Antes de acostarte

Tuve en mis manos el otro día una adaptación para niños de un clásico, ilustrado por este autor y, rápidamente, lo reconocí y me acordé de las historias de Bruna, esa niña que, bueno, es una niña… y esto es lo que reconforta de estos cuentos, el ver que lo que te cuentan son historias de una vida cotidiana de una niña normal y corriente. Y, digo que reconforta porque en “Antes de acostarte”, el padre de la niña se dispone a leerle un cuento antes de irse a dormir, pero cuando llega a su cuarto, hay tal desorden que deciden primero ordenar antes de leer. Cuando ya está todo en su sitio, se dan cuenta de que han perdido el libro que se disponían a leer por lo que, de nuevo, vuelven vaciar todos lo cajones y cajas de juguetes hasta que, finalmente, lo encuentran pero, para entonces, el caos se ha vuelto a apoderar de la habitación de la niña.

Y esto es: Rovira nos pinta una familia de lo más normal y cotidiana y, de paso, nos adentra ya en la normalidad de unas tareas domésticas compartidas, de una conciliación familiar que comienza con la mayor implicación de un padre. Pero lo hace de manera tan natural que nos hace pensar que, esto, es así en todas las familias y es así desde siempre. Una niña feliz, con curiosidades y juegos propios y deseables a su edad. Una niña naturalmente normal, y… esto, no es tan normal… pero todo se andará, porque los niños que lean a Bruna, así lo considerarán y con esta idea crecerán y vivirán.

“Antes de acostarte”, lo escribió e ilustró Francesc Rovira y, en 2007, lo publicó la editorial Edebé. Además, las historias de Bruna cuentan con otros títulos también publicados por esta editorial, como “¡No lo toques!”, “¡Vaya baño!” o “¡Vamos a vestirnos!”.

¡Hasta la semana que viene!

La guerra perdida

¿En qué momento las personas dejan de entender el absurdo de las guerras? Porque, no es raro que un niño pregunte por qué se producen las guerras, o quién decide que dos países entren en guerra, o por qué esas personas que deciden no luchan entre ellas y dejan al resto en paz. Son muchas las veces que he oído estas reflexiones en boca de algún niño… y, en qué momento se olvidan de ellas y se vuelven combativos, irreflexivos. No estoy preguntando el por qué de las guerras, estoy preguntando en qué momento de la vida de esa persona hay una inflexión en la que el dinero pesa más que la vidas…

Y aquí llega otro álbum para educar pero también para mantener la memoria, para no dejar de hacernos estas preguntas tan simples, tan inocentes pero, a la vez, tan sinceras. En “La guerra perdida”, un general, a lomos de su caballo, busca una guerra pero, cuando intenta reclutar hombres para dirigirlos, nadie entiende la idea y el general no consigue que nadie le siga. Sin embargo, no desiste en su búsqueda y, por el camino, se encuentra con un almirante a bordo de su barco con el que, rápidamente, iniciará una batalla. Un batalla en la que, finalmente, ambos serán vencedores… o perdedores, según cómo se mire…

Comotto, utiliza unos textos tan sencillos, tan obvios, que mueven a la vergüenza del adulto por la simplificación del tema. Vergüenza por tener que admitir que, en definitiva, el peor comportamiento que nos define como ser humano es que, de una manera caprichosa, egoista y, en todo momento, incromprensible, somos capaces de matarnos entre nosotros… A este texto lo acompañan unas ilustraciones también sencillas, pero con esa sencillez tan característica que las convierte en sello inconfundible de este autor tan comprometido.

Agustín Comotto, publicó “La guerra perdida” y lo hizo a través de Thule Ediciones en 2008.

Bueno, ¡hasta la semana que viene!

¡Yo no he sido!

Esto viene a ser como la famosa frase falsamente atribuida a Albert Einstein: aquello de que si las abejas desaparecieran, al hombre le quedarían cuatro años en la Tierra.

Claro que, si bien es cierto que no hay que atribuirles todo el mérito de la polinización a estos insectos, también es verdad que es necesario reflexionar acerca de qué pasaría si esta especie desapareciera. No sería muy beneficioso para nosotros…

Esto es lo que plantea Voltz de manera sencilla para que los niños lo entiendan… y bueno, también para que lo entienda algún que otro adulto de ideas más cerriles. Una granjera que va a ordeñar a su vaca, se encuentra por el camino una araña. Horrorizada, la aplasta con el pie y, definitivamente, la mata. En ese mismo momento, la vaca, asustada por algo, le propina una cornada a su dueña quien, sumamente enfadada, comienza a preguntar a cada uno de los animales de la granja por qué han hecho eso, dado que éstos comienzan a exculparse y a culpabilizarse entre ellos. Poco a poco, la pregunta la irá realizando a uno y a otro para tratar de esclarecer la responsabilidad última hasta que, por fin, se encuentra con el mosquito. Y el mosquito le responde que, como ya no hay arañas que le coman, puede picar a sus anchas. Es decir, la picadura del mosquito es lo que ha desencadenado una serie de reacciones entre los animales que acaban en la cornada de la vaca.

Bueno, explicado así parece un poco lioso pero os aseguro que es un álbum de lo más divertido e instructivo. Como siempre, las ilustraciones de Voltz, a base de composiciones con objetos de lo más variopinto, son del todo originales y estéticas; además, siempre es entretenido eso, mirar cómo y con qué ha construido a este u otro personaje.

“C’est pas ma faute!” lo escribió Christian Voltz, de quien he hablado ya alguna vez por aquí (es uno de mis preferidos). En 2001 se publicó en Francia y, al castellano, se encargó de traducirlo en 2003 la editorial Kalandraka.

En fin, ¡hasta la semana que viene!

 

León de biblioteca

Para celebrar el Día Internacional de la Biblioteca del pasado miércoles, 24, hoy os traigo esta maravilla de álbum en el que un león aparece un día en una biblioteca y, al principio, no saben muy bien qué hacer con él porque, en el reglamento, no dice nada de leones en una biblioteca. Pero, poco a poco, se van acostumbrando a él quien, mientras espera la hora del cuento, va realizando tareas como quitar el polvo con la cola a los libros, o ayudar a los niños a que alcancen los libros de la estantería o a servirles como puf. Poco a poco va ganándose la confianza de todos los usuarios de la biblioteca hasta que, un día, ante una emergencia, se ve obligado a rugir muy fuerte dentro de las instalaciones y, sabedor de las normas que rigen las bibliotecas, abandona el lugar. Ante la tristeza de los niños y la bibliotecaria, el Sr. Mosquera, se verá obligado a buscarlo y convencerlo para que vuelva porque, “algunas veces hay una buena razón para quebrantar las reglas. Incluso en una biblioteca.”

Con unas bellas ilustraciones que acompañan en todo momento al texto “León de biblioteca” se convierte así en un imprescindible dentro del álbum ilustrado. Muy recomendable…

“Library Lion” lo escribió Michelle Knudsen e ilustró Kevin Hawkes en 2006. En 2007 lo tradujo al español ediciones Ekaré. En la biblioteca municipal de Bétera lo podréis encontrar. ¡Hasta la semana que viene!

Hilda

Y, bueno, esta vez ha sido al revés. A raíz de un comentario en Twitter de la editorial di con una nueva serie de dibujos animados en Netflix que comenzó a emitirse el jueves de la semana pasada. La estética parecía diferente a todo lo que había visto antes y Barbara Fiore es una editorial que, a menudo, publica verdaderas joyas dentro de la literatura infantil. Así que, sí, la vi y me gustó, y mucho.

Efectivamente, la estéica es diferente, pero, además, la temática es original, con una ética, una filosofía de fondo que me convence plenamente. El humor es inteligente y surrealista a la vez. Personajes fantásticos que invaden la vida real de una niña que vive sola con su madre en las montañas y que, debido a unas causas que ahora no podría ni explicaros, se ve forzada a mudarse a la ciudad.

Pues, como decía, esta vez ha sido la serie la que me ha llevado al libro que, en forma de cómic, nos muestra la vida de esta interesante niña. Y, ninguno de los dos desmerece al otro. Así que, si tenéis oportunidad, leed, leedles y que lean las aventuras de Hilda. Y, por supuesto, en Netflix, tenéis la serie muy bien adaptada. A ver si de este modo, viendo series de tanto valor vamos consiguiendo unos contenidos de más calidad en la televisión… pasito a pasito… que, ahora, cada vez que abrimos estas redes de televisión es como si emitiéramos un voto acerca de cómo queremos nuestra programación. Como cada vez que compramos en el supermecado y hacemos tantas otras cosas anónimas a lo largo del día… pensadlo… sería fácil cambiar el mundo…

Bueno, a Hilda la creó Luke Pearson en 2010 y a partir de entonces ha escrito e ilustrado varios volúmenes: “Hilda y el trol”, “Hilda y el gigante de medianoche”, “Hilda y la cabalgata del pájaro”, “Hilda y el perro negro” y “Hilda y el bosque de piedra”.  Y, aquí, de la traducción al castellano y su publicación se está encargando Barabara Fiore Editora.

¡Hasta la semana que viene!

El gran libro del cuerpo

De las mismas autoras de “Bienvenido a la familia“, que hace unos meses ya comenté por aquí, hoy os traigo, como os prometí, “El gran libro del cuerpo”. Y, es que me sorprende el enfoque que hacen estas mujeres de todos los temas que tratan. No enseñan el cuerpo humano desde el punto de vista de la anatomía (esto es un brazo con el húmero, el bíceps…), no, es más bien una descripción del cuerpo como instrumento, como sustento, arquitectura de nuestra persona.

Y, hablan, por supuesto, de las diferencias entre cuerpos, de las edades de ese cuerpo… Pero, lo más llamativo es la naturalidad con la que trata ciertos aspectos que, como siempre, ya es hora de que vayan cambiando. Más allá de los dibujos entre los que aparecen, por supuesto, todas las razas; niños en sillas de ruedas; una niña, sin brazos, dibujando con su boca; dos padres (padre y padre) sujetando a su bebé… más allá, como digo, de esto, hay dos temas que trata con tanta naturalidad que, casi, podrían pasar como desapercibidos y que, por lo menos a mí me llaman (y mucho) la atención.

Uno es cuando trata el sexo de los cuerpos, que no tiene por qué coincidir con los sentimientos. De una manera clara, respetuosa, natural, explican que no todo el mundo se siente cómodo con el cuerpo que le ha tocado, pero que no pasa nada… y ya está, no ahondan más en el tema, no le dan más importancia… porque no la tiene, simplemente, es un aspecto más de nuestro cuerpo… Y, de este modo normalizan una situación que aún está perseguida en nuestra sociedad de esa manera tan sucia y poco respetuosa… ellas abren el camino hacia la naturalidad.

El otro, es la muerte. La muerte de un ser querido que hace que tratemos su cuerpo con respeto aunque sepamos que, la persona, ya no está aquí… Algo cultural y que, como seres humanos, nos honra.

En fin, muy recomendable para abrir mentes (creo que ya dije esto en “Bienvenido a la familia”).

“El gran libro del cuerpo”, lo escribió Mary Hoffman y lo ilustró Ros Asquith en 2016. Ese mismo año lo tradujo al castellano la editorial Juventud y, si queréis, también lo podéis encontrar en catalán.

¡Hasta la semana que viene!

Una vida cualquiera

Acaba de terminar JALEO ’18 (Jornadas de animación a la lectura, escritura y observación) y, bueno, como siempre, vosotros me leeréis unos días después de que yo escriba estas palabras. Han sido unos días de muchísima información que, ahora, debo dejar que sedimente e, imagino que, poco a poco, irá organizándose.

De todas formas, no pretendo hacer un análisis por aquí de lo que han supuesto para mí, no creo que sea el espacio adecuado. Sin embargo, hace unas semanas que os quería hablar de este libro y, como Jutta Bauer, que es quien lo ilustró, ha sido una de las ponentes y talleristas en estas jornadas, pensé que hoy (el día en que me leéis, no en el que escribo… sigo con la misma pelea espacio-temporal de hace unos meses) podría ser el día adecuado.

Pero es que, además, si ha habido algún mensaje que ha estado flotando a lo largo de todas la ponencias de JALEO ha sido más bien una pregunta: ¿debemos camuflar, esconder, los aspectos, el lado más feo de la vida a los niños? Y esta misma pregunta llevo yo años haciéndomela y, tal vez, por eso, es por lo que en mi casa hay libros infantiles muy diferentes, algunos hasta políticamente incorrectos…

Y, la alegría ha sido ver estos días que hay mucha más gente que opina que no, que no hay que ocultarla. Hay que explicarla porque está ahí, y ellos la ven, y preguntan, y quieren entender porque, si no, volverán a preguntar.

“Una vida cualquiera” nos muestra eso, una vida cualquiera, una vida que de manera natural, real, acaba en el caos, en la catástrofe, en la soledad, en la perdición… Un hombre normal, con una vida normal, con una familia normal, de pronto, y de manera paulatina va perdiéndolo todo. Comienza con la mujer, seguido del trabajo y, al final, la casa… y se convierte en un sin hogar.

Sin metáforas, sin eufemismos, con un texto largo para poder explicar clara y fácilmente al niño esta difícil situación, “Una vida cualquiera” se convierte en un texto, posiblemente, algo duro, algo directo para los niños pero, sinceramente, pienso que hay ciertos temas que hay que abordarlos así. No hay nada en todo el libro que pueda resultar hiriente o que no puedan entender, simplemente se presenta sin tapujos y, eso, es de agradecer…

Al final del libro, además, unas personas sin hogar, contestaron a unas preguntas planteadas por escolares pero que, seguramente, les hubiéramos hecho los adultos también.

Muy, muy recomendable, de verdad, para educar en la empatía y aprender a ver y entender este mundo, con sus cosas buenas pero, también, las malas, que las hay y es inútil esconderlas.

“Ein mittelschönes Leben”, lo escribió Kirsten Boie y, bueno, ya he encontrado a la autora que podría encargarse del libro ese que voy buscando sobre el hostigamiento en la infancia. Y ya puestos, por qué no, le encargaría a Jutta Bauer que lo ilustrara, que nos diera su visión con sus ilustraciones siempre independientes y libres de prejuicios… por soñar…

Esta maravilla que os he traido hoy, se publicó por primera vez en Alemania en 2011 y Lóguez Ediciones lo tradujo y publicó para España en 2013.

No os lo perdáis. ¡Hasta la semana que viene!

Yo voy conmigo

Y siguiendo con el tema de aceptación de uno mismo, hoy uno más pero, esta vez, para aprender a querernos y a no cambiar de manera tan gratuita por los demás. “Yo voy conmigo”: una niña enamorada y aconsejada por sus amigos, comienza a cambiar para que Martín se fije en ella. Cuando ya ha renunciado a su “yo”, se ha quitado hasta las alas y los pájaros de su cabeza le han abandonado, entonces, Martín le mira y le sonríe. Pero, ella misma ya no se reconoce, así que, poco a poco, se va reconstruyendo hasta conseguir que sus pájaros vuelvan.

No hay mucho que explicar: un buen libro con muy buenas ilustraciones para educar en el respeto por uno mismo, para aprender a querer a las personas por sí mismas, sin intentar cambiarlas… en fin, muy recomendable.

“Yo voy conmigo” lo escribió en 2015, Raquel Díaz Reguera, y ese mismo año lo publicó, también en catalán, Thule Ediciones.

Hasta la semana que viene.

Orejas de mariposa

Existen muchos álbumes ilustrados con una temática alrededor de la aceptación de uno mismo, de la lucha contra el menosprecio de los demás. Y, si bien son muy predecibles y obvios, no cabe duda de que más de una vez puden ayudarnos a explicar o quitar importancia a las burlas tan comunes a esas edades. Y, bueno, los hay con más o menos gracia u originalidad pero algunos son verdaderas joyas, como es el caso de “Orejas de mariposa”.

Mara es una niña de la que se burlan en el colegio gracias a sus grandes orejas. Cuando llega a casa triste, su madre, le explica que tiene orejas de mariposa, que “revolotean sobre la cabeza y pintan de colores las cosas feas”. A partir de entonces, cada vez que sus compañeros se meten con ella, la niña, lejos de enfadarse, da una graciosa explicación a cada una de las burlas, como que los zapatos que lleva no son viejos, que son zapatos viajeros; o que no es que le rujan las tripas, es que lleva una orquesta en la barriga… en fin, una manera de no dar importancia a las burlas como táctica para que te dejen en paz…

Y esto me lleva a pensar que, tal vez, deba o debiera haber algún álbum para trabajar la empatía, para educar a los que están al otro lado hostigando… pero, sin animalitos que se den cuenta de que su amigo oso se ha podido enfadar por su comportamiento… me gustaría algo más obvio, más real… del tipo: eso que acabas de decir o hacer ha tenido y tendrá estas consecuencias en este niño… No sé, estoy muy cansada y cada vez aguanto menos a las personas que como diversión tienen la burla o el maltrato hacia los demás. Y digo personas, en general, porque no es algo propio de la niñez. De hecho, muchas veces, los adultos funcionan como ejemplo para estos individuos en edad infantil (por no usar otra palabra más malsonante, que últimamente me dejo llevar…)

Pero, es verdad y hablo en serio cuando digo lo del álbum para trabajar la empatía, la sensibilidad… que muchas veces bien merece la pena acercarse a esos niños y averiguar el por qué de ese comportamiento… Otras no, todo hay que decirlo, que siempre hay gente que es así y… ya está, es así…

En fin, mientras espero encontrar este cuento, os dejo con “Orejas de mariposa” que escribió Luisa Aguilar e ilustró André Neves en 2007 y, un año más tarde, lo publicó la editorial Kalandraka. Lo encontraréis, también, en la biblioteca de mi pueblo, de Bétera. Hasta la semana que viene…

Lo que no vio Caperucita Roja

Llevo varios días reflexionando (y mucho) acerca de un tema que esta última semana nos ha estado preocupando a todos (a todos y a todas. Aquí sí quisiera hacer esta puntualización, porque, sí, los hombres se han preocupado tanto como nosotras) y, las opiniones leídas aquí y allá, me han llevado a escribir esta entrada no prevista (al menos de momento).

“Lo que no vio Caperucita Roja” o “Desmontando un clásico III“. Porque, si revisamos las enseñanzas que tuvimos de niñas, es para echarse a temblar. Recuerdo una canción que me enseñaron cuando todavía estaba en párvulos y que, sin embargo, me marcó tanto que todavía la puedo recitar en su mayor parte. No os voy a aburrir con la letra que, básicamente, canta el cuento que todos conocemos, pero sí que quisiera que conocierais el final de esta canción, donde, con una variación del clásico, es el Hada de los Bosques quien salva a Caperucita y le ragaña:

“Caperucita, no te vuelvas a escapar sin permiso de mamá, porque en el bosque hay lobos que parecen caballeros de verdad.”

Da qué pensar… Quiero proteger a mi hija (¡quién no?), pero no me gustaría educarla así, con miedo hacia el hombre, con desconfianza…

Uno de los comentarios que he leído estos días y que más me ha gustado, provenía de un hombre. Venía a decir que quería que las mujeres pudieran hacer todo aquello que él, como hombre, podía hacer y que, además, lo hiciéramos sin miedo… Sí, definitivamente, eso es lo que quiero yo para mí y para mi hija.

Pero creo que, hoy más que nunca, os necesitamos a los hombres para que defendáis este pensamiento delante de quien sea; para que tengáis tolerancia 0 ante cualquier, no ya acoso, ante cualquier comentario machista o sexista que oigáis de otros hombres.

Estos días, he llegado a la conclusión de que os necesitamos para esta labor. Para acabar con esos miserables, es necesario que hombres y mujeres luchen juntos. Ante algo así no podemos hacer diferencia de voces. No podemos ir las mujeres delante y solas, deben acompañarnos y debemos dejarnos acompañar.

Por mi parte, quiero desmontar las enseñanzas del hombre como depredador, como un ser violento, depravado y enemigo de la mujer. Quiero quedarme con la voz de muchos de vosotros que habéis gritado con nosotras estos días… es muy esperanzador…

Y bien, a lo que iba, aunque prefiero otras sátiras del cuento de Caperucita Roja, no está nada mal este álbum para ir desmontando, de una vez, este clásico. En él, los distintos personajes del famoso cuento dan su punto de vista acerca de la historia explicando, así, lo que realmente ocurrió.

Mar Ferrero escribió e ilustró “Lo que nunca vio Caperucita Roja” en 2013 y, este mismo año, la Editorial Edelvives lo publicó, aunque, posteriormente, ha habido más reediciones.

Y, no dejéis de ver, si no lo habéis hecho ya, “La increíble ¡pero cierta! historia de Caperucita Roja”, una película animada de Blue Yonder Films muy, muy recomendable para desmontar este clásico. ¡Hasta la semana que viene!