Felicio, Rey del rebaño

Una buena sátira de la realeza, del absurdo que hace que unas pocas personas en el mundo ostenten tanto poder, muchas veces utilizado de manera tan nefasta a lo largo de la historia. Algo tan aleatorio, como nacer hijo de tu padre rey, o que el viento te traiga una corona que queda atascada en tu cabeza, como es el caso de la oveja Felicio.

Y una vez coronado, vas organizando, dirigiendo, sin que nadie te haya elegido, tu reino de la manera que más te convenga a ti, que no a los demás. Pero, de la misma manera que el viento te coronó, puede soplar otra vez y arrancarte esa corona y quedarte como una oveja más. Y cuídate mucho de que el azar no haga que el viento la arrastre hasta la cabeza del lobo porque entonces, sí, oveja, tendrás problemas…

Lo dicho, una caricatura del absurdo de la monarquía con un título en francés más osado que la traducción en castellano, en una clara referencia al Rey Sol, Luis XIV, cuyo cuadro más emblemático, aparece dibujado en la primera página del álbum con la cabeza de una oveja, claro.

En fin, no me meteré en camisa de once varas haciendo equiparaciones con nuestro caso, aquí en España, no vaya a acarrearme problemas un blog de literatura infantil… aunque ya los haya tenido por otras entradas en el pasado…

“Louis 1er roi des moutons”, lo escribió e ilustró Oliver Tallec en 2014 y un año después lo tradujo al castellano Teresa Broseta para la editorial Algar.

¡Hasta la semana que viene!

Loba

Loba es madre adoptiva, es mujer, es rara y se siente rara. Vive sola para ocultar esa rareza que hace que sus cabellos se inflamen cuando se deja llevar por sus emociones. Piensa que está mal, intenta apagarlos, intenta encajar pero no lo consigue. Por eso sigue sola en el bosque, junto a sus cachorros zorros. Pero llega un día en que conoce al hombre lobo y su mundo cambia porque encuentra a quien le complementa, a quien no solo la acepta tal como es sino que le ayuda a ceptarse a sí misma, porque también él está aprendiendo a hacerlo.

No sé si es muy apropiado para los niños, no por nada, pero es que no estoy segura de que puedan entender plenamente el texto. La lástima de estos libros es que su formato hace que parezca que están dirigidos a los más pequeños pero solo los más mayores pueden entenderlo y, a estas edades, esta estética deja de ser atractiva para ellos. Y son muchas las veces que me encuentro este problema: verdaderas bellezas que pasan desapercibidas ante los ojos de quien podría disfrutarlas. Libremos de prejuicios a la lectura de álbumes ilustrados porque nunca se sabe qué puedes encontrar dentro. Así que, sí, “Loba” lo recomiendo a adolescentes que no se encuentran, a adultos que no encajan en esta sociedad y tienen el alma limpia y libre, porque así es su protagonista.

Sus ilustraciones se enredan con la naturaleza. La figura de la loba se camufla en el bosque entre sus ramas, sus hojas y sus colores otoñales. De nuevo las imágenes se vuelven imprescindibles para el texto.

“Louve” lo escribió e ilustró Fanny Ducassé (que, físicamente, es clavada a su personaje) en 2014. Un año después, lo publicó en castellano la editorial Los cuatro azules.

El lobo no vendrá

Hace ya tiempo que no hablo de algún libro para lo más pequeños que los pequeños. Y es que cuando vi este álbum me hizo gracia la manera que tenía de abordar los miedos nocturnos.

Un conejo le pregunta a su madre mientras se va metiendo en la cama si el lobo va a ir a su casa. La madre, sin negarle su existencia, le va narrando todas las dificultades que encontraría un lobo que vive en el bosque, con cazadores, para llegar a su casa, en la ciudad. Las ilustraciones, van mostrando, en una página el ceremonial del niño antes de irse a dormir. En la otra, aparece un lobo que, de una manera de lo más divertida, va intentando pasar desapercibido y salvar todos los obstáculos para llegar a la casa de la familia de los conejos. Una vez allí, llamará a la puerta y, para sorpresa de los padres, que ven pasar como un rayo a su hijo que va a abrir, el lobo entra en la casa con un regalo para el pequeño conejo, porque es su cumpleaños y llevaba todo el día esperando a su invitado…

¡Genial! es algo así como, ¿para qué enfrentarte?, hazte amigo de tus lobos y dejarán de darte miedo… lo dicho, original y divertido mensaje para luchar contra los miedos nocturnos. Hay más libros de este estilo que merecen la pena… ya os los iré trayendo por aquí.

De momento, aquí tenéis: “Le loup ne viendra pas”, lo escribió Myriam Ouyessad en 2017 y lo ilustró Ronan Badel, quien consigue hacer sus dibujos imprescindibles para un mayor disfrute del texto. Este mismo año, en 2018, lo ha traducido al castellano la editorial Luis Vives.

¡Hasta la semana que viene!

El pequeño Nicolás

Este verano lo hemos sacado de la estantería, lo hemos desempolvado y, durante el viaje, cada noche, leía en voz alta un capítulo. Se supone que lo hacía para mi hija, la pequeña, pero, al final, estábamos toda la familia escuchando el relato y riendo de tal manera que, muchas noches, se hacía difícil dejarlo en uno y seguía leyendo el siguiente capítulo.

Lo que más me llama la atención es ver cómo casi 60 años después de su primera publicación en Francia, sigue resultando tan fresco y divertido. Desde luego que hay muchos detalles propios de la época, como su sociedad machista, pero, por lo menos a mí, no me molestan en absoluto y puedo perfectamente obviarlos en pos de su lectura.

Nicolás, un niño de primaria, escribe un diario en el que nos cuenta sus vivencias en el colegio o en su casa. Cada capítulo aparenta ser un día en su diario, lo que hoy llamaríamos una entrada. Así que es un niño el que cuenta la historia en primera persona. Pero lo genial de esta obra, es que, Goscinny, el gran Goscinny, utiliza un vocabulario, unas expresiones propias de un niño de primaria. Repeticiones de palabras en un mismo párrafo, de expresiones cansinas a lo largo del capítulo, vocabulario propio de esa edad…

“-Mira, Nicolás- me dijo mamá -, tu amiguito Alcestes ha venido a hacerte una visita. ¿Verdad que es muy amable?

-¡Hola, Alcestes!- dije – ¡Es fenómeno que hayas venido!

Mamá empezó a decirme que no había que decir “fenómeno” todo el tiempo…”

Y todo esto aderezado con las ilustraciones del también genial Sempé… ¡fenómeno!

E imagino que, casi todos vosotros, lo conoceréis ya pero, si no es así, os recomiendo que lo compréis y lo leáis… en voz alta… y ya veréis…

Así que, “Le petit Nicolas“, lo escribió René Goscinny e ilustró Jean-Jacques Sempé y fue publicado en formato de libro (anteriormente se habían publicado muchos capítulos como historias sueltas en revistas) en 1960. Los años siguientes, fueron escribiendo hasta cuatro libros más que conformaron una colección. Ya en 1978 los tradujo al castellano Ediciones Alfaguara y, hoy, lo podréis encontrar en la editorial Santillana.

Bueno, pues, esto es todo, ¡hasta la semana que viene!

 

El rebaño

Cuenta una oveja de un rebaño (ya he dicho alguna vez que me chiflan esos álbumes en los que se antropomorfizan los animales), digo, cuenta una oveja cómo su rebaño es la encargada de saltar cada vez que Miguel no puede dormirse. Y es la oveja nº4, la negra, la que, en un momento dado, decide que ya está bien, que no quiere saltar más. La presión del resto del rebaño, como si de la presión social se tratara, no logra que Nº4 cambie de idea. Pero, el contenido de una carta que, en medio del pensamiento o duermevela de Miguel, le entrega a la oveja negra un cartero en bicicleta, hace que, finalmente, salte y el niño logre dormirse. Una carta escrita por el propio Miguel, a su oveja, de su rebaño, de su sueño…

Es magnífico leer desde el pensamiento o las memorias de una oveja en qué consiste el trabajo de los rebaños, de cómo se comportan como eso, como un rebaño de ovejas: una salta, el resto le siguen. Y como una se revela y dice ¡basta! y esto asombra, asusta al resto que reacciona en contra de la oveja negra… ¡genial!… ¡como en la vida misma!… en la humana vida…

Pues, “El rebaño”, lo escribió Margarita del Mazo y lo ilustró Guridi quien ayuda muchísimo a que el cuento resulte divertido, tierno y muy, muy fresco. Una combinación de texto e ilustraciones muy acertada y necesaria. Lo encontraréis publicado por la editorial La Fragatina , que lo hizo en 2014.

¡Hasta la semana que viene!

Los cinco horribles

Voy a ser sincera: ¿no os ha pasado nunca que habéis conocido a alguien de aspecto, si no desagradable, desde luego no bello pero, esa sensación ha ido cambiando a medida ibas conociéndolo? Incluso, me ha pasado a mí, que he llegado a verlo guapo y, cuando he recordado esa primera impresión, casi me ha hecho reír, por lo absurda, digo… pero la verdad es que, de hecho, me ha dado vergüenza haber sucumbido a los absurdos cánones de belleza para juzgar o, más bien, prejuzgar a una persona.

“Los cinco horribles” cometen el error de creérselo, de no ver en ellos nada más que su aspecto horrible. Claro que estamos hablando de un murciélago, una rata, un sapo, una araña y una hiena que se ríe de que el resto no sea capaz de ver más allá de su físico. Porque todos ellos saben hacer algo bien, todos tocan un instrumento o cantan, excepto el sapo, que sabe cocinar creps. Así que deciden abrir una crepería musical y, ante tanta belleza, los animales de alrededor, no podrán más que olvidarse del aspecto de esos animales y, todas la noches, se acercarán a escuchar a esta banda de cinco horribles. Y, bueno, a comerse unas creps…

“Die fürchterlichen Fünf”, lo escribió e ilustró en 1997 Wolf Erlbruch, ese magnífico autor que hizo que comenzara con este blog sobre literatura infantil. En 2001, lo publicó en castellano Editorial Juventud y también lo podéis encontrar en catalán.

¡Hasta la semana que viene!

 

Para hacer un pastel de manzana

Pablo Albo, tiene esos dos lados, uno lleno de humor absurdo que te puede hacer reír hasta llorar y otro que, muchas veces combina con el primero, lleno de ternura. Este libro que os traigo hoy estaría en el segundo grupo.

El relato de un niño contado en primera persona en el que nos describe los días que pasó cuando sus padres lo “abandonaron” al cuidado de su abuelo “para disfrutar (ellos) de unas pequeñas vacaciones”. Y, lo que, al principio no parece prometer nada (para el niño, se entiende), resulta ser toda una experiencia. Y, es que el abuelo le propone, la primera noche, hacer un pastel de manzana y, el niño, intenta poner cara de emoción…

Pero, claro, para hacer un pastel de manzana, necesitas muchos ingredientes que debes reunir, como la harina que, si no tienes, tendrás que moler con un molino movido por un viento, que tendrás que sacar de su letargo haciendo volar una cometa… por ejemplo…

Y, así, de esta forma tan tierna, nieto y abuelo van eligiendo, poco a poco, cada uno de los ingredientes para poder mezclarlos y cocinarlos al baño María en el mar durante las horas de sol.

Así que, claro, al final, no comen mucho pastel de manzana pero, el niño, comprende que “hacer un pastel de manzana solo servía para hacer un pastel de manzana. Suficiente.”

Genial historia que te deja con un muy buen sabor de boca y mejor estado de ánimo y que, en estos días de verano, os recomiendo que leáis y les leáis.

“Para hacer un pastel de manzana” lo escribió el sempiterno en este blog, Pablo Albo, lo ilustró Mariona Cabassa y, en 2009, lo publicó la editorial Edelvives.

¡Hasta la próxima semana!

Una vida cualquiera

Acaba de terminar JALEO ’18 (Jornadas de animación a la lectura, escritura y observación) y, bueno, como siempre, vosotros me leeréis unos días después de que yo escriba estas palabras. Han sido unos días de muchísima información que, ahora, debo dejar que sedimente e, imagino que, poco a poco, irá organizándose.

De todas formas, no pretendo hacer un análisis por aquí de lo que han supuesto para mí, no creo que sea el espacio adecuado. Sin embargo, hace unas semanas que os quería hablar de este libro y, como Jutta Bauer, que es quien lo ilustró, ha sido una de las ponentes y talleristas en estas jornadas, pensé que hoy (el día en que me leéis, no en el que escribo… sigo con la misma pelea espacio-temporal de hace unos meses) podría ser el día adecuado.

Pero es que, además, si ha habido algún mensaje que ha estado flotando a lo largo de todas la ponencias de JALEO ha sido más bien una pregunta: ¿debemos camuflar, esconder, los aspectos, el lado más feo de la vida a los niños? Y esta misma pregunta llevo yo años haciéndomela y, tal vez, por eso, es por lo que en mi casa hay libros infantiles muy diferentes, algunos hasta políticamente incorrectos…

Y, la alegría ha sido ver estos días que hay mucha más gente que opina que no, que no hay que ocultarla. Hay que explicarla porque está ahí, y ellos la ven, y preguntan, y quieren entender porque, si no, volverán a preguntar.

“Una vida cualquiera” nos muestra eso, una vida cualquiera, una vida que de manera natural, real, acaba en el caos, en la catástrofe, en la soledad, en la perdición… Un hombre normal, con una vida normal, con una familia normal, de pronto, y de manera paulatina va perdiéndolo todo. Comienza con la mujer, seguido del trabajo y, al final, la casa… y se convierte en un sin hogar.

Sin metáforas, sin eufemismos, con un texto largo para poder explicar clara y fácilmente al niño esta difícil situación, “Una vida cualquiera” se convierte en un texto, posiblemente, algo duro, algo directo para los niños pero, sinceramente, pienso que hay ciertos temas que hay que abordarlos así. No hay nada en todo el libro que pueda resultar hiriente o que no puedan entender, simplemente se presenta sin tapujos y, eso, es de agradecer…

Al final del libro, además, unas personas sin hogar, contestaron a unas preguntas planteadas por escolares pero que, seguramente, les hubiéramos hecho los adultos también.

Muy, muy recomendable, de verdad, para educar en la empatía y aprender a ver y entender este mundo, con sus cosas buenas pero, también, las malas, que las hay y es inútil esconderlas.

“Ein mittelschönes Leben”, lo escribió Kirsten Boie y, bueno, ya he encontrado a la autora que podría encargarse del libro ese que voy buscando sobre el hostigamiento en la infancia. Y ya puestos, por qué no, le encargaría a Jutta Bauer que lo ilustrara, que nos diera su visión con sus ilustraciones siempre independientes y libres de prejuicios… por soñar…

Esta maravilla que os he traido hoy, se publicó por primera vez en Alemania en 2011 y Lóguez Ediciones lo tradujo y publicó para España en 2013.

No os lo perdáis. ¡Hasta la semana que viene!

Pájaros en la cabeza

En la dedicatoria de este álbum pone: “A mis hijos Antoine y Violeta y a los adultos que aprenden de los niños”. Y sí, definitivamente, este libro está dedicado también a mí. Incluso, diría que, últimamente, ya solo aprendo de ellos, que, cuando menos, es más divertido…

En “Pájaros en la cabeza”, una niña comienza a hacer preguntas a su maestra que aparenta estar bastante cansada de esos sinsentidos tan propios de los niños… bueno, esta mujer parece estar cansada de la vida… y no sabe bien qué contestar cuando la niña le dice:

-Si lo que siento es muy grande, ¿puedo salirme de la línea?

Bonito, ¿eh?… da qué pensar…

En fin, y por eso, Sofía (así se llama la niña. ¡Genial!, ¿no?), antes de salir al patio, le regala uno de los pájaros que su maestra dice que tiene en la cabeza…

“Pájaros en la cabeza” lo escribió e ilustró Rocío Araya en 2016 y ese mismo año lo publicó la editorial Litera.

¡Ah!, y yo sí miro por la ventanilla del avión cuando viajo que, si no, siento que me pierdo algo. ¡Hasta la semana que viene!

71 Ovejas

Un relato absurdo (como tantos otros de Pablo Albo) en el que 71 ovejas deciden comenzar un partido de fútbol. Y solo comenzar, porque siempre surge algo que les impide continuar, como que se les encale el balón en un árbol, o intentar recuperarlo, o que llegue el lobo…

Me encantan estos relatos divertidos con animales que, en un momento, mientras no les mira el pastor, deciden hacer cosas propias de seres humanos. Sin más, se ponen de pie, eligen un árbitro (la oveja negra)  y se ponen a jugar al fútbol. En fin, si queréis pasar un buen rato, sin más, os lo recomiendo, os hará reír.

Así es, “71 Ovejas”, una risa de álbum de mano del genial Pablo Albo e ilustrado por, el también genial, Guridi y que fue publicado por la editorial Canica Books en 2016.

Vale, pues, hasta la semana que viene…