No soy de escribir acerca de álbumes que funcionan en el mercado de la literatura infantil porque considero que, solo acudiendo a una feria del libro, a una librería o biblioteca pública, se puede tener acceso a ellos sin necesidad de que nadie te hable de ellos. Y, este es el caso de los libros de Bonilla, que parece que se han convertido en indispensables en todos estos lugares y, sea dicho de paso, de una manera más que merecida. Las ilustraciones de esta autora son muy atractivas. Dibujos a lápiz, con personajes (sobre todo Minimoni) divertidos y llenos de color. Frescas, con movimiento… en fin, un sello inconfundible de esta ilustradora.
Minimoni, esa niña de pelo corto y aspecto desenfadado, activa, creativa, feliz, se pregunta de repente de qué color es un beso. Irá pensando en los diferentes colores pero, por una razón o por otra, la niña los asocia a cosas divertidas pero también a las que le desagradan y, uno por uno, los irá descartando. Por fin, desesperada, le pregunta a la madre si sabe de qué color son los besos. La madre, simplemente, le da un enorme beso en la mejilla a su hija que aparece con una grandísima sonrisa y rodeada de corazones de todos lo colores y estampados (¿por qué no?) posibles. Y es que creo que esta es la mejor representación gráfica que he visto de esa sensación que se tiene cuando una madre o un padre te da un beso y, qué duda cabe de que es igual cuando te lo da un hijo… ¡Perfecto!
“De quin color és un petó?” lo escribió e ilustró Rocío Bonilla Raya en 2015 y, ese mismo año, se publicó y también se tradujo al castellano, gallego y vasco, y todo corrió a cargo de la editorial Algar.
¡Hasta la semana que viene!