¿De qué color es un beso?

No soy de escribir acerca de álbumes que funcionan en el mercado de la literatura infantil porque considero que, solo acudiendo a una feria del libro, a una librería o biblioteca pública, se puede tener acceso a ellos sin necesidad de que nadie te hable de ellos. Y, este es el caso de los libros de Bonilla, que parece que se han convertido en indispensables en todos estos lugares y, sea dicho de paso, de una manera más que merecida. Las ilustraciones de esta autora son muy atractivas. Dibujos a lápiz, con personajes (sobre todo Minimoni) divertidos y llenos de color. Frescas, con movimiento… en fin, un sello inconfundible de esta ilustradora.

Minimoni, esa niña de pelo corto y aspecto desenfadado, activa, creativa, feliz, se pregunta de repente de qué color es un beso. Irá pensando en los diferentes colores pero, por una razón o por otra, la niña los asocia a cosas divertidas pero también a las que le desagradan y, uno por uno, los irá descartando. Por fin, desesperada, le pregunta a la madre si sabe de qué color son los besos. La madre, simplemente, le da un enorme beso en la mejilla a su hija que aparece con una grandísima sonrisa y rodeada de corazones de todos lo colores y estampados (¿por qué no?) posibles. Y es que creo que esta es la mejor representación gráfica que he visto de esa sensación que se tiene cuando una madre o un padre te da un beso y, qué duda cabe de que es igual cuando te lo da un hijo… ¡Perfecto!

“De quin color és un petó?” lo escribió e ilustró Rocío Bonilla Raya en 2015 y, ese mismo año, se publicó y también se tradujo al castellano, gallego y vasco, y todo corrió a cargo de la editorial Algar.

¡Hasta la semana que viene!

Al país de l’olivera

No sé cómo empezar a describir lo que he sentido al leer (¡por fin!) este álbum ilustrado, porque, entre otras cosas, no ha sido solo por leerlo, lo he sentido de forma completa como pocas veces puede ocurrir al leer un poema.

Y es que me planteo el problema de una posible traducción del texto (el poema está escrito en valenciano) pero acabo entendiéndolo como un imposible. Y, es aquí donde entra Aitana Carrasco. El poema nos habla del amor, amor de pareja, amor a la tierra… amor a la vida, pues. Y las ilustraciones de Aitana, van más allá de las palabras, ahondan y abren una ventana por la que puedes ver ese amor al detalle. Nos abre la puerta de una habitación haciéndonos cómplices del amor de esa pareja, que durante un tiempo han estado separados, sin pudor, sin escrúpulos, porque el amor es así, “salvatge”, como decía nuestro poeta Vicent Andrés Estellés .

Nos abre al paisaje valenciano como esa Serra Mariola con el Frare d’Agres al fondo que aparece en una de las páginas. Nos describe los caminos y rieras que nos recorren, con “baladres” (adelfas), “oliveras” (olivos), “figueres” (higueras), “tarongers plens de tarongina” (naranjos llenos de azahar)… y, claro, esto ya no se puede traducir… son imágenes que pasan desapercibidas si no has caminado por estas tierras, si no has olido un naranjo justo en esta época del año, que están llenos de flor…

Y, sí, tengo la suerte de haber nacido en una tierra donde se habla dos idiomas, donde la gente se expresa en catalán y en castellano y, cuando veo cosas así (y las he visto en los dos idiomas), me confirmo en la idea de que el bilingüismo solo puede enriquecer a las personas…

Haceos el ánimo y leedlo, aunque no sea en castellano: no es tan difícil, las dos lenguas son hermanas. Aquí en casa, por ejemplo, tenemos álbumes en gallego porque el autor lo ha escrito en su lengua materna y yo, haciendo un pequeño esfuerzo, lo entiendo y, si no lo hiciera, quizá me perdería algo de lo que me quiere contar, cuánto más si es un poema.

“Al país de l’olivera”, lo escribió Xavi Sarrià y es también una canción de su grupo, Obrint Pas, así que más abajo os dejo un enlace por si queréis oírla. Aitana Carrasco, como ya he dicho antes, se encargó de crear esos personajes tan parecidos a ellos mismos y de acercarnos un poco más al sentimiento de él. El año pasado, en 2018, Sembra Llibres, lo publicó para goce y disfrute de todos nostros. ¡Hasta la semana que viene!


Un secreto del bosque

Este fue el primer álbum ilustrado que leí sobre diversidad. La primera vez que leía un cuento para niños en el que se trataba de explicar la diversidad (del tipo que sea) en la pareja y su principal poblema: la opinión de los demás.

Ardilla conoce un día en el bosque a Pájaro Carpintero y se enamora de él al instante. Comienza a tener sentimientos extraños e intentando hacerles frente o, al menos, entenderlos, habla con todos sus amigos, los cuales, indignados ante semejante amor, no pueden más que alertarle sobre todos los inconvenientes que pueda tener. Ardilla se asusta y corre a esconderse pero entonces se encuentra con Pájaro Carpintero y, finalmente, le declara su amor. El tierno final del cuento en el que los dos animales construyen su nido en la encina es lo mejor del libro. Nada les importa, ya no tienen secretos que ocultar porque ya todo el mundo los conocen y, lo que es mejor, el bosque deberá asumirlo y respetarlo porque ellos van a seguir juntos el resto de sus vidas.

Los hay más diveridos e igualmente instructivos y necesarios, pero éste me llamó la atención por la ternura y la preocupación que refleja en la ardilla que no sabe cómo lidiar con sus sentimientos: real como la vida misma. “Un secreto del bosque”, lo escribió Javier Sobrino y lo ilustró Elena Odriozola en 2008 para la editorial OQO.

¡Hasta la semana que viene!

Melena

Hace tiempo que no os traigo algo de mi autor preferido: Pablo Albo. Una de esas veces en las que habla del amor de una manera tan tierna que mueve a la sonrisa, te vuelve cómplice del protagonista antihéroe, quien habla con respeto, con simpatía de la niña en la que no deja de pensar. La lleva en su cabeza, en su melena. A ella había llegado todo tipo de animales, y claro, la niña, llena de curiosidad, pide entrar a echar un vistazo y decide no volver a salir. Y a él le encanta llevarla en su enorme melena (que algún día tendrá que cortar) entre otras cosas porque le gusta oírle cantar… oír cantar a Mariola…

Preciosas estas historias surrealistas, absurdas y divertidas que encierran una tierna relación entre dos personas: siempre Pablo Albo.

“Melena”, pues, lo escibió Pablo Albo en 2008 y, un año después, lo publicó Kalandraka con las ilustrciones de Riki Blanco.

Hasta la semana que viene.

¡Sígueme! (una historia de amor que no tiene nada de raro)

De este álbum yo creo que me gusta todo. Para empezar el mensaje: cualquier forma de amor, como tal, debe ser respetada y aceptada.

Un elefante gordo del que, en algún momento, un mono se ríe: éste es el segundo aspecto que me gusta. El personaje grotesco que, sin embargo, obvia las burlas en pos de su amor por una hormiga con cintura de avispa.

Unas ilustraciones que acompañan al texto de maravilla, lo describen y aportan su propia historia: el que se ríe del elefante es un mono y, así, ridiculiza a los que se ríen de los demás. Originales, diferentes… ¡Bien!, pero continúo…

Todo esto, que ayuda a formar personas en el respeto a la diversidad, queda refrescado por un texto absurdo (onírico, como me gustan a mí) en el que un elefante gris con lunares morados sigue, por diferentes escenarios, a una hormiga con cintura de avisapa que acarrea un letrero en el que se puede leer, “¡Sígueme!”. Con frases que se repiten aportando un ritmo divertido, de tal modo que el mensaje pasa desapercibido pero, sin duda alguna, cala, y de la manera más natural, sin moralejas, sin pretensiones…

En fin, una delicia de álbum. “¡Sígueme! (una historia de amor que no tiene nada de raro)”, lo escribió José Campanari e ilustró Roger Olmos para que en 2007 lo publicara OQO Editora.

¡Hasta la semana que viene!

Loba

Loba es madre adoptiva, es mujer, es rara y se siente rara. Vive sola para ocultar esa rareza que hace que sus cabellos se inflamen cuando se deja llevar por sus emociones. Piensa que está mal, intenta apagarlos, intenta encajar pero no lo consigue. Por eso sigue sola en el bosque, junto a sus cachorros zorros. Pero llega un día en que conoce al hombre lobo y su mundo cambia porque encuentra a quien le complementa, a quien no solo la acepta tal como es sino que le ayuda a ceptarse a sí misma, porque también él está aprendiendo a hacerlo.

No sé si es muy apropiado para los niños, no por nada, pero es que no estoy segura de que puedan entender plenamente el texto. La lástima de estos libros es que su formato hace que parezca que están dirigidos a los más pequeños pero solo los más mayores pueden entenderlo y, a estas edades, esta estética deja de ser atractiva para ellos. Y son muchas las veces que me encuentro este problema: verdaderas bellezas que pasan desapercibidas ante los ojos de quien podría disfrutarlas. Libremos de prejuicios a la lectura de álbumes ilustrados porque nunca se sabe qué puedes encontrar dentro. Así que, sí, “Loba” lo recomiendo a adolescentes que no se encuentran, a adultos que no encajan en esta sociedad y tienen el alma limpia y libre, porque así es su protagonista.

Sus ilustraciones se enredan con la naturaleza. La figura de la loba se camufla en el bosque entre sus ramas, sus hojas y sus colores otoñales. De nuevo las imágenes se vuelven imprescindibles para el texto.

“Louve” lo escribió e ilustró Fanny Ducassé (que, físicamente, es clavada a su personaje) en 2014. Un año después, lo publicó en castellano la editorial Los cuatro azules.