Arrivederci, Crocodile or see you later Alligator.

Y, si la semana pasada os traía “Yo, Cocodrilo”, hoy os traigo la segunda parte de las aventuras de este singular reptil, quien, escondido entre el cortejo de Napoleón, sigue al que ya suponemos emperador, hasta Venecia. Allí, encontrará un ambiente más distendido y afable entre sus ciudadanos. Y, mientras Bonaparte sigue con sus saqueos de obras de arte, esta vez en la ciudad italiana, Cocodrilo, es invitado a formidables manjares. Y es que, es carnaval en la ciudad de los canales y Cocodrilo es confundido por una persona estupendamente disfrazada, hasta tal punto que lo invitan también al gran baile de esa noche. Y él acude… pero Napoleón también… y lo reconoce… y lo reclama… pero la muchedumbre se pone de parte de Cocodrilo y le ayudan a huir. Y esta vez se esconde en los canales, donde tendrá más libertad, entre otras cosas, para elegir sus bocados entre los que pudiera estar el mismo Napoleón, quien aparece en la última página intentando salir del canal al que ha caído y que, todo hace pensar, formará parte del primer bocado de Cocodrilo.

En 2001, Fred Marcellino, murió después de una larga enfermedad. En ese momento, estaba trabajando en “I, Crocodile” y “Arrivederci, Crocodile or see you later Alligator” y, este último lo dejó inacabado. Pero, en diciembre de 2006, se anunció que sería acabado por el ilustrador Eric Puybaret y publicado por la editorial Atheneum en septiembre de 2019. Y aquí estamos, acabando septiembre, sin haber podido esperar a su traducción al castellano pero disfrutándolo en su idioma original: os lo aconsejo.

Bien, pues, hasta la semana que viene.

Yo, Cocodrilo

No me decidía a traer este álbum por aquí porque no es que destaque por nada en concreto. Sin embargo, es un libro que he leído muchas veces y no sé muy bien por qué. Tal vez porque el protagonista es un cocodrilo, un cocodrilo que nos cuenta en primera persona cómo era su vida en Egipto antes de que los franceses llegasen a su tierra para esquilmarla de todo aquello que hoy en día podemos disfrutar, tan solo, pagando una entrada de museo. Incluso, él mismo es capturado y llevado, en un viaje demasiado largo, hasta París, hasta la fuente de unos jardines.

Su vida allí, al principio nueva y glamurosa, pronto se convierte en aburrida y denigrante cuando la ciudad empieza a olvidarse de él. Un buen día Napoleón pasea por lo jardines junto a unos invitados y una de las damas le sugiere matar al cocodrilo y cocinarlo siguiendo una receta egipcia. Decidido a saborear dicho plato, el emperador (o todavía primer cónsul, porque la historia empieza en agosto de 1799) manda sacrificarlo para la hora de la cena. Pero, Cocodrilo, logrará escapar de su jaula y refugiarse en las alcantarillas de la ciudad y, así, de paso, nos enteramos de la importancia que tuvo Napoleón en el trazado del alcantarillado parisino. Y, ¿qué comerá a partir de entonces? La respuesta aparece en las últimas páginas, cuando una de esas presuntuosas damas que debían pasear por Tullerías (se ve el palacio al fondo de la ilustración), cae por una trampilla de alcantarilla que “alguien” ha dejado abierta…

Así de histórico, divertido e irreverente resulta este cuento. Y, he aquí cómo han surgido todas las razones por las que, una y otra vez, sale de la estantería y me mueve a la risa sin saber exactamente por qué…

En fin, “I, Crocodile” lo escribió e ilustró Fred Marcellino en 1999 y un año después lo publicó en castellano la Editorial Juventud.

¡Hasta la semana que viene!

¿Todavía nada?

Ya son varios los libros que os he traído de este formidable ilustrador pero es que, lo que más me fascina de este hombre es precisamente esto: sus ilustraciones. Los textos son unas veces hermosos, otras divertidos, otras con trasfondo… Lo que tengo claro es que, si no fuera por esos personajes tan originales, seguramente hubieran pasado desapercibidos de tan sencillos que son.

En “¿Todavía nada?”, el señor Luis, compuesto por alambre, lo que parece una pieza de un engranaje de reloj como ojo y el embellecedor de algún mueble o el mango de alguna herramienta como sombrero, cava un hoyo y en él planta una semilla. A lo largo de varios días, Luis, acude a ver si ya ha crecido su planta con una actitud cada vez más impaciente. Bajo la tierra, nosotros vemos que la semilla ya ha germinado y comienza a crecer, pero Luis no lo puede ver y, día tras día, al ver que todavía no ha salido nada, le dice al pájaro que anda por allí: “Volveré mañana”. Al final, desesperado, abandonará la espera y hará mal porque, justo en ese momento, sale una flor que el pájaro arrancará para llevársela a su novia, por lo que, cuando finalmente vuelva Luis, al no ver ninguna planta, pensará que todavía no ha crecido nada…

Divertido, didáctico, decididamente encantador pero, sobre todo, extraordinario gracias, otra vez, a esas obras de arte que funcionan como ilustraciones en este álbum.

“Toujours rien”, lo ilustró y escribió Christian Voltz en 1997 y en 2003, la editorial Kalandraka lo tadujo al castellano aunque, como siempre, en esta editorial, lo podréis encontrar en los demás idiomas de la península.

Atrapados

Como bien dice su autor, “Atrapados, es un libro acerca de tratar de resolver un problema que crece tirándole cosas”. Y, sí, Floyd ve cómo la cometa con la que estaba jugando queda enganchada en las ramas de un árbol. Al principio tira de ella para intentar soltarla pero, como no puede bajarla, comienza a tirar cosas para hacerla caer (como todos hemos hecho en algún momento de nuestra vida).

Lo que comienza con el lanzamiento de un zápato, pronto se convierte en un divertido absurdo en el que el niño lanza objetos cada vez más grandes sin conseguir su propósito. Hasta un camión de bomberos que acude a ayudar, es lanzado qudando encalado también junto a un orangután, una casa, una ballena y demás despropósitos . Al final, el niño acude con un serrucho pero, contrariamente a lo que el lector espera, lo lanza también y, esta vez, sí consigue que caiga la cometa… pero solo ella… Floyd se va contento entonces a seguir jugando con su juguete recuperado pero, por la noche, cansado, se va a dormir con una rara sensación de que algo se le ha olvidado…

“Stuck”, lo escribió e ilustró Oliver Jeffers en 2011. Ese mismo año lo publicó en español el Fondo de Cultura Económica (FCE) de México y, en catalán, lo hizo Andana Editorial.

Si queréis ver el libro leído por su autor, aquí tenéis un enlace en el que lo podréis disfrutar. ¡Hasta la semana que viene!