Una pesadilla en mi armario

Muchos son los álbumes que tratan el terror nocturno con simpatía y restándole importancia: monstruos que habitan bajo la cama de un niño, ogros que hacen demasiado ruido y no permiten dormir o, como es el caso de este viernes, una pesadilla que vive en el armario de una habitación. Y, claro, el niño, decidido, se enfrenta a su miedo, sin saber que más miedo tiene su pesadilla que, cuando le ve apuntarle con un rifle de juguete, comienza a llorar de tal forma que, el niño, por temor a que despierte a sus padres, decide meterlo en su cama para que se calme.

Divertido, con un enfoque que, si bien no es original, sin embargo resulta muy atractivo y, desde luego, efectivo. Con unas ilustraciones que recuerdan a Sendak y su famoso “Donde viven los monstruos” (este sí diría que fue el original) escrito cinco años antes pero, aún así, resultan atractivas y acompañan perfectamente al texto.

“There’s a nightmare in my closet”, lo escribió e ilustró Mercer Mayer en 1968 comenzando así una serie (“There’s a…”) que se conformaría con la publicación de otros títulos ya en los años 80. En 2001, Kalandraka, lo tradujo al castellano y, bueno, como es buena costumbre en esta editorial, en todos los idiomas peninsulares.

¡Hasta la semana que viene!

Un niño, un perro y una rana

Ya he hablado en otras ocasiones de los álbumes ilustrados sin texto, y me encantan porque son las ilustraciones las que hablan. Todo, absolutamente todo, se centra en ellas. Ellas son las que cuentan, las que te dan opción a imaginar que está ocurriendo más allá de lo que estás viendo. Al no tener texto, buscas, escrutas en cada página aquello que puede darte pistas de lo que ocurre en la historia… ¡me encantan!

Y, como no, “Un perro, un niño y una rana” es uno de ellos. Un niño sale con su perro a cazar ranas. Provisto de una red y un cubo, pretende capturar una que encuentra en la orilla del río. La rana, al principio molesta, comienza a burlar una y otra vez al niño convirtiéndolo en un juego pero en el que solo disfruta ella. De hecho, al final, el niño se rinde y vuelve a casa cansado y enfadado. La rana se queda en el río pensativa y algo triste hasta que decide seguir las huellas de las botas del niño hasta su casa donde, más relajados y contentos, le reciben niño y perro y le invitan a compartir un baño reconfortante. Una historia sencilla y tierna que obliga a pasar las páginas para ir descubriendo al personaje más divertido: la rana.

“A boy, a dog and a frog”, lo dibujó Mercer Mayer ya en 1967. En 2008 lo publicó Los cuatro azules aquí en España.

Y, bien, con este libro de temática tan estival, lanzo el deseo de que todos lo niños disfruten y descansen en estas vacaciones tan, tan merecidas. ¡Hasta la semana que viene!