Ratoncita y el Muro Rojo

Comienza este libro con una ratona que vive a un lado del Muro Rojo junto a otros animales a los que les va preguntando por qué está ahí ese muro y qué hay al otro lado. Cada uno de sus compañeros encontrará alguna excusa (de esas que se enquistan en las sociedades) para explicar las bondades de tener un muro que te proteja y de lo inncesario de preguntarte el por qué de todas las cosas.

Hasta que un día llega una paloma al recinto de los animales e invita a Ratoncita a que suba a sus lomos para darle una vuelta más allá del Muro. Y, lo que podría ser un final excesivamente trabajado por el diálogo entre los dos animales, sin ninguna opción a la imaginación o a la interpretación, deviene en algo más original cuando, a la vuelta, Ratoncita, que ya ha visto el mundo exterior, se da cuenta de que el muro nunca ha existido: era una barrera invisible pero efectiva que ha estado en la mente de los animales como un miedo que bloqueaba sus existencias y, por tanto, su libertad… Buena reflexión para unas mentes que se están formando, ¿no?

“Little Mouse and the Red Wall”, lo escribió e ilustró Britta Teckentrup y, en 2018, las editoriales NubeOcho y Pepa Montano Editora, lo publicaron conjuntamente en castellano.

¡Hasta la semana que viene!

Solo un segundo

Una foto en la calle con toda esa gente transitando y, cuando llegas a casa y la observas, te das cuenta de las miradas entre los transeúntes. Se miran, se observan, se escrutan, se conectan por un segundo entre ellas: es el momento, el segundo en que has disparado la cámara. Y, de eso trata este libro, de solo un segundo y la conexión entre las personas que caminan por la calle o se asoman a la ventana para ver quién o qué pasa por ella. Esas coincidencias en la vida que existen y se dan a menudo aunque la mayoría de las veces pasen desapercibidas.

Una curiosidad de libro, sencillo, pero divertido y original. “Solo un segundo” lo escribió Silvio Freytes y lo ilustró Flavio Morais en 2007 y, ese mismo año, lo publicó la editorial Kalandraka.

Y, en fin, una entrada corta pero para un libro interesante, no os lo perdáis. ¡Hasta la semana que viene!

Hilda

Y, bueno, esta vez ha sido al revés. A raíz de un comentario en Twitter de la editorial di con una nueva serie de dibujos animados en Netflix que comenzó a emitirse el jueves de la semana pasada. La estética parecía diferente a todo lo que había visto antes y Barbara Fiore es una editorial que, a menudo, publica verdaderas joyas dentro de la literatura infantil. Así que, sí, la vi y me gustó, y mucho.

Efectivamente, la estéica es diferente, pero, además, la temática es original, con una ética, una filosofía de fondo que me convence plenamente. El humor es inteligente y surrealista a la vez. Personajes fantásticos que invaden la vida real de una niña que vive sola con su madre en las montañas y que, debido a unas causas que ahora no podría ni explicaros, se ve forzada a mudarse a la ciudad.

Pues, como decía, esta vez ha sido la serie la que me ha llevado al libro que, en forma de cómic, nos muestra la vida de esta interesante niña. Y, ninguno de los dos desmerece al otro. Así que, si tenéis oportunidad, leed, leedles y que lean las aventuras de Hilda. Y, por supuesto, en Netflix, tenéis la serie muy bien adaptada. A ver si de este modo, viendo series de tanto valor vamos consiguiendo unos contenidos de más calidad en la televisión… pasito a pasito… que, ahora, cada vez que abrimos estas redes de televisión es como si emitiéramos un voto acerca de cómo queremos nuestra programación. Como cada vez que compramos en el supermecado y hacemos tantas otras cosas anónimas a lo largo del día… pensadlo… sería fácil cambiar el mundo…

Bueno, a Hilda la creó Luke Pearson en 2010 y a partir de entonces ha escrito e ilustrado varios volúmenes: “Hilda y el trol”, “Hilda y el gigante de medianoche”, “Hilda y la cabalgata del pájaro”, “Hilda y el perro negro” y “Hilda y el bosque de piedra”.  Y, aquí, de la traducción al castellano y su publicación se está encargando Barabara Fiore Editora.

¡Hasta la semana que viene!

Una vida cualquiera

Acaba de terminar JALEO ’18 (Jornadas de animación a la lectura, escritura y observación) y, bueno, como siempre, vosotros me leeréis unos días después de que yo escriba estas palabras. Han sido unos días de muchísima información que, ahora, debo dejar que sedimente e, imagino que, poco a poco, irá organizándose.

De todas formas, no pretendo hacer un análisis por aquí de lo que han supuesto para mí, no creo que sea el espacio adecuado. Sin embargo, hace unas semanas que os quería hablar de este libro y, como Jutta Bauer, que es quien lo ilustró, ha sido una de las ponentes y talleristas en estas jornadas, pensé que hoy (el día en que me leéis, no en el que escribo… sigo con la misma pelea espacio-temporal de hace unos meses) podría ser el día adecuado.

Pero es que, además, si ha habido algún mensaje que ha estado flotando a lo largo de todas la ponencias de JALEO ha sido más bien una pregunta: ¿debemos camuflar, esconder, los aspectos, el lado más feo de la vida a los niños? Y esta misma pregunta llevo yo años haciéndomela y, tal vez, por eso, es por lo que en mi casa hay libros infantiles muy diferentes, algunos hasta políticamente incorrectos…

Y, la alegría ha sido ver estos días que hay mucha más gente que opina que no, que no hay que ocultarla. Hay que explicarla porque está ahí, y ellos la ven, y preguntan, y quieren entender porque, si no, volverán a preguntar.

“Una vida cualquiera” nos muestra eso, una vida cualquiera, una vida que de manera natural, real, acaba en el caos, en la catástrofe, en la soledad, en la perdición… Un hombre normal, con una vida normal, con una familia normal, de pronto, y de manera paulatina va perdiéndolo todo. Comienza con la mujer, seguido del trabajo y, al final, la casa… y se convierte en un sin hogar.

Sin metáforas, sin eufemismos, con un texto largo para poder explicar clara y fácilmente al niño esta difícil situación, “Una vida cualquiera” se convierte en un texto, posiblemente, algo duro, algo directo para los niños pero, sinceramente, pienso que hay ciertos temas que hay que abordarlos así. No hay nada en todo el libro que pueda resultar hiriente o que no puedan entender, simplemente se presenta sin tapujos y, eso, es de agradecer…

Al final del libro, además, unas personas sin hogar, contestaron a unas preguntas planteadas por escolares pero que, seguramente, les hubiéramos hecho los adultos también.

Muy, muy recomendable, de verdad, para educar en la empatía y aprender a ver y entender este mundo, con sus cosas buenas pero, también, las malas, que las hay y es inútil esconderlas.

“Ein mittelschönes Leben”, lo escribió Kirsten Boie y, bueno, ya he encontrado a la autora que podría encargarse del libro ese que voy buscando sobre el hostigamiento en la infancia. Y ya puestos, por qué no, le encargaría a Jutta Bauer que lo ilustrara, que nos diera su visión con sus ilustraciones siempre independientes y libres de prejuicios… por soñar…

Esta maravilla que os he traido hoy, se publicó por primera vez en Alemania en 2011 y Lóguez Ediciones lo tradujo y publicó para España en 2013.

No os lo perdáis. ¡Hasta la semana que viene!

El señor Tigre se vuelve salvaje

Me encantan los álbumes que rompen con las normas sociales y nos presentan un personaje políticamente incorrecto o incluso salvaje en contraposición de lo establecido, de lo esperado. Personajes que respetan pero, desgraciadamente, no son respetados al ser diferentes.

El señor Tigre es uno de esos. No se siente cómodo ante tanta formalidad, tanta educación, tanta pose, así que, como búsqueda de la comodidad o confortabilidad con uno mismo, empieza a hacer cosas inaceptables como, andar a cuatro patas, correr, rugir y, por fin, quitarse esa ridícula ropa que no le deja ser libre. Ante tal escándalo, sus vecinos, le invitan a abandonar la ciudad, idea que le parece magnífica al principio. Pero, pronto, la sensación de soledad le hace extrañar a sus amigos, sus lugares, su casa, por lo que decide volver. Y, una vez lo hace, observa con alegría que las cosas han empezado a cambiar y él ya no se siente mal siendo… él mismo…

Un mensaje demasiado optimista pero, bueno, ¡es un cuento!. Y por eso me encanta, porque da el mensaje de no abandones un lugar para poder ser tú mismo, simplemente, ¡selo! y, a lo mejor te das una sorpresa…

En fin, “Mr. Tiguer Goes Wild”, lo escribió Peter Brown en 2013 y lo tradujo un año después, la editorial Océano. También lo podréis encontrar en catalán traducido por la editorial Andana y en la biblioteca de Bétera. ¡Hasta la semana que viene!

Cuando las niñas vuelan alto

Es raro que hable de un autor del cual he escrito una entrada recientemente, pero es que hay gente que, desde su trabajo, contribuye de gran manera a que este mundo cambie. Y como yo soy de esas que piensan que, si quieres que el mundo mejore, tienes que intentar cambiarlo desde tu día a día, desde tu trabajo, haciendo que cada cosa que hagas tenga un sentido hacia esa mejoría, pensé que debía hacer una excepción.

Raquel Díaz Reguera pone su granito de arena en cada álbum que crea para alcanzar la igualdad entre el hombre y la mujer, para que las mujeres se valoren a sí mismas como se merecen. Esta mujer consigue que la nueva generación de mujeres y de hombres comiencen a crecer sin prejuicios y en la equidad.

Adriana, Jimena y Martina tienen grandes sueños sobre su futuro pero, la banda de don NOLOCONSEGUIRÁS, una banda de malos malísimos, emplea todo su tiempo en esconder entre la ropa y bolsas de las niñas, un montón de piedras para que no puedan volar y, así, que no logren alcanzar sus sueños. El señor SIQUIERESPUEDES, que es el que teje las alas para que las niñas puedan volar, será el encargado de acabar con este sinsentido.

Aunque muy obvio y directo, me parece perfecto para comenzar a cambiar el mundo desde la infancia que, como ya he dicho en otras ocasiones, creo que es la única manera de hacerlo.

“Cuando las niñas vuelan alto”, lo escribió e ilustró Raquel Díaz Reguera en 2017 y, ese mismo año, lo publicó la editorial Lumen. Además, también lo podéis encontrar traducido al catalán (Quan les nenes volen alt). ¡Hasta la semana que viene!