Me llamo Pecas.

Los Reyes me han traído un álbum del cual llevaba leyendo muchas reseñas y tenía ya ganas de tener. Un libro en el que el o la protagonista, porque no se sabe su sexo en ningún momento, no entiende los estereotipos acerca de lo propio de cada sexo como algo definitorio y que, lejos de ser algo natural, se han ido conformando en nuestra sociedad de una manera del todo retorcida y artificial. Y lo peor de todo, es que hemos ido aceptándolo sin preguntar por qué y así nos va…

Pero, Pecas, sí lo pregunta. Por qué el azul es de chicos y el rosa de chicas, por qué hay juegos o juguetes de niños y otros de niñas, por qué los niños tienen que llevar el pelo corto y ellas largo (conozco una personita que tiene un problema con este asunto… bueno, ella no, los demás)… en fin, por qué… y nadie le responde porque no lo saben.

Raquel Díaz Reguera es, de nuevo, la responsable de hacernos reflexionar sobre estas diferencias absurdas que irremediablemente nos llevan a otras de más calado y que sí importan. Siempre buscando el camino a la igualdad, sin ningún sexo preponderante. Animo a leerlo.

Así pues, “Me llamo Pecas”, lo escribió e ilustró Raquel Díaz Reguera y en 2018 lo publicó la editorial Nube Ocho, una curiosa editorial que promueve una actitud de respeto a la diversidad. ¡Larga vida a estas editoriales!

Bueno, pues, hasta la semana que viene.

Gracias, Tejón

Cuando pasa el tiempo, el dolor por la muerte de un ser querido, empieza a ser soportable en lo cotidiano. Puedes empezar a recordar a esa persona tal como era, las anécdotas, sus manías, cómo te hacía reír, cómo aprendiste de él… Le añoras igualmente, e incluso más, pero puedes empezar a hablar de él sin que el dolor te lo impida.

Tejón, es mayor y sabe que pronto morirá. Una noche, meciéndose en su mecedora, se duerme y, finalmente, muere. Al día siguiente, sus amigos, reunidos en la entrada de su madriguera, se enteran de la lamentable noticia.

El invierno empieza y el frío y la nieve obligan a los animales a refugiarse y a pasar una larga temporada ocultos y en soledad, en intimidad. Y es con la llegada de la primavera, porque el tiempo ha curado algo las heridas, cuando pueden volver a juntarse y recordar todo aquello que habían vivido con Tejón; agradacerle todo aquello que les dio. Con el calor, la luz y la fusión de lás últimas nieves, de manera metafórica, también lo hace la tristeza permitiendo a los animales retomar sus vidas con un grato recuerdo de Tejón.

Con dibujos clásicos y estéticos, “Badger’s parting gifts”, lo escribió e ilustró Susan Varley en 1984 y en 2017 lo tradujo al castellano Juan Ramón Azaola para la editorial Los Cuatro Azules.

Y, bueno, mi particular agradecimiento a una persona que me cuidó toda su vida, me hizo reír (y de qué manera) y hoy hace un año que no veo: mi padre. Gracias, papá…

Hasta la semana que viene.

La màgia del Nadal

Cuando faltan sólo cuatro días para que sea Navidad, os traigo un libro con todas nuestras costumbres reflejadas (a excepción de San Nicolás, que no la recuerdo como nuestra) de forma entretenida y amena. El “iaio Fèlix”, le cuenta a su nieta Alícia, cómo unas navidades, cuando era pequeño, la figura del rey Baltasar desapareció del belén que estaban montando. Iban pasando los días y, con ellos, las costumbres de nuestra tierra como la cena de nochebuena (la nit de Nadal); el día 31 de diciembre, con “l’home dels nassos, que té tants nassos com dies li queden a l’any”… y la figura del rey Baltasar seguía sin aparecer, hasta que Fèlix, escribiendo la carta a los reyes, puso una dedicatoria especial para Baltasar y el día del 6 de enero, el belén amaneció completo.

Una figura del Tirisiti, aparece escondido en cada una de las páginas para que el niño vaya buscándolo, lo que da pie a explicar otra de nuestras tradiciones. En fin, una manera creativa de ir explicando las costumbres de tu lugar que nunca está de más que conozcan y que, estos días, podemos aprovechar para contarles o, incluso, acompañarles a ver.

“La màgia del Nadal” lo escribió Francesc Gisbert e ilustraron Rosanna Crespo y Quique Soler en 2015 para la colección “Anem de festa” de Tàndem Edicions.

Y, hasta la semana que viene…

Recetas de lluvia y azúcar

No sé, llevo un rato pensando cómo presentaros este álbum y no logro encontrar las palabras. Descripciones y recetas para tener templanza, perder el miedo, para la alegría, el enfado, la empatía, el cariño, la culpa, la confianza, timidez, felicidad, envidia, gratitud, respeto, soberbia, rencor, paciencia, tristeza, espiritualidad, pereza, agresividad, simpatía, egoísmo, esperanza y libertad… casi nada… un buen acercamiento al ser humano, con pensamientos dejados en libertad sin un fin determinado… solo entornando los ojos y dejándonos mecer por las palabras podremos entender textos como el que describe la culpa:

“El montón de cosas inútiles, entre las que se encuentran los escrúpulos, se reúne dos veces por la mañana y cuatro por la tarde. Pero en vez de ayudarse a encontrar una solución, se echan mutuamente la culpa. Lo peor es cuando se reúnen por la noche: se sientan todos en la almohada, lo más cerca posible de la cabeza, y roen los sueños como si fueran la carne pegada a los huesos. Entre las cosas inútiles están las cometas sin viento, los vientos sin cielo, los remordimientos sin más.”

Palabras que relajan, que exculpan, describen dulcemente, reconcilian… Para leer poquito a poquito, sin prisa… hoy me siento triste y leo la receta para estar alegre… o para conseguir respeto… o para perder la timidez…

Y no se puede contar más de este libro porque destruiría su belleza, más vale que lo leáis. “Recetas de lluvia y azúcar” lo escribió Eva Manzano y lo ilustró Mónica Gutiérrez para que, en 2010, lo publicara Thule Ediciones. En la biblioteca municipal de Bétera lo podréis leer, buscadlo.

Hasta la seman que viene.

Las arrugas de la abuela

En estos día en los que cada vez es más común ver cómo la gente oculta o camufla su “yo” tras un bisturí; que trata de evitar el paso del tiempo por su rostro hasta alcanzar una caricatura de sí mismo ya poco reconocible. En este tiempo que se niega la muerte e incluso la vida, en cuanto que se olvidan las experiencias y las señales dejadas por ellas en el cuerpo. Para estos días, más que nunca, es este libro…

Un niña, más bien pequeña, se acerca a su abuela, intrigada por todas esas arrugas que cubren su cara. Mirándola (me la imagino, no mirándola, más bien escudriñándola sin ningún reparo, como hacen todos los niños cuando algo no les cuadra) no llega a entender qué gesto muestra su abuela, qué siente su abuela, así que decide preguntarle. La abuela le responde que se estima cada una de las arrugas que tiene en su cara porque todas ellas son una señal de algo que vivió. Y, así, comienza a contarle todos los recuerdos que guarda en su rostro hasta llegar a la memoria del día en el que nació ella, la niña…

Bonito, tierno, amable… en fin, os lo aconsejo. “The Lines on Nana’s Face”, lo escribió e ilustró Simona Ciraolo y lo publicó Andana Editorial, en 2016, en castellano y en valenciano, si lo preferís. En la biblioteca de Bétera, los de aquí, lo podréis encontrar.

¡Hasta la semana que viene!

Discurso del oso.

Me gustan esas editoriales que apuestan por algo inseguro, por algo que jamás se convertirá en un superventas de la literatura infantil pero que, aún así, consideran que es importante acercar a los niños.

Y, estoy hablando nada más y nada menos que de un texto de Cortázar (sin adaptar, tal cual) ilustrado por Urberuaga. “Discurso del oso” es uno de los escritos incluídos en “Historias de cronopios y de famas” en el que un oso que habita en las cañerías de los edificios se describe, a sí mismo y al mundo humano que le rodea, en un relato surrealista o incluso, podríamos decir, onírico. Y es por esto por lo que creo que un texto así puede llegar a los niños: cuando lees estos relatos de Cortázar, no hay nada mejor que dejarse llevar; sin pretender dar sentido a lo que estás leyendo, como quien entra en un duermevela, aún consciente, pero que comienza a arrastrarte hasta lo surrealista del sueño profundo, y este mundo pienso que está muy cerca del infantil.

Y, bueno, además, qué duda cabe de lo bueno que puede ser un acercamiento de estos grandes escritores a los niños de una manera tan acertada como se ha hecho en esta ocasión, cosa que no siempre se consigue, todo hay que decirlo… Me parece grandioso que un niño de 5 años no solo sepa quién fue Julio Cortázar sino que pueda leer algún texto suyo y lo pueda disfrutar: ¡qué honra para un escritor!

Así pues, “Discurso del oso” lo escribió Julio Cortázar en 1964 y lo ilustró, como ya he dicho antes, Emilio Urberuaga, para la editorial Libros del Zorro Rojo, en 2008. Y, aquí os dejo un enlace para que lo disfrutéis leído por su propio autor. ¡Hasta la semana que viene!

La guerra perdida

¿En qué momento las personas dejan de entender el absurdo de las guerras? Porque, no es raro que un niño pregunte por qué se producen las guerras, o quién decide que dos países entren en guerra, o por qué esas personas que deciden no luchan entre ellas y dejan al resto en paz. Son muchas las veces que he oído estas reflexiones en boca de algún niño… y, en qué momento se olvidan de ellas y se vuelven combativos, irreflexivos. No estoy preguntando el por qué de las guerras, estoy preguntando en qué momento de la vida de esa persona hay una inflexión en la que el dinero pesa más que la vidas…

Y aquí llega otro álbum para educar pero también para mantener la memoria, para no dejar de hacernos estas preguntas tan simples, tan inocentes pero, a la vez, tan sinceras. En “La guerra perdida”, un general, a lomos de su caballo, busca una guerra pero, cuando intenta reclutar hombres para dirigirlos, nadie entiende la idea y el general no consigue que nadie le siga. Sin embargo, no desiste en su búsqueda y, por el camino, se encuentra con un almirante a bordo de su barco con el que, rápidamente, iniciará una batalla. Un batalla en la que, finalmente, ambos serán vencedores… o perdedores, según cómo se mire…

Comotto, utiliza unos textos tan sencillos, tan obvios, que mueven a la vergüenza del adulto por la simplificación del tema. Vergüenza por tener que admitir que, en definitiva, el peor comportamiento que nos define como ser humano es que, de una manera caprichosa, egoista y, en todo momento, incromprensible, somos capaces de matarnos entre nosotros… A este texto lo acompañan unas ilustraciones también sencillas, pero con esa sencillez tan característica que las convierte en sello inconfundible de este autor tan comprometido.

Agustín Comotto, publicó “La guerra perdida” y lo hizo a través de Thule Ediciones en 2008.

Bueno, ¡hasta la semana que viene!

León de biblioteca

Para celebrar el Día Internacional de la Biblioteca del pasado miércoles, 24, hoy os traigo esta maravilla de álbum en el que un león aparece un día en una biblioteca y, al principio, no saben muy bien qué hacer con él porque, en el reglamento, no dice nada de leones en una biblioteca. Pero, poco a poco, se van acostumbrando a él quien, mientras espera la hora del cuento, va realizando tareas como quitar el polvo con la cola a los libros, o ayudar a los niños a que alcancen los libros de la estantería o a servirles como puf. Poco a poco va ganándose la confianza de todos los usuarios de la biblioteca hasta que, un día, ante una emergencia, se ve obligado a rugir muy fuerte dentro de las instalaciones y, sabedor de las normas que rigen las bibliotecas, abandona el lugar. Ante la tristeza de los niños y la bibliotecaria, el Sr. Mosquera, se verá obligado a buscarlo y convencerlo para que vuelva porque, “algunas veces hay una buena razón para quebrantar las reglas. Incluso en una biblioteca.”

Con unas bellas ilustraciones que acompañan en todo momento al texto “León de biblioteca” se convierte así en un imprescindible dentro del álbum ilustrado. Muy recomendable…

“Library Lion” lo escribió Michelle Knudsen e ilustró Kevin Hawkes en 2006. En 2007 lo tradujo al español ediciones Ekaré. En la biblioteca municipal de Bétera lo podréis encontrar. ¡Hasta la semana que viene!

El gran libro del cuerpo

De las mismas autoras de “Bienvenido a la familia“, que hace unos meses ya comenté por aquí, hoy os traigo, como os prometí, “El gran libro del cuerpo”. Y, es que me sorprende el enfoque que hacen estas mujeres de todos los temas que tratan. No enseñan el cuerpo humano desde el punto de vista de la anatomía (esto es un brazo con el húmero, el bíceps…), no, es más bien una descripción del cuerpo como instrumento, como sustento, arquitectura de nuestra persona.

Y, hablan, por supuesto, de las diferencias entre cuerpos, de las edades de ese cuerpo… Pero, lo más llamativo es la naturalidad con la que trata ciertos aspectos que, como siempre, ya es hora de que vayan cambiando. Más allá de los dibujos entre los que aparecen, por supuesto, todas las razas; niños en sillas de ruedas; una niña, sin brazos, dibujando con su boca; dos padres (padre y padre) sujetando a su bebé… más allá, como digo, de esto, hay dos temas que trata con tanta naturalidad que, casi, podrían pasar como desapercibidos y que, por lo menos a mí me llaman (y mucho) la atención.

Uno es cuando trata el sexo de los cuerpos, que no tiene por qué coincidir con los sentimientos. De una manera clara, respetuosa, natural, explican que no todo el mundo se siente cómodo con el cuerpo que le ha tocado, pero que no pasa nada… y ya está, no ahondan más en el tema, no le dan más importancia… porque no la tiene, simplemente, es un aspecto más de nuestro cuerpo… Y, de este modo normalizan una situación que aún está perseguida en nuestra sociedad de esa manera tan sucia y poco respetuosa… ellas abren el camino hacia la naturalidad.

El otro, es la muerte. La muerte de un ser querido que hace que tratemos su cuerpo con respeto aunque sepamos que, la persona, ya no está aquí… Algo cultural y que, como seres humanos, nos honra.

En fin, muy recomendable para abrir mentes (creo que ya dije esto en “Bienvenido a la familia”).

“El gran libro del cuerpo”, lo escribió Mary Hoffman y lo ilustró Ros Asquith en 2016. Ese mismo año lo tradujo al castellano la editorial Juventud y, si queréis, también lo podéis encontrar en catalán.

¡Hasta la semana que viene!

Felicio, Rey del rebaño

Una buena sátira de la realeza, del absurdo que hace que unas pocas personas en el mundo ostenten tanto poder, muchas veces utilizado de manera tan nefasta a lo largo de la historia. Algo tan aleatorio, como nacer hijo de tu padre rey, o que el viento te traiga una corona que queda atascada en tu cabeza, como es el caso de la oveja Felicio.

Y una vez coronado, vas organizando, dirigiendo, sin que nadie te haya elegido, tu reino de la manera que más te convenga a ti, que no a los demás. Pero, de la misma manera que el viento te coronó, puede soplar otra vez y arrancarte esa corona y quedarte como una oveja más. Y cuídate mucho de que el azar no haga que el viento la arrastre hasta la cabeza del lobo porque entonces, sí, oveja, tendrás problemas…

Lo dicho, una caricatura del absurdo de la monarquía con un título en francés más osado que la traducción en castellano, en una clara referencia al Rey Sol, Luis XIV, cuyo cuadro más emblemático, aparece dibujado en la primera página del álbum con la cabeza de una oveja, claro.

En fin, no me meteré en camisa de once varas haciendo equiparaciones con nuestro caso, aquí en España, no vaya a acarrearme problemas un blog de literatura infantil… aunque ya los haya tenido por otras entradas en el pasado…

“Louis 1er roi des moutons”, lo escribió e ilustró Oliver Tallec en 2014 y un año después lo tradujo al castellano Teresa Broseta para la editorial Algar.

¡Hasta la semana que viene!