca antes se había equivocado.

¡Genial!, como siempre, Pablo Albo, que, esta vez, nos sorprende con un truco de magia…

Así pues, sí, “Bruja bruja” lo escribió Pablo Albo y lo ilustró Miguel Ángel Díez en 2011, año en que la editorial Sleepyslaps lo publicó.

¡Hasta la semana que viene!

Un niño, un perro y una rana

Ya he hablado en otras ocasiones de los álbumes ilustrados sin texto, y me encantan porque son las ilustraciones las que hablan. Todo, absolutamente todo, se centra en ellas. Ellas son las que cuentan, las que te dan opción a imaginar que está ocurriendo más allá de lo que estás viendo. Al no tener texto, buscas, escrutas en cada página aquello que puede darte pistas de lo que ocurre en la historia… ¡me encantan!

Y, como no, “Un perro, un niño y una rana” es uno de ellos. Un niño sale con su perro a cazar ranas. Provisto de una red y un cubo, pretende capturar una que encuentra en la orilla del río. La rana, al principio molesta, comienza a burlar una y otra vez al niño convirtiéndolo en un juego pero en el que solo disfruta ella. De hecho, al final, el niño se rinde y vuelve a casa cansado y enfadado. La rana se queda en el río pensativa y algo triste hasta que decide seguir las huellas de las botas del niño hasta su casa donde, más relajados y contentos, le reciben niño y perro y le invitan a compartir un baño reconfortante. Una historia sencilla y tierna que obliga a pasar las páginas para ir descubriendo al personaje más divertido: la rana.

“A boy, a dog and a frog”, lo dibujó Mercer Mayer ya en 1967. En 2008 lo publicó Los cuatro azules aquí en España.

Y, bien, con este libro de temática tan estival, lanzo el deseo de que todos lo niños disfruten y descansen en estas vacaciones tan, tan merecidas. ¡Hasta la semana que viene!