Cómo esconder un león en Navidad

A veces, no queda claro para quién se escriben ciertos álbumes ilustrados. Me explico: evidentemente, tienen magníficas y atractivas ilustraciones, el texto es sencillo tanto tipográficamente como en su sentido, pero, sin embargo, no sabes muy bien para qué hacer llegar ese mensaje a un niño, cuando él lo tiene más que claro. Quizá debiéramos ser los adultos los que tuviéramos que tomar nota del asunto…

Iris se dispone a pasar las fiestas navideñas con su familia en casa de su tía. La niña tiene como mascota un león (estas son las pequeñas exageraciones que hacen entrañable a la literatura infantil) y, por supuesto, quiere llevárselo consigo, pero sus padres no lo ven claro y deciden dejarlo solo en la casa. La niña se marcha sumamente triste pero el animal se escapa y sigue a la familia sin que esta se percate. Al final, el león, encuentra la casa de la tía, no sin antes vivir ciertas aventuras navideñas que, desgraciadamente, hacen más común el discurrir del cuento. Pero, lo significativo de este cuento es que, estar con el león era lo que la niña quería y lo que, al final, con el reencuentro, la hará feliz, más allá de la infinidad de regalos o comidas opíparas… Pareciera un llamamiento para los adultos hacia las verdaderas necesidades de los niños que, muchas veces, son más bien sencillas…

En fin, “How to Hide a Lion at Christmas”, publicado en 2018, conforma la secuela navideña de “How to Hide a Lion” (2010), libro con el que la autora e ilustradora, Helen Stephens ,comenzó la que parece estar siendo una colección fructífera con otros títulos publicados. La editorial Beascoa está siendo la encargada de traducirlos al castellano y al catalán.

¡Hasta la semana que viene!

Un secreto del bosque

Este fue el primer álbum ilustrado que leí sobre diversidad. La primera vez que leía un cuento para niños en el que se trataba de explicar la diversidad (del tipo que sea) en la pareja y su principal poblema: la opinión de los demás.

Ardilla conoce un día en el bosque a Pájaro Carpintero y se enamora de él al instante. Comienza a tener sentimientos extraños e intentando hacerles frente o, al menos, entenderlos, habla con todos sus amigos, los cuales, indignados ante semejante amor, no pueden más que alertarle sobre todos los inconvenientes que pueda tener. Ardilla se asusta y corre a esconderse pero entonces se encuentra con Pájaro Carpintero y, finalmente, le declara su amor. El tierno final del cuento en el que los dos animales construyen su nido en la encina es lo mejor del libro. Nada les importa, ya no tienen secretos que ocultar porque ya todo el mundo los conocen y, lo que es mejor, el bosque deberá asumirlo y respetarlo porque ellos van a seguir juntos el resto de sus vidas.

Los hay más diveridos e igualmente instructivos y necesarios, pero éste me llamó la atención por la ternura y la preocupación que refleja en la ardilla que no sabe cómo lidiar con sus sentimientos: real como la vida misma. “Un secreto del bosque”, lo escribió Javier Sobrino y lo ilustró Elena Odriozola en 2008 para la editorial OQO.

¡Hasta la semana que viene!

¡Sígueme! (una historia de amor que no tiene nada de raro)

De este álbum yo creo que me gusta todo. Para empezar el mensaje: cualquier forma de amor, como tal, debe ser respetada y aceptada.

Un elefante gordo del que, en algún momento, un mono se ríe: éste es el segundo aspecto que me gusta. El personaje grotesco que, sin embargo, obvia las burlas en pos de su amor por una hormiga con cintura de avispa.

Unas ilustraciones que acompañan al texto de maravilla, lo describen y aportan su propia historia: el que se ríe del elefante es un mono y, así, ridiculiza a los que se ríen de los demás. Originales, diferentes… ¡Bien!, pero continúo…

Todo esto, que ayuda a formar personas en el respeto a la diversidad, queda refrescado por un texto absurdo (onírico, como me gustan a mí) en el que un elefante gris con lunares morados sigue, por diferentes escenarios, a una hormiga con cintura de avisapa que acarrea un letrero en el que se puede leer, “¡Sígueme!”. Con frases que se repiten aportando un ritmo divertido, de tal modo que el mensaje pasa desapercibido pero, sin duda alguna, cala, y de la manera más natural, sin moralejas, sin pretensiones…

En fin, una delicia de álbum. “¡Sígueme! (una historia de amor que no tiene nada de raro)”, lo escribió José Campanari e ilustró Roger Olmos para que en 2007 lo publicara OQO Editora.

¡Hasta la semana que viene!

Me llamo Pecas.

Los Reyes me han traído un álbum del cual llevaba leyendo muchas reseñas y tenía ya ganas de tener. Un libro en el que el o la protagonista, porque no se sabe su sexo en ningún momento, no entiende los estereotipos acerca de lo propio de cada sexo como algo definitorio y que, lejos de ser algo natural, se han ido conformando en nuestra sociedad de una manera del todo retorcida y artificial. Y lo peor de todo, es que hemos ido aceptándolo sin preguntar por qué y así nos va…

Pero, Pecas, sí lo pregunta. Por qué el azul es de chicos y el rosa de chicas, por qué hay juegos o juguetes de niños y otros de niñas, por qué los niños tienen que llevar el pelo corto y ellas largo (conozco una personita que tiene un problema con este asunto… bueno, ella no, los demás)… en fin, por qué… y nadie le responde porque no lo saben.

Raquel Díaz Reguera es, de nuevo, la responsable de hacernos reflexionar sobre estas diferencias absurdas que irremediablemente nos llevan a otras de más calado y que sí importan. Siempre buscando el camino a la igualdad, sin ningún sexo preponderante. Animo a leerlo.

Así pues, “Me llamo Pecas”, lo escribió e ilustró Raquel Díaz Reguera y en 2018 lo publicó la editorial Nube Ocho, una curiosa editorial que promueve una actitud de respeto a la diversidad. ¡Larga vida a estas editoriales!

Bueno, pues, hasta la semana que viene.