El jardín subterráneo

El autor de este álbum nos cuenta en su contraportada que, cuando estudiaba arte en Nueva York, conoció a un conserje llamado Moss que limpiaba el túnel del tren. Cuando le invitó a su casa, pudo ver que la tenía llena de libros, dibujos y un piano con el que componía música en su tiempo libre. Asombrado por lo que vio y convencido de que, si Moss encontrase una boca de ventilación, plantaría un árbol, esta anécdota le sirvió como inspiración para escribir “El jardín subterráneo”.

Así que, sí, Moss es un limpiador de una estación de metro y, un día, se da cuenta junto a los pasajeros que esperan en el andén de que, desde el túnel, llega un soplo pestilente. A partir de entonces, cada noche, dedica parte de su jornada laboral a ir limpiando el túnel. Un día, descubre una boca de ventilación por la que se filtra un poco de luz de la calle, así que decide plantar un árbol creando así un jardín secreto subterráneo. Lo que no sabe (o sí) el señor Moss es que, al crecer, el árbol saca sus ramas hacia el exterior. La gente de la calle, asombrada por ese árbol que sale de la boca del metro, decide arrancar el asfalto que lo rodea y plantar, en lugar de él, más plantas y árboles que conformarán, a partir de entonces, un jardín urbano para todos los vecinos.

Hermoso mensaje el de este libro. Nunca debemos subestimar el poder de hacer bien un trabajo por poca importancia que parezca tener porque, desde él, podemos cambiar el mundo. ¡Me encanta! Es mi filosofía de vida…

“El jardín subterráneo”, lo escribió Cho Sunkyung en 2005 y lo publicó en castellano Thule Ediciones. En Bétera, lo podréis encontrar en la biblioteca municipal.

Os lo recomiendo, de verdad… ¡Hasta la semana que viene!

La ola

Comienza el periodo estival y me apetecía traeros este álbum mudo de la genial artista surcoreana, Suzy Lee. En “La ola”, una niña que pasea por la playa con su madre, comienza a jugar y a desafiar a las olas que rompen en la orilla bajo la atenta mirada de un grupo de gaviotas, las cuales son testigo del triunfo de aquellas. Aunque, seguramente, divertido y agradecido por el juego, al final, el mar, le regala a la niña un tesoro de conchas y estrellas que le enseña feliz a la madre que, rezagada, acaba de llegar.

¿Qué hay que decir de estas ilustraciones tan vivas que ni siquiera necesitan texto que las explique? Con tan solo dos colores, el del lápiz y el azul del vestido de la niña y el mar, Lee, nos transporta a esa playa donde, incluso, podremos escuchar el batir de las olas o el graznido de las gaviotas.

“La ola”, forma parte de “La trilogía del límite” junto a “Sombras” y “Espejo”. En ella, Lee, rompe con las normas estéticas y de maquetación y nos presenta dibujos que interrumpe, que recorta, de manera intencionada, en la zona central de la encuadernación. Esta maravilla de desafío, la publicó, en 2008, Barbara Fiore Editora.

¡Hasta la semana que viene y felices vacaciones a los niños!

Jaime y las bellotas

Pudiera ser un libro ecologista… o no… pero sí es un álbum que habla de la vida y de la intención que uno tenga a lo largo de ella…

Jaime planta una bellota. Germina, brota pero, algo pasa que no llega a convertirse en roble. Así que, Jaime, planta otra bellota, pero tampoco llega a ser un árbol. Jaime crece, se convierte en hombre y también en anciano y, algunas de las bellotas que a lo largo de su vida ha seguido plantando, se han convertido en enormes robles que, ahora, les protegen a él y a sus amigos con su sombra.

Un canto a la vida, y al respeto, y a la convivencia con las naturaleza en una relación simbiótica perfecta.

Así es, un precioso álbum que escribió Tim Bowley e ilustró Inés Vilpi en 2005. Ya en 2008 lo publicó, en castellano, la editorial Kalandraka. Y, bueno, hasta la semana que viene y, a plantar bellotas…

Los leones no comen pienso

Una muy divertida historia sobre Clementina quien, como sus padres no le dejan tener ni un perro ni un gato, decide llevar a casa, como mascota, un león. La niña se comporta con el animal como si de una mascota normal se tratara: lo saca a pasear, juega con él… pero, el león, se come a todas las personas que se encuentra por el camino. El final, del todo inesperado y original, es el responsable de explicar el título de este álbum.

Las ilustraciones son frescas y recuerdan, de algún modo, a las de Sempré o, incluso, a Quino, lo cual, para mí, siempre es un atractivo. Combinan, en una muy acertada estética, los dibujos en blanco y negro con unos personajes coloreados, de manera muy discreta, con tonos tierra.

El humor es absurdo y arriesgado (el león acaba comiéndose a la propia Clementina, pero no sufráis, que el final lo explica todo). En fin, me encanta descubrir álbumes con un humor inteligente como éste, os lo recomiendo.

“Les lions ne mangent pas de croquettes”, lo escribió André Bouchard en 2012. En el año 2014, lo publicó en castellano la editorial Edelvives y, aquí, en Bétera, lo podréis encontrar en su biblioteca.

¡Hasta la semana que viene!

El señor Tigre se vuelve salvaje

Me encantan los álbumes que rompen con las normas sociales y nos presentan un personaje políticamente incorrecto o incluso salvaje en contraposición de lo establecido, de lo esperado. Personajes que respetan pero, desgraciadamente, no son respetados al ser diferentes.

El señor Tigre es uno de esos. No se siente cómodo ante tanta formalidad, tanta educación, tanta pose, así que, como búsqueda de la comodidad o confortabilidad con uno mismo, empieza a hacer cosas inaceptables como, andar a cuatro patas, correr, rugir y, por fin, quitarse esa ridícula ropa que no le deja ser libre. Ante tal escándalo, sus vecinos, le invitan a abandonar la ciudad, idea que le parece magnífica al principio. Pero, pronto, la sensación de soledad le hace extrañar a sus amigos, sus lugares, su casa, por lo que decide volver. Y, una vez lo hace, observa con alegría que las cosas han empezado a cambiar y él ya no se siente mal siendo… él mismo…

Un mensaje demasiado optimista pero, bueno, ¡es un cuento!. Y por eso me encanta, porque da el mensaje de no abandones un lugar para poder ser tú mismo, simplemente, ¡selo! y, a lo mejor te das una sorpresa…

En fin, “Mr. Tiguer Goes Wild”, lo escribió Peter Brown en 2013 y lo tradujo un año después, la editorial Océano. También lo podréis encontrar en catalán traducido por la editorial Andana y en la biblioteca de Bétera. ¡Hasta la semana que viene!

Cuando las niñas vuelan alto

Es raro que hable de un autor del cual he escrito una entrada recientemente, pero es que hay gente que, desde su trabajo, contribuye de gran manera a que este mundo cambie. Y como yo soy de esas que piensan que, si quieres que el mundo mejore, tienes que intentar cambiarlo desde tu día a día, desde tu trabajo, haciendo que cada cosa que hagas tenga un sentido hacia esa mejoría, pensé que debía hacer una excepción.

Raquel Díaz Reguera pone su granito de arena en cada álbum que crea para alcanzar la igualdad entre el hombre y la mujer, para que las mujeres se valoren a sí mismas como se merecen. Esta mujer consigue que la nueva generación de mujeres y de hombres comiencen a crecer sin prejuicios y en la equidad.

Adriana, Jimena y Martina tienen grandes sueños sobre su futuro pero, la banda de don NOLOCONSEGUIRÁS, una banda de malos malísimos, emplea todo su tiempo en esconder entre la ropa y bolsas de las niñas, un montón de piedras para que no puedan volar y, así, que no logren alcanzar sus sueños. El señor SIQUIERESPUEDES, que es el que teje las alas para que las niñas puedan volar, será el encargado de acabar con este sinsentido.

Aunque muy obvio y directo, me parece perfecto para comenzar a cambiar el mundo desde la infancia que, como ya he dicho en otras ocasiones, creo que es la única manera de hacerlo.

“Cuando las niñas vuelan alto”, lo escribió e ilustró Raquel Díaz Reguera en 2017 y, ese mismo año, lo publicó la editorial Lumen. Además, también lo podéis encontrar traducido al catalán (Quan les nenes volen alt). ¡Hasta la semana que viene!

¿Bailamos?

Bueno, pues, es evidente que no es viernes pero es que ayer, a través de una red social, me llegó un mensaje de un ilustrador y escritor en el que me comentaba que para poder publicar su último álbum ilustrado había iniciado un proyecto a través de una microfinanciación. Me pedía si podía mencionarlo por aquí, en este espacio dedicado a la literatura infantil. Miré de qué se trataba, indagué un poco más acerca de la editorial y de él mismo y al final le contesté que sí, que lo haría.

Y es que, independientemente de si me gusta o no este álbum, lo que no cabe duda es que la iniciativa me parece buena. Ya es difícil hacerse un hueco en el mundo de las editoriales, más si eres un ilustrador (no hay más que ver el Muro de los Ilustradores en la Feria del libro infantil de Bolonia) así que, no podía negarme a algo así.

En “¿Bailamos?”, un grupo de niños baila por las calles y, muchos otros, van uniéndose a los primeros ante las críticas de las personas que los miran e intentan persuadirlos. Aún así, los niños no se detienen y van dando sus motivos para no dejar de bailar.

Una metáfora de la determinación que hay que tener en los proyectos o sueños de uno mismo. Aunque, está bien que haya utilizado el baile como pretexto, que bien nos vendría a algunos quitarnos vergüenzas e inhibiciones y comenzar a bailar…

En fin, pues aquí os dejo el enlace por si queréis participar en este proyecto y recibir en vuestra casa un ejemplar de “¿Bailamos?”, de Salvador Rojo, que la editorial El Perrito Rojo está tratando de publicar. ¡Hasta el viernes!

La pequeña oruga glotona

Llevo unas semanas dando de comer, como es costumbre en esta época del año y hay niños por casa, a unos gusanos de seda que, ahora, por fin, están haciendo el capullo. Semanas de buscar por el pueblo un árbol de morera (menos mal que abundan), no sea que nos quedemos sin esas preciadas hojas y se nos vayan a quedar con hambre.

Pero, he de reconocer, y mis hijos se asombran por ésto, que soy capaz de quedarme mirando cómo comen (no hacen otra cosa, ¡pobres!) durante un largo rato. Como si mirara el fuego, me quedo atontada observando cómo recortan con la boca la hoja que les acabo de dejar. Comer, engordar, metamorfosis, aparearse y… morir… ¡Vida!

En fin, ayer, mientras miraba cómo uno de ellos tejía su capullo y yo explicaba que de ahí saldría una mariposa, se me ocurrió traer este clásico que, estoy segura de que muchísimos de vosotros ya conoceréis pero, bueno, aquí está, como una entrada obligatoria.

El domingo, una oruga hambrienta, recién salida de su huevo, comienza a buscar comida. A lo largo de cada uno de los días de la semana va comiendo todo aquello que va encontrando hasta hacerse muy grande. Es entonces cuando se refugia en su capullo de donde, unas semanas más tarde, saldrá una hermosa mariposa . En el libro aparecen dibujos de frutas que se superponen, taladrados, con un agujero a modo de camino que va realizando la oruga a través de ellas. Esta presentación junto a las formas y colores tan características de Carle es lo que lo hace tan singular y atractivo. Además, resulta práctico para repasar los días de la semana, para contar y, como no, para explicar el proceso de la metamorfosis… muy didáctico…

Y, aunque el libro original es una delicia, después se creó un merchandising alrededor de esta oruga glotona que ya no resulta tan interesante. Al menos para mí porque, si vemos todo lo que se ha vendido a costa de esta larva de mariposa desde 1969, no creo que sea así para el resto del mundo y, en especial, para los niños.

Pero, en fin, el original sí merece la pena tenerlo en las estantería de casa y no cabe duda de que sigue siendo muy atractivo para los niños, sobre todo los más pequeños. “The very hungry canterpillar” lo escribió Eric Carle en 1969 y la editorial Kókinos lo publicó en castellano en 2002 (la cantidad de buenos álbumes que nos hemos perdido mi generación aquí en España) y también lo podréis encontrar en catalán. Como siempre, si tenéis opción de leerlo en la lengua original lo disfrutaréis más, seguro. ¡Hasta la semana que viene!

Yo voy conmigo

Y siguiendo con el tema de aceptación de uno mismo, hoy uno más pero, esta vez, para aprender a querernos y a no cambiar de manera tan gratuita por los demás. “Yo voy conmigo”: una niña enamorada y aconsejada por sus amigos, comienza a cambiar para que Martín se fije en ella. Cuando ya ha renunciado a su “yo”, se ha quitado hasta las alas y los pájaros de su cabeza le han abandonado, entonces, Martín le mira y le sonríe. Pero, ella misma ya no se reconoce, así que, poco a poco, se va reconstruyendo hasta conseguir que sus pájaros vuelvan.

No hay mucho que explicar: un buen libro con muy buenas ilustraciones para educar en el respeto por uno mismo, para aprender a querer a las personas por sí mismas, sin intentar cambiarlas… en fin, muy recomendable.

“Yo voy conmigo” lo escribió en 2015, Raquel Díaz Reguera, y ese mismo año lo publicó, también en catalán, Thule Ediciones.

Hasta la semana que viene.

Orejas de mariposa

Existen muchos álbumes ilustrados con una temática alrededor de la aceptación de uno mismo, de la lucha contra el menosprecio de los demás. Y, si bien son muy predecibles y obvios, no cabe duda de que más de una vez puden ayudarnos a explicar o quitar importancia a las burlas tan comunes a esas edades. Y, bueno, los hay con más o menos gracia u originalidad pero algunos son verdaderas joyas, como es el caso de “Orejas de mariposa”.

Mara es una niña de la que se burlan en el colegio gracias a sus grandes orejas. Cuando llega a casa triste, su madre, le explica que tiene orejas de mariposa, que “revolotean sobre la cabeza y pintan de colores las cosas feas”. A partir de entonces, cada vez que sus compañeros se meten con ella, la niña, lejos de enfadarse, da una graciosa explicación a cada una de las burlas, como que los zapatos que lleva no son viejos, que son zapatos viajeros; o que no es que le rujan las tripas, es que lleva una orquesta en la barriga… en fin, una manera de no dar importancia a las burlas como táctica para que te dejen en paz…

Y esto me lleva a pensar que, tal vez, deba o debiera haber algún álbum para trabajar la empatía, para educar a los que están al otro lado hostigando… pero, sin animalitos que se den cuenta de que su amigo oso se ha podido enfadar por su comportamiento… me gustaría algo más obvio, más real… del tipo: eso que acabas de decir o hacer ha tenido y tendrá estas consecuencias en este niño… No sé, estoy muy cansada y cada vez aguanto menos a las personas que como diversión tienen la burla o el maltrato hacia los demás. Y digo personas, en general, porque no es algo propio de la niñez. De hecho, muchas veces, los adultos funcionan como ejemplo para estos individuos en edad infantil (por no usar otra palabra más malsonante, que últimamente me dejo llevar…)

Pero, es verdad y hablo en serio cuando digo lo del álbum para trabajar la empatía, la sensibilidad… que muchas veces bien merece la pena acercarse a esos niños y averiguar el por qué de ese comportamiento… Otras no, todo hay que decirlo, que siempre hay gente que es así y… ya está, es así…

En fin, mientras espero encontrar este cuento, os dejo con “Orejas de mariposa” que escribió Luisa Aguilar e ilustró André Neves en 2007 y, un año más tarde, lo publicó la editorial Kalandraka. Lo encontraréis, también, en la biblioteca de mi pueblo, de Bétera. Hasta la semana que viene…