Yo pasé por el infierno.

Me cuesta creer que Jutta Bauer pensara en un público infantil cuando escribió este libro. Y, que conste que no considero un error el uso de un humor tan inteligente en un libro infantil, más bien al contrario, creo que está muy bien para el buen desarrollo del sentido del humor, tan necesario en esta sociedad.  Eduquemos en el humor y en el mundo habrá menos odio…

Pues bien, “Yo pasé por el Infierno” es prácticamente un chiste; una broma con un humor cercano al negro en el que un hombre, ciertamente no con muchos escrúpulos, tiene un accidente y muere. Rápidamente es juzgado y condenado a pasar la eternidad en el infierno, y resulta que nada se parece a la descripción que siempre le habían hecho de aquél. Dentro de las múltiples opciones que le ofrecen en las tinieblas, nuestro personaje opta por el Spa Infierno, pero pasados los años, lo que al principio le parecía una buena manera de pasar la eternidad, se convierte en un verdadero infierno llegando a desear, incluso, el martirio. De algún modo, su caso vuelve  a ser revisado por la Justicia del Infierno quien decide… no, esta vez no os voy a contar más, tendréis que leerlo, porque si no perderá toda la gracia que innegablemente tiene y no me lo perdonaríais.

“Ich ging durch die Hölle”, lo escribió e ilustró Jutta Bauer y se publicó en 2007. Ya en 2012, Lóguez Ediciones lo publicó en castellano.

¡Hasta la semana que viene!

Una vida cualquiera

Acaba de terminar JALEO ’18 (Jornadas de animación a la lectura, escritura y observación) y, bueno, como siempre, vosotros me leeréis unos días después de que yo escriba estas palabras. Han sido unos días de muchísima información que, ahora, debo dejar que sedimente e, imagino que, poco a poco, irá organizándose.

De todas formas, no pretendo hacer un análisis por aquí de lo que han supuesto para mí, no creo que sea el espacio adecuado. Sin embargo, hace unas semanas que os quería hablar de este libro y, como Jutta Bauer, que es quien lo ilustró, ha sido una de las ponentes y talleristas en estas jornadas, pensé que hoy (el día en que me leéis, no en el que escribo… sigo con la misma pelea espacio-temporal de hace unos meses) podría ser el día adecuado.

Pero es que, además, si ha habido algún mensaje que ha estado flotando a lo largo de todas la ponencias de JALEO ha sido más bien una pregunta: ¿debemos camuflar, esconder, los aspectos, el lado más feo de la vida a los niños? Y esta misma pregunta llevo yo años haciéndomela y, tal vez, por eso, es por lo que en mi casa hay libros infantiles muy diferentes, algunos hasta políticamente incorrectos…

Y, la alegría ha sido ver estos días que hay mucha más gente que opina que no, que no hay que ocultarla. Hay que explicarla porque está ahí, y ellos la ven, y preguntan, y quieren entender porque, si no, volverán a preguntar.

“Una vida cualquiera” nos muestra eso, una vida cualquiera, una vida que de manera natural, real, acaba en el caos, en la catástrofe, en la soledad, en la perdición… Un hombre normal, con una vida normal, con una familia normal, de pronto, y de manera paulatina va perdiéndolo todo. Comienza con la mujer, seguido del trabajo y, al final, la casa… y se convierte en un sin hogar.

Sin metáforas, sin eufemismos, con un texto largo para poder explicar clara y fácilmente al niño esta difícil situación, “Una vida cualquiera” se convierte en un texto, posiblemente, algo duro, algo directo para los niños pero, sinceramente, pienso que hay ciertos temas que hay que abordarlos así. No hay nada en todo el libro que pueda resultar hiriente o que no puedan entender, simplemente se presenta sin tapujos y, eso, es de agradecer…

Al final del libro, además, unas personas sin hogar, contestaron a unas preguntas planteadas por escolares pero que, seguramente, les hubiéramos hecho los adultos también.

Muy, muy recomendable, de verdad, para educar en la empatía y aprender a ver y entender este mundo, con sus cosas buenas pero, también, las malas, que las hay y es inútil esconderlas.

“Ein mittelschönes Leben”, lo escribió Kirsten Boie y, bueno, ya he encontrado a la autora que podría encargarse del libro ese que voy buscando sobre el hostigamiento en la infancia. Y ya puestos, por qué no, le encargaría a Jutta Bauer que lo ilustrara, que nos diera su visión con sus ilustraciones siempre independientes y libres de prejuicios… por soñar…

Esta maravilla que os he traido hoy, se publicó por primera vez en Alemania en 2011 y Lóguez Ediciones lo tradujo y publicó para España en 2013.

No os lo perdáis. ¡Hasta la semana que viene!

Por qué vivimos en las afueras de la ciudad

Otra belleza. Y también de la mano de Jutta Bauer quien, esta vez, pone las ilustraciones. En las páginas de la izquierda, a lápiz, una familia que se traslada. En cada capítulo un hogar diferente. En las páginas de la derecha, a color, la situación vivida por la familia en el lugar que han decidido vivir: un autobús, un bosque, la azotea de una iglesia, el violín de la tía, un hotel, la Luna, un cine, el sombrero del tío… Una situación surrealista que sirve al autor para ir contándonos, de manera desapercibida, la vida interior de una familia, con sus nostalgias, sus necesidades, sus enfados, sus peleas, sus deseos, la muerte de uno de sus miembros… Magnífico poema en prosa de la vida misma en una familia.

Posiblemente difícil de seguir en su totalidad por un niño. Creo que es uno de esos álbumes tan bellos que solo se puede apreciar completamente por un adulto pero, aún así, el absurdo del texto y las magníficas ilustraciones, mantienen perfectamente la atención de los pequeños.

Un libro altamente recomendado. “Warum wir vor der Stadt wohnen” lo escribió Peter Stamm y lo ilustró Jutta Bauer en 2005. Ya en 2008, lo tradujo y publicó “Tàndem edicions” así que, además de en castellano, lo podréis encontrar, también, en valenciano y, mis paisanos, en la biblioteca municipal de Bétera.

Hasta la semana que viene.

Selma

La primera vez que leí este álbum me quedé impresionada de su tamaño tan pequeño y de su enorme contenido. ¿Qué es la felicidad?, se pregunta un lobo frente a una copa de vino, se supone que, en una barra de bar. Y así, de esta forma tan cómica, empieza “Selma”, de Jutta Bauer.

Y es el Gran Carnero quien responde al lobo contándole la historia de Selma, una oveja que nos habla de la cotidianidad de la felicidad, no por la frecuencia con la que se muestra sino porque es en lo cotidiano donde la encontramos. Y no nos dejemos arrastrar por la idea de que esto no es felicidad sino conformismo. Arranquemos ya de nuestro ideario una felicidad inculcada por el mercado, por los medios sociales en los que no nos está permitido fracasar o mostrar el fracaso. ¿Qué vida esta? Si la felicidad fuera los que nos muestra la publicidad o Instagram, estaríamos bien jodidos (y perdonad la expresión) porque tan solo una minúscula minoría podría disfrutar de ella (y tampoco tengo muy claro que lo hiciera).

La felicidad en el día a día, en una comida, en un momento compartido con los hijos, en un paseo o una carrera, en una charla con una amiga… Y el saber que mañana también podrás hacerlo. Y ya está. ¿No es suficiente? Saber que puedes vivir, que puedes hacerlo junto a los tuyos… Y cuando llegas a este estadio te asombras de las cosas que te rodean, te percatas, notas situaciones, vivencias que antes te pasaban desapercibidas y ésto es la felicidad.

¡Gente!, bastante mal está la vida para no saber apreciar lo que tenemos. Aprendamos a decir ¡basta! a este mundo surrealista en el que día a día nos obligan a adentrarnos impidiéndonos emerger para ver que, la realidad, es bien diferente y que, aún así, vale la pena, y mucho. ¡Despertemos!

“Selma” lo escribió e ilustró Jutta Bauer en 1997 y lo publicó en 2008, en castellano, la editorial “Los cuatro azules“. Una buena enseñanza para un niño, ¿no creéis?

Hasta la semana que viene.

¿Te acuerdas?

Hay veces que me gustaría escribir, o ilustrar, o escribir e ilustrar un álbum para niños pero, entonces, descubro algún libro como el que os traigo hoy y pienso que, mientras haya personas que creen de esta manera, mejor será que me mantenga detrás de mi ordenador y me limite a hacer eco e intentar que estas maravillas lleguen al mayor número de niños posible.

Di con este álbum a través del blog “Donde viven los monstruos”. Un blog sobre literatura infantil al que podéis acceder por el enlace permanente que tenéis a la derecha. Reflexiones sobre multitud y diferentes temas que sirven al autor para presentar un libro dirigido a los niños (el libro, que no la reflexión. Y es esto lo que me gusta de este blog, que es diferente.)

En fin, pues estaba leyendo, como hago habitualmente, la entrada que acababa de publicar y que ese día dedicaba a “¿Te acuerdas? o cómo revivir los momentos compartidos”.  Me pareció muy interesante la reflexión que hacía sobre las nuevas tecnologías y las relaciones sociales, sus virtudes y sus inconvenientes, la conexión que hacía con el álbum que presentaba… así que decidí comprarlo.

Y es que, en estas nuevas relaciones se pierden los sentidos. Sentidos como el olor, el tacto que nos hacen rememorar (¡y de qué manera!) momentos vividos con otra persona pero que, evidentemente, a través de Internet, prescindimos de ellos.

En “¿Te acuerdas?” una pareja de ancianos, en diferentes situaciones y según lo que están haciendo o viendo en cada momento, van recordando un día vivido en la infancia. Un día que vivieron juntos mientras eran niños y que, ahora, recuerdan con los mismos sentidos que en ese momento compartieron. La imaginación de un juego en el camino, la inquietud al haberse perdido, la tranquilidad de coger de la mano a tu amigo y sentir cómo se esfuma el miedo. Las gotas de lluvia en la boca, esas mismas gotas en la hierba tras la tormenta y tú tratando de cogerlas con la mano…  ¡Magnífico! Cuando leo textos así, de verdad, pienso que todo está hecho, que con gente escribiendo e ilustrando bellezas así podemos estar tranquilos porque la literatura infantil está a salvo.

“Weisst du noch?” lo escribió Zoran Drvenkar y lo ilustró la siempre magnífica, Jutta Bauer en 2017 y, ese mismo año, Lóguez Ediciones lo tradujo al castellano.

En fin, encantada de haber encontrado esta joya… Hasta la semana que viene.

Madrechillona

Hay veces que tratamos a nuestros hijos de manera injusta: un grito, un gesto, unas palabras desafortunadas… en fin, una situación fuera de tono. Y un día encontré un libro para pedir perdón a mis hijos en estos casos o, más bien, para que entendieran que no eran culpables y que no debían preocuparse porque, el perdón, ya se lo había pedido antes.

“Madrechillona”, de Jutta Bauer. Un libro sencillo en cuanto a texto e ilustraciones pero no carente de sentido. Un pingüino describe su sentir después de que una mañana, su madre, le haya chillado. Un niño roto, descompuesto ante el enfado de su madre quien recoge los trozos de su hijo y los une para pedirle perdón. Un ejemplo de serenidad y reconocimiento de nuetros errores que, también debemos tener antes nuestros hijos. No somos perfectos y ellos deben saberlo.

“Schreimutter” fue publicado en 2000 y, un año después, traducido al español por Lóguez Ediciones.

Y tiene otros libros esta autora, y muy buenos también, pero ya os hablaré de ellos en otra ocasión. Mientras tanto, hasta la semana que viene.