What happens next?

Es difícil, muy difícil, hablar de la muerte con los niños sin caer en lo tópico o lo ñoño. Me gusta cuando se les habla con claridad, con cercanía, con la sensibilidad suficiente como para comprender que son personas que han perdido a un ser querido y que como tal hay que tratarles. Y no siempre se hace bien esta difícil tarea. Por eso, cuando cae en mis manos algún álbum que, no solo sorprende sino que destaca por lo bien que lo aborda, no puedo más que hablar de él aquí.

Y, es que hace poco traía otro libro, “Ser o no ser… una manzana“, y a raíz de este, empecé a buscar más cosas de su autor y di con esta maravilla que me hizo llorar (aunque, no penséis que esto supone un mérito, que soy de lágrima fácil, como lo era mi padre). Un niño acaba de perder a su abuelo y, ordenando la que había sido su habitación, encuentra una libreta de notas en cuya cubierta el anciano había escrito: “¿Qué ocurrirá luego?”.

El niño abre la libreta y lee las anotaciones de su abuelo. Dudas acerca de en quién se convertiría o qué es lo que deseaba que ocurriera una vez muerto. Todas las ideas escritas por el anciano reconfortan y animan al niño hasta que, pensando, duda en que tal vez su abuelo escribió todo eso porque tenía miedo o se sentía triste porque iba a morir. Al pregunatrle al padre, este le dice que desconoce la razón pero que, en todo caso, es algo bueno para dejar a los demás cuando te mueres.

Así que el niño sale de casa dispuesto a comprar una libreta donde anotar todo aquello que le gustaría que le ocurriera después de haber muerto. Y, pensando en esa lista de deseos, el niño se da cuenta de que todavía hay una lista más larga e importante de cosas que desearía hacer mientras esté vivo. Pero, incluso esa lista, será incapaz de comenzarla porque antes se irá a jugar a aprender a volar…

Maravilloso libro para aprender a vivir y a sacarle jugo a la vida, que ya es corta y no podemos ir perdiendo el tiempo y las energías. Traducido del japonés, “What happens next?” lo escribió e ilustró Shinsuke Yoshitake en 2016 y, un año más tarde, lo publicó la editorial Thames & Hudson. Al español todavía no se ha traducido pero, cómo no, desde aquí insto a cualquier editorial para que apueste por esta joya, porque, lo dicho, no es fácil encontrar algo así… Y para que veáis que no exagero, aquí os dejo una lectura muy acertada de él. ¡Hasta la semana que viene!

¿Quién llama en la noche a la puerta de Iván?

No sé bien qué es lo que me atrajo de este álbum pero, ocurrió que lo conocí en la biblioteca municipal de mi pueblo y, después de leerlo la primera vez, no podíamos dejar de pedirlo en préstamo, hasta tal punto que decidí que, aunque solo fuera por su valor sentimental (para nosotros), era un libro que quería conseguir. El problema es que, por más que preguntaba por él en librerías, todos me decían que ya estaba descatalogado, por lo que tuve que comprarlo de segunda mano convirtiéndose en el cuento más caro de mi biblioteca… Pero, la verdad, e insisto, no sé por qué, la verdad es que no me arrepiento de nada.

Iván, un cazador, duerme en su cabaña y, en medio de la noche y de una tormenta, llaman a la puerta. Es una liebre que quiere entrar para resguardarse e Iván le deja entrar. Pasado un rato, vuelven a llamar y esta vez es un zorro. La liebre, temerosa le suplica al cazador que no le deje entrar pero, al final, el zorro, habiendo prometido que no intentará atacar a la liebre, logra entrar a calentarse. Poco después es un oso el que suplica y es el zorro quien tiene miedo de su depredador pero, al igual que a él, Iván le deja entrar. Pasan la noche junto al fuego, los tres animales y el cazador, durmiendo despreocupados, confiados pese a ser enemigos en la vida.

A la mañana siguiente, van despertándose uno a uno y con el día valoran de nuevo el peligro, así que, también uno a uno, huyen de la cabaña, incluido el oso, que es entonces cuando cae en que ha dormido en el hogar de un cazador.

Y, el hecho es que me gustan estos cuentos en los que ocurre algo mágico que hace que un grupo de animales, enemigos entre sí, a modo de metáfora, logren juntarse olvidando sus temores o sus odios. Es un momento, una noche, un lapso corto en el que conviene entenderse y sacar provecho de esa situación inusitada. Y todo es bien…

Con texto en verso e ilustraciones clásicas pero atractivas, “Es klopft bei Wanja in der Nacht”, lo escribió Tilde Michels y lo ilustró Reinhard Michl en 1985. En 1989 lo tradujo al español la editorial Juventud.

¡Hasta la semana que viene!

El pequeño jardinero

Un pequeño, pequeño jardinero que vive para su jardín: trabaja en él, se alimenta de él, vive en él… no es gran cosa, pero el jardinero lo ama y le da lo mejor de sí mismo. Pero el jardín es muy grande y él muy pequeño así que se siente desbordado e incapaz de llevar a cabo tan gran labor.

Y aquí deviene mi duda acerca del significado de este libro, porque, ya desesperado, pide ayuda en forma de deseo, en forma de plegaria y, aunque nadie lo oye de pequeño que es, sin embargo, la gente de tamaño normal que habita también en ese jardín, descubre sus posiblidades y se pone manos a la obra consiguiendo, sin tanto esfuerzo gracias a su tamaño, que el jardín se recupere, florezca y fructifique para asombro de esa pequeña criatura que piensa que un milagro ha acaecido en su jardín. Y, aunque en todas las reseñas se habla de perseverancia, amor al trabajo y de la capacidad de pedir ayuda en los momentos en que es necesario, yo no puedo dejar de ver cierta mística en esa ayuda de un ser superior que el pequeño ser no ve pero al que implora. Claro que el lector sabe en todo momento que el que le está ayudando es un igual pero con más capacidad. Alguien que ha visto el potencial de belleza en ese jardín y comienza a trabajar en él con esfuerzo y cariño alcanzando un trabajo en cooperación con el ser diminuto… No sé, alguien tendría que explicarle al pequeño jardinero qué está ocurriendo en su jardín…

En fin, sea como fuere, no cabe duda de que Hughes consigue, una vez más, una belleza inusitada en sus ilustraciones en las que, de nuevo, como ocurría en “Salvaje“, la naturaleza cubre las páginas, se enreda, se convierte en la protagonista y se hace difícil avanzar en su lectura sin antes escrutar cada rincón de cada dibujo…

“The Little Gardener”, lo escribió e ilustró Emily Hughes en 2015 y, ese mismo año, la editorial Impedimenta lo tradujo al castellano y al catalán.

¡Hasta la semana que viene!

La gran pregunta

El modo que tiene Erlbruch de simplificar la pregunta, de dulcificar y hacer tierna la duda que todo ser humano tenemos en algún momento de nuestra vida: ¿para qué estamos aquí?

Parece que un niño acaba hacerse por primera vez esa gran pregunta que, sin embargo, no aparece en todo el texto y, todos y todo lo que tiene a su alrededor, le dan su propia respuesta. Cada uno la razona en función del significado de su propia vida: el piloto le dice que está aquí para dar besos a las nubes, el hornero que para madrugar, el jardinero para aprender a esperar, la piedra para estar aquí… hasta llegar a la madre que le responde que está aquí para que ella pueda quererlo…

Dulce, tierno, sencillo… Wolf Erlbruch en estado puro. Con unas magníficas y características ilustraciones que apoyan a la perfección el texto. Ese dibujo de la muerte que le explica al niño que está aquí para amar la vida. Una muerte que volverá a aparecer en “El pato y la muerte” años después. Una muerte curiosa, dulce, amante de la vida… es mi personaje favorito de Erlbruch. En fin, muy recomendable, como siempre.

“La grande question”, lo escribió, como ya he dicho, Wolf Erlbruch y fue premiado en la Feria del Libro Infantil de Bolonia de 2004. Un año después se publicó y, aquí en España, corrió a cargo de la editorial Kókinos.

¡Hasta la semana que viene!